Se viene una dura puja entre los productores y el nuevo gobierno

El futuro gobierno dejó trascender que habría incentivos fiscales para vender soja antes de determinada fecha.

Todos los mercados –trigo, soja y maíz– mantienen una tendencia sostenida y con gran expectativa sobre el plan económico que implementara el próximo gobierno nacional, a partir del 10 de diciembre.

Es probable que las medidas por implementar y la presentación del plan económico no se conozcan en forma inmediata a la asunción del próximo presidente. Sin embargo, la coyuntura actual de los mercados jugaría en contra de cualquier demora en conocer al menos las primeras medidas y las más importantes que puedan afectar de forma directa o indirecta al sector agropecuario. Queda un mes hasta el momento de la asunción del futuro mandatario nacional y otro tanto hasta que se conozcan las medidas.

En términos de los tiempos del mercado es una eternidad y la tendencia actual de los precios puede cambiar drásticamente para cualquier dirección, tanto alcista como bajista. Pues a la incertidumbre interna hay que adicionar los cambios que se pueden producir en el orden internacional.

Grano por vender

Un tema no menor es el volumen de soja que todavía tienen los productores en sus manos. De acuerdo con el volumen de producción que se considere, hoy los productores tienen entre 16 y 19 millones de toneladas de soja sin vender. Si tomamos un precio FOB de 360 dólares por tonelada el ingreso de divisas potencial si los productores decidieran vender oscila entre 5.750 millones y 6.840 millones de dólares. Por una cuestión cultural, en momentos de incertidumbre política y económica como el actual, el productor siempre ha tomado como estrategia no vender ningún grano, ya que asume que tener granos equivale a tener dólares. Sucede que hoy, con el cepo al dólar, el productor no tiene ningún incentivo para vender, ni tampoco tiene necesidad. El cambio de paradigma a partir de ahora, y esto es algo que será muy difícil de aceptar y entender por parte de los productores, es que tener grano ya no significa más tener dólares; hoy tener granos significa tener pesos. A no confundir, los productos agrícolas exportables siguen cotizando en dólares por tonelada y los pagos que reciben al vender continúan siendo en pesos al tipo de cambio dólar Banco Nación.

Lo que sucede hoy es que el cepo cambiario limita la compra hasta 200 dólares mensuales; en la práctica, se convierte en una prohibición e imposibilidad de acceder a los dólares, considerando los volúmenes de granos y dólares que se mueven en la actividad agrícola.

La realidad indica que el Gobierno necesita los dólares, y el productor no tiene interés ni apuro por vender su producción.

Ante esta situación, el futuro gobierno ha dejado trascender que habrá incentivos fiscales impositivos para aquellos productores que opten por vender la soja antes de determinada fecha; se habla de la posibilidad de efectuar deducciones del Impuesto a las Ganancias. Los que no vendan antes de esa fecha determinada serán penalizados con algún otro mecanismo, como por ejemplo un aumento en las retenciones.

Contra esta potencial amenaza, el productor asume que habrá un fuerte ajuste en el valor del dólar; este factor juega en contra que decida vender su soja disponible.

De acuerdo con la historia y a la cultura de los productores, no los veo vendiendo la soja en forma masiva para obtener un beneficio impositivo que no saben a ciencia cierta cómo, cuándo y dónde lo van a recibir. En este sentido se estima que habría una dura puja entre el gobierno y los productores.