Agrupaciones tradicionalistas y payadores manifestaron su apoyo a la actividad. Niegan que exista maltrato animal en los festivales. Fuertes cuestionamientos al proyecto que busca modificar la Ley 14346 sobre maltrato animal.
Fabián Miró
Casi toda ciudad, pueblo o aldea cuenta con una agrupación tradicionalista, más o menos formal, que en cada fiesta patria o celebración concurre con sus mejores prendas gauchas, montados en caballos de diferentes razas y pelajes.
La postal se repite en cada rincón de la Argentina profunda. En el departamento Gualeguaychú desfilan con la montura clásica, diferente a la de otros puntos del país, como en Salta, donde los gauchos desfilan con guardamontes.
Gente de todas las edades y distintas clases sociales se unen para profesar su amor por lo nuestro.
Para poder montar un ejemplar equipo primero hay que domarlo. Y, entre las maneras de hacerlo, se puede distinguir la doma racional, que cada vez se utiliza más, y la convencional.
Según detallan los tradicionalistas, los animales pasan la mayor parte del tiempo sueltos, en un gran potrero, comiendo buen pasto, con agua, atención veterinaria de control y un poco de vareo para estar bien físicamente. “Pero nunca se los monta ni se los ensilla ni se los trabaja, salvo en los festivales de jineteada que, acorde a la categoría, lo máximo que puede estar un jinete en el lomo del animal es de 15 segundos y algunos minutos en el palenque, previo a que suene la campana”, defendieron.
Los animales que forman parte de una tropilla no terminan en el “tacho”, como se dice de aquellos ejemplares que tienen como destino un frigorífico equino. “Si se suspenden las jinetadas, sí finalizarían sus días en una planta de faena y no libre en un campo muriendo de viejo”, señaló un tradicionalista de la ciudad.
“Al intentar prohibir las jineteadas se atenta contra la tradición, hay muchas cosas alrededor, todo el folclore de la fiesta, otro tipo de destrezas que no son jineteadas y el festejo de la tradición del gaucho, como la prueba de riendas y destreza criolla entre otras”, indicó otro paisano.
“La jineteada genera trabajo en forma directa a animadores, payadores, sonidistas, jinetes, tropilleros, apadrinadores, veterinarios, transportistas y todos los que forman parte de un festival criollo. Así también a los artesanos que venden artículos relacionados a los festivales, que además se realizan a beneficio de escuelas rurales, cooperadoras e instituciones benéficos, destacándose en el departamento el festival de jineteadas que, año a año, se realiza en el Centro Cívico el Potrero. Lo recaudado se destina a las escuelas de la zona, también conocida como Costa Uruguay Norte”, agregó.
Las familias
Los festivales de jinetada se caracterizan por la presencia de la familia, en su mayoría proveniente de zonas rurales, aunque también hay gente de la ciudad.
En algunos festivales, como en el de Cuchilla Redonda, la jineteada es acompañada por números musicales, que tienen como protagonistas a conjuntos locales que interpretan música chamamecera, chamarritas e inclusive música alemana.
Nicolás Azorín tiene 16 años y es payador. En diálogo con ElDía, dijo que son muchos “los que defendemos la tradición, muchos pibes de mi edad que no queremos perder nuestras costumbres, las que hicieron grande a nuestro país”. En esta misma línea, Juan Otero Ibicuy, quien trabaja a caballo con la hacienda y es uno de los protagonistas de las jineteadas, también defendió las prácticas tradicionalistas.
Su pasión le ha costado “algún que otro golpe, pero forma parte de un deporte nacional”, dijo sobre la jineteada. Además, aseguró que “no se maltrata al animal, sino todo lo contrario, recibe cuidados que en otras actividades por ahí no tiene”.
Por su parte, Roxana Chareum, tradicionalista de Urdinarrain, aclaró: “no se puede confundir la jineteada con la doma”. Y explicó: “la jineteada es tradición que nos legaron nuestros ancestros, es algo que nos corre por la sangre que no nos van a sacar”.
Un poco de historia
La jineteada gaucha es un deporte ecuestre característico y tradicional de Argentina, Paraguay, Uruguay y sur de Brasil (Río Grande del Sur), que integra la cultura folclórica con estirpe de gaucho de estos países, en particular la cultura gauchesca. Es también tradicional en la zona sur y austral de Chile.
El deporte consiste en que el jinete debe sostenerse por entre 6 y 15 segundos sobre un potro (bagual o pingo). La vestimenta del jinete se encuentra reglamentada para mantener las tradiciones gauchas. Existen normas estrictas para las espuelas, riendas y el rebenque o guacha.
Entre los torneos de jineteada gaucha se destaca el Festival Nacional e Internacional de la Doma y Folklore de Jesús María, que se realiza anualmente en enero en Córdoba. También la denominada Semana Criolla de la Rural del Prado, que tiene lugar todos los años coincidiendo con la fecha de Semana Santa en Montevideo, Uruguay. En el caso de Entre Ríos, el festival de doma y folclore de Diamante es de los más populares.
El proyecto
La Ley 14346 sobre maltrato animal fue sancionada en nuestro país en 1954. Ahora, se busca modificarla e incorporar nuevos puntos. Este proyecto se debatió durante meses en distintas comisiones y plenarios del Congreso de la Nación, hasta que finalmente obtuvo dictamen en Diputados.
El texto no busca prohibir la jineteada en sí misma, pero sí subir las penas o multas si sucede algún accidente en los festivales.
El punto que inquieta a los tradicionalistas es el artículo 5º del nuevo proyecto de ley, que dispone penas de 1 a 5 años de cárcel, más una multa, a quienes sometan a animales a malos tratos, jornadas de esfuerzo excesivas, tareas inapropiadas o empleo en trabajos cuando no se hallen en estado físico adecuado, y esto provoque “una debilitación permanente en su salud, de un sentido, de un órgano, de un miembro, una dificultad física o deformación permanente en su cuerpo”.