El debate por el costo de la energía en la capital nacional del citrus ha permitido que «salgan a la luz» datos que en el pasado no eran conocidos por la mayoría de los habitantes. Pero es probable que aún falte mucho por saber para que la transparencia sea total y todas las cartas estén echadas sobre la mesa.
Un reciente informe de la Municipalidad de Concordia, en el que la gestión de Enrique Cresto expresaba su deseo de “discutir con la Cooperativa Eléctrica los costos de alumbrado público”, fue acompañado por la publicación de unas planillas donde la empresa distribuidora de energía detallaba cuánto factura por mes al Estado municipal por diferentes conceptos (alumbrado público, obras sanitarias, oficinas, etc. ) y a su vez cuánto dinero transfiere a las arcas oficiales en función de lo recaudado por Tasa de Alumbrado Público y Contribución Única.
Aquel que se tomó el trabajo de observar las cifras es probable que se haya asombrado al notar que las «reparticiones municipales» gastaron en Noviembre de 2017 la friolera de 1.829.732 pesos y en Octubre de 2017 otro monto parecido: $ 1.927.127.- Lo que difícilmente el ciudadano común podría imaginar es que en ese ítem o concepto está incluida otra cosa, que pasa absolutamente desapercibida y hasta el momento ni siquiera ha sido mencionada por ninguna de las partes en conflicto: los medidores comunitarios.
Esos extraños medidores colgados de las alturas, que pagamos todos
Sólo los entendidos en el asunto -y los que miran al cielo- habrán notado que en varios barrios de Concordia, allá en las alturas, debajo de los transformadores, aparecen unas extrañas cajas negras.
¿Qué hacen allá arriba, en lugares tan inaccesibles? ¿Sin son medidores, qué consumos miden? ¿Quiénes pagan por ellos? ¿Qué tarifa se les aplica?
La explicación para que estén ubicados de tan extraña manera es una sola: ponerlos a resguardo de actos vandálicos.
Los consumos de al menos 13 de esos medidores «voladores» son abonados mes a mes por la Municipalidad de Concordia para abastecer con electricidad gratuita a un número no precisado de familias, como explicó en un gesto encomiable de transparencia, el contador Sebastián Loggio, Director de la Unidad de Proyectos Estratégicos (UPE).
«La tendencia era ‘te pongo la luz y no te exijo nada'»
«Actualmente existen 13 medidores que se llaman comunitarios o también ‘de obra’, que están en los barrios donde los vecinos no tienen conexión regular de energía eléctrica. El municipio coloca un medidor y el costo se carga a los consumos de los medidores municipales. Creo que en la planilla de la Cooperativa Eléctrica dice ‘Reparticiones municipales'» explicó Loggio.
– ¿O sea que en la planilla que se divulgó estos medidores de barrios están incluidos dentro de las «reparticiones oficiales», porque es el municipio el «cliente» que paga las facturas?
– Sí. Pero el dato en el que hay que hacer hincapié es que hay 13 medidores que vienen como una política histórica del municipio, que años atrás se hacía cargo, sin que hubiera mecanismos para ponerle coto a esto. Actualmente, la línea de trabajo se ha modificado porque la idea es que esto tienda a desaparecer. De esos trece, ya hay dos que están en vías de ser retirados. Son los de los barrios Agua Patito y Nueva Esperanza. La municipalidad está haciendo un trabajo social con los vecinos para que ellos hagan su propia conexión y se les da un plazo. Vencido ese plazo, el medidor comunitario se va a cortar.
Lo otro es que no se está permitiendo que haya nuevos asentamientos o usurpaciones. Si ocurren, se hace la denuncia, se pide a Fiscalía que retiren a los vecinos y el asentamiento no progrese, y aquellos que tengan denuncia por usurpación sean excluidos de los planes de vivienda.
La idea general es que no haya nuevos medidores de obra y que progresivamente se vayan quitando.
– ¿A cuánto asciende aproximadamente el consumo mensual de esos 13 medidores?
– Obviamente que varía según la etapa del año, pero en los meses más críticos ronda un millón y medio de pesos.
– ¿Qué tarifa se aplica a estos medidores comunitarios? ¿La residencial, la social u otra?
– La tarifa es de obra. Se contratan mayores potencias importantes por lo cual las escalas son más altas que la tarifa residencial.
– De ser así, ¿es probable que por esos medidores la comuna pague tarifa industrial?
– Claro. Pero lo que nosotros vemos es que por su condición socioeconómica, esos vecinos, al conectarse pasarían a tener tarifa social, con lo cual el costo que tendrían tampoco sería descabellado.
– Debe ser difícil convencerlos porque hoy por hoy no pagan nada, ni un centavo, reciben la energía absolutamente gratis.
– Claro. Es un trabajo que hay que hacer para revertir algo que es histórico. No es algo sencillo de lograr. Es un proceso que, probablemente, tras haberlo iniciado Enrique, lo deba continuar la próxima gestión. Lo importante es destacar la ruptura de una tendencia. La tendencia era ‘te pongo la luz y no te exijo nada’. Ahora en cambio hay un plazo para que hagan su propia conexión.
Es obvio que una persona que no paga no tiene incentivo para cuidar la luz.
– Ni siquiera sabe cuánto está consumiendo.
– Es más, cuando se toman decisiones para equipar el hogar y optar, por ejemplo, entre cocinar con gas y cocinar con electricidad, si la luz es gratis, uno compra un anafe eléctrico. Con los vecinos se trabaja hoy la cuestión de la responsabilidad social y ambiental que todos tenemos. Es un proceso.
Un invento concordiense: Si fueran sólo 13
Fuentes ligadas a la Cooperativa Eléctrica explicaron a ElEntreRíos que el fenómeno de los «medidores comunitarios» es auténticamente concordiense.
«Averigua. Te aseguro que en ninguna otra ciudad de la provincia hay medidores comunitarios o de obra que le den gratis la electricidad a las familias» dijo, off the record, uno de los empleados consultados. Y enseguida disparó otra frase provocadora: «Trece son los municipales, pero te aseguro que hay no menos de 50 más que paga la provincia».
– Es de suponer que el dinero para pagar el consumo de los medidores comunitarios sale de las partidas que la municipalidad cobra a los usuarios por Tasa de Alumbrado Público y Contribución Única.
– La tarifa que se aplica para facturar el consumo de estos medidores comunitarios es «de obra», industrial. Ello significa que el costo casi triplica la «tarifa social» que correspondería aplicar a esos hogares que hoy reciben la energía gratuita, en caso de que tuvieran su propio medidor.
– Las familias que reciben la energía gratis a través de estos medidores comunitarios no tienen incentivo alguno para ahorrar en sus consumos. Es más, ni siquiera saben cuánta electricidad usan.
– En el resto de la provincia no habría medidores comunitarios.
– La gestión de Enrique Cresto lleva a cabo un trabajo social con los vecinos para que hagan su propia conexión y se les da un plazo. Un vez cumplido, el medidor comunitario es quitado. El objetivo es que a futuro todos sean retirados. Fuente: El Entre Ríos