Ocurrió en una zona rural de Entre Ríos, donde las constantes lluvias deterioraron los caminos. Siempre con una sonrisa, la enfermera viajó en un carro tirado por caballos para atender a la paciente.

La vocación y el compromiso con una profesión, más cuando lo que está en juego la salud, no sabe de tiempos, condiciones climáticas ni otras circunstancias muchas veces adversas.

Y así lo dejó expuesto la enfermera Antonela Cavallo quien días pasados tuvo que concurrir a una zona rural a atender a una paciente no vidente, la cual se encuentra postrada.

Ante las dificultades para llegar a la casa, la hija de la mujer buscó a joven en un carro tirado por caballos y así recorrieron llegaron desde el centro de salud hasta la vivienda donde Antonela pudo cumplir con su cometido: Asistir a la mujer que la necesitaba.

En el camino, la conductora del carro le va contando a la profesional quien vive en cada casa por la que van pasando, al tiempo que le señala que tiene en su domicilio hasta «una chiva que se sube al techo».
«Esto ocurrió el martes en la zona rural de Crucesitas Séptima, en el departamento Nogoyá. Los caminos no dan para los autos. Queda demostrado que la salud es lo primero», dijo un allegado a la joven. Elonce.com