Una productora rompió sus propios prejuicios sobre el campo “por ser mujer” y ahora lidera su empresa familiar

Jesica Gigli, con 35 años, disipó sus miedos de los estereotipos de la actividad y a fuerza de trabajo y conocimiento se hizo “su lugar”.

Cuando empezó a estudiar para recibirse de ingeniera agrónoma en la Universidad Nacional de Rosario, a Jesica Gigli se le cruzaron varios pensamientos sobre cómo iba a ser su futuro laboral, pero fundamentalmente, tenía miedo de que el sector que tanto le apasiona no la aceptara “por ser mujer”.

Sin embargo, este temor que le producía ingresar a la actividad agropecuaria rápidamente se disiparon al pisar los lotes y a tratar con la gente que integra la comunidad del campo.

Hoy, con tan solo 35 años, es la segunda generación y está al frente de su empresa familiar desde hace 9 años dándole su impronta a las 700 hectáreas agrícolas y 250 hectáreas ganaderas que trabaja en la zona de Villa Cañas y San Gregorio, en el sur santafesino. Hace dos semanas nació su tercera hija (cuando hizo la entrevista con Clarín Rural estaba a una semana del parto) y ya por estos días está otra vez al frente de la pyme. Porque como define ella: “en el campo no se puede parar”.

Según relató, empezó la carrera pensando que no le iba a ser fácil introducirse en el sector productivo por ser mujer, porque explicó que para ella había muchos estereotipos pero al final, reconoció que fue más simple de lo que se imaginaba.

“Decirle a un contratista lo que tiene que hacer, es muy difícil. Hay que romper el hielo y después es increíble el trato que se genera. Mucho más sencillo de lo que uno imaginaba. Por ahí algunos rubros es más complicado, como el de camiones. Pero una vez que rompés la barrera, es más simple”, indicó Jesica haciendo referencia a su experiencia.

“Si les gusta el agro y están interesadas, no hay que pensar en la parte negativa. Siempre y cuántos se gane el respeto del sector, después es más sencillo y más te respetan”, aconsejó a aquellas jóvenes que tienen una opinión sesgada sobre el campo. “Hay menos estereotipos que antes. Cambió en este sentido, hay muchas más mujeres metidas en el agro”, insistió.

Según recordó, tuvo varias situaciones en que la gente con las que trabajaba no confiaban en ella por ser recién recibida y por ser mujer. “Pero bueno, para eso uno estudió y anda en la calle aprendiendo”, exclamó.

Jesica 2

Jesica se fue ganando el respeto de sus colegas y trabajadores del agro a fuerza de trabajo. Ni bien se recibió de ingeniera agrónoma, se volvió a su pueblo pero no empezó en la empresa que desarrolló su papá hace casi 30 años cuando compró los primeros campos, sino que se fue a trabajar a una empresa agropecuaria de la zona. Allí estuvo tres años haciendo experiencia para luego meterse de lleno en su emprendimiento.

“Mi papá empezó pero no es productor, está en otro rubro. En 1992, muchos vendieron sus campos y se fueron a las ciudades. Él se asoció con un productor y vio la oportunidad de comprar campos. Los primeros los adquirió en Córdoba por cuestiones de valores. Luego, pudo adquirirlos en la región”, haciendo referencia a su ciudad natal Villa Cañas..

Sin embargo, cuando Jesica comenzó a dar los primeros pasos en la empresa familiar, se encontró con varios puntos a modificar. “No había organización en la empresa”, mencionó como lo primero y más importante para que una empresa sea exitosa, tanto en lo administrativo como productivo.

“Hoy hay mucha más burocracia en el agro por lo que hay que sentarse a hacer los papeles”, dijo. “El orden de la información cambió mucho una vez ingresé, te ayuda a ser eficiente en el control de la empresa. El orden es todo”, acotó.

Por lo que ya teniendo “este orden administrativo” que buscaba, hizo que empezaran a eficientizar su manejo agronómico generando en el lote aumentos en los rindes de trigo, maíz y soja, los cultivos con los que rota los campos.

Precisamente, mencionó que uno de los cambios fue la rotación de los cultivos y la mejora de la fertilización que hizo cambiar las productividades.

Así, pasó de producir en promedio 10.000 kilos a 13.000 kilos de maíz temprano, de 3.00 kilos a 5.000 kilos en trigo. Mientras que en soja no tuvo significativos cambios en rendimientos pero remarcó que la se estabilizaron por encima de los 4.000 kilos.

“La zona productiva es buena pero hay dos situaciones contrastantes. En una región es medanosa donde los suelos son de inferior calidad. Ahí hacemos manejo defensivo”, sostuvo y agregó que el objetivo a futuro es hacer agricultura por ambiente porque pueden dividir en lomas y media lomas, pero explicó que necesita de un trabajo ajustado entre los contratistas que le siembran y los que le cosechan.

“Estar tan intervenido es lo único que nos frena. Siempre se apuesta a mayor tecnología, pero al estar intervenido no se puede”, hizo mención sobre los obstáculos que deben atravesar los productores por parte de la actividad política.

En este sentido, el objetivo para Jesica es seguir ordenando la empresa y hacer más gestión porque según ella, todavía le falta ordenarse aún más y así poder dejarle a las generaciones futuras una compañía eficiente.

En cuanto al negocio ganadero, informó que trabajan con 160 vacas de cría y que en su momento tuvieron un feedlot pero lo dieron de baja. La ganadería la destinan a suelos bajos salinos. “Siempre pensamos en crecer en la actividad pero los márgenes nunca dan. Y cuando hago una inversión, repercute siempre negativamente”, reflexionó agregando que en su momento tenía un feedlot pero lo cerró.

Párrafo aparte hizo sobre la mención al Crea Ascensión, que también la forjó como profesional. “Es importantísimo estar en contacto con otros colegas porque es una forma de mantenerme actualizada constantemente, no estás solo contra los problemas. Hay muchos asesores excelentes que te ayudan. Es una capacitación constante”, cerró.