El exgobernador de Entre Ríos, que debió resignar su lugar como de embajador en Israel al ser condenado a 8 años de prisión por corrupción en su provincia, fue captado entre el público por TN. No hizo declaraciones, ni tampoco habló del tema en sus redes sociales.
La gente ya se iba, lentamente los militantes kirchneristas comenzaban a desconcentrarse luego que en breve discurso la vicepresidenta Cristina Kirchner agradeciera el apoyo recibido y los instará a “irse a sus casas a descansar”, cuando este sábado las cámaras de TodoNoticias captaron entre el público a un rostro conocido: el exgobernador entrerriano Serhgio Urribarri había estado también en Recoleta. Lejos del escenario y los flashes, Urribarri apareció hablando por teléfono, se lo notó distendido y en cierto momento hasta se rió con ganas cuando su imagen estaba al aire, pero su presencia generó eco en redes, porque los problemas judiciales que atraviesa Cristina Kirchner, lo encuentran a él en una situación todavía peor fue condenado en abril a 8 años de prrisión por diversos hechos de corrupción a entre 2010 a 2015, y como consecuencia de ese fallo judicial también fue inhabilitado de por vida para ejercer cargos públicos.
Urribarri apeló esa dura sentencia, por supuesto, pero por ese fallo se vio forzado a presentar su renuncia al cargo que ocupaba como embajador argentino en Israel. Ese tema de la actividad diplomática en ese país también terminó con polémica, porque aunque había renunciado casi un mes antes, Urribarri apareció 45 días más tarde encabezando los actos por el 25 de Mayo en esa embajada, lo que motivó que la oposición exigiera explicaciones al Gobierno y recién entonces el decreto con su remoción apareciera en el Boletín Oficial.
A principios de este mes, Urribarri había tuiteado trazando cierto parangón entre sus problemas judiciales y los que atraviesa la vicepresidenta Cristina Kirchner, señalando que “la operatoria que mostró el fiscal Luciani es calcada a la que soportamos en Entre Ríos”. En esa ocasión agregó que “fiscales que piden condenas luego de reconocer que no tienen pruebas, acusaciones sostenidas en relatos mediáticos, adverbios grandilocuentes que ocultan la orfandad de fundamentos”: Fuente: Perfil.
