Silos de sorgo, también fueron pasados a cuchillo

Fue anoche en cercanías de Moisés Ville. La bolsa tajeada por manos anónimas al amparo de la noche contenía sorgo para alimento de una recría de animales de tambo.

“El daño ya está hecho”, afirma Sergio Volpato, productor tambero que alquila un lote de 150 hectáreas a 2 km al este de Moisés Ville, y a unos mil meros de la ruta 69 S. Se trata de un establecimiento dedicado a la recría de vaquillonas por una sociedad familiar, que las prepara para un tambo en la zona rural de Raquel.

Mayormente son silos de sorgo destinados a alimentar esos animales, uno de los cuales fue cortado a cuchillo, justo cuando lo estaban empezando a utilizar. “Lo abrimos hace una semana, de los 50 metros de la bolsa sólo habían comido dos los animales”, explica con amargura.

Daño por tres 

Según Volpato hay un empleado que va todos los días desde Moises Ville, pero es un campo sin casa. Y que esta mañana, cuando llegaba a prestar servicio, lo descubrió.

Consultado sobre el costo material del atentado, explicó que invirtieron unos $ 330 mil pesos de costo. “Pero la idea es tener un resultado mayor al gasto, y si lo traducimos en el aumento de peso de los animales (que sería entre 500 a 700 gramos por día, en varios meses de alimentación), sería el triple el monto perdido traducido a los kilos que dejamos de ganar”.

Para los Volpato y sus animales, ahora el problema es qué van a comer. “Ahora no sabemos cómo alimentar los animales. El silo necesita estar en anaerobiosis. Al cortarlo le entra oxígeno y se pudre rápidamente. Una alternativa era reembutirlo para que deje de fermentar, y eso tendría un costo de $ 100 mil extra. La otra es tratar que los animales se concentren todos ahí, sin ningún otro tipo de dieta y que lo consuman en los próximos 30 a 40 días, con una pérdida de calidad no tan grande, que con suerte sería del 30 %”.

Por último, confirmó que acaban de realizar la denuncia, pero que no tienen pistas. “No tenemos ninguna pista porque no tenemos enemigos; somos de Sunchales, damos trabajo de forma directa a varias personas, además de la gente que trabaja en la Cooperativa tambera de la localidad comprando insumos, servicios, fertilizantes, etc. Lejos de tener enemigos, tenemos mucha gente conocida”.

Y cierra con una amarga reflexión: “Es muy sencillo, antes tuvimos robos (de boyeros o hacienda carneada), pero más allá de lo difícil, era alguien que le daría algún rédito. Lo que hicieron anoche no saca ningún rédito a nadie, solo rompieron y se fueron. Tomarse un trabajo para nada, en medio de la noche, del frío, tiene alguna connotación política o mandada por alguien para hacer daño. El daño ya está hecho, es irreparable”. Fuente: Campo Litoral.