Santiago Vázquez Salvi es un joven de 23 años de San Salvador que dejó su trabajo para salir a explorar la Argentina en una moto. Así fue que recorrió 15.518 km y visitó 19 provincias, viviendo experiencias únicas, propias de aquellos que están en el momento indicado para disfrutar de lo que nos ofrece la vida.
Me recibí de Técnico en Mecatrónica y trabajaba en Rosario. Renuncié en diciembre, a principio de enero volví a San Salvador y entré a trabajar en un molino. Yo siempre tuve moto pero me había comprado esta para ir al molino donde trabajé menos de una semana y renuncié. Ahí armé la moto y en tres semanas armé el viaje. Me voy, dije, y salí con lo que tenía y me di cuenta que tenía mucho para viajar, expresó Santiago a LA SEMANA.
Para hacerlo hay que animarse y el miedo está en los primeros 1.000 kms. luego cuando te sacas el miedo de andar solo es para bien, apuntó
“La idea era viajar. No de hacerlo en moto al principio, pero al final lo que tenía era la moto y lo planifiqué en dos o tres semanas. La idea principal era ir al Glaciar Perito Moreno, pero después se cambió a Ushuaia para volver a Entre Ríos. Luego volví a cambiar el recorrido para llegar hasta La Quiaca”, comentó Santiago a LA SEMANA. Todo lo hizo con una Honda Titanic 150 que la compró con 8.000 kms. y la acomodé bien para viajar, solo en algunas subidas en Salta le costaba en primera y tenía que bajarme y caminar al lado porque no subía.
“Salí de Sansa y fui hasta Rosario. Yo viví en Rosario y fue como un destino más. Entonces de allí sí arrancó el viaje porque no conocía nada más al sur, a excepción de Mar del Plata. Después llegué hasta Punta Alta en 800 km en un día. Luego hasta Las Grutas, 300 km hasta Puerto Madryn y hasta Caleta Olivia, donde me recibió Santiago”, relató.
“Así fui conociendo gente en la ruta y en especial en las estaciones de servicio y me di cuenta que cuando andás solo la gente te pregunta hacia dónde vas, qué andas haciendo. Me llegaron a decir si no tenía familia y amigos”, admitió. Seguí de Caleta Olivia a Río Gallegos otros 800 km y por el Covid algunos pueblos estaban cerrados y solo te dejaban cargar nafta. Y de allí hasta Ushuaia”, agregó.
Por lo general paraba en un camping en el centro del país. En el sur ya no por el viento, y paraba en un hotel o gente que me hospedaba, como si te conocieran de toda la vida y con toda la confianza, destacó Santiago.
Después siguió su recorrido de regreso hasta Río Gallegos, El Calafate donde tomé la ruta 40 hasta La Quiaca, pasando por el Bolsón, el Chaiten, Bariloche, San Martín y Junín de los Andes, San Juan, La Rioja, todo el norte, donde transité unos 1200 km de ripio que fue complicado porque además debí pasar unos 30 a 40 ríos en la moto. En el norte se pone complicado porque son caminos donde no anda nadie, reconoció, si bien tenés la Autopista 9 por Córdoba, Santiago del Estero, Salta, Jujuy y La Quiaca es asfaltada. Pero fui por la ruta 40 por todo el ripio en Jujuy y Salta. Después sí bajé desde La Quiaca por la ruta 9 hasta Humahuaca, Purmamarca, San Salvador de Jujuy, Salta. Después tomé para Chaco donde paré en Sáenz Peña. Luego a Posadas, Misiones, en las Cataratas, para volver a bajar a la zona de El Soberbio, a Santo Tomé, donde me recibieron otros motoqueros, y hasta San Salvador”, relató.
LA ATENCION Y EL AFECTO DE LAS PERSONAS ES UNICO
Consultado por otras cosas que le llamaron la atención destacó: “Me lo habían dicho gente que tiene años viajando, que los paisajes son hermosos, pero la atención y el afecto de las personas es único. Me han regalado botas, pantalones, auriculares, guantes, almohadas. Después algo iba regalando porque si no no tenía donde traerlos. De la gente no te olvidas más. En cuanto a los paisajes lo mejor es Ushuaia, también la Península de Valdez, el Calafate. Las rutas que están desoladas tienen unos paisajes increíbles”, remarcó.
“También me llamó la atención que en el mismo país, Argentina, en el sur vivan de una forma y que en el norte sigan con las casas de barro, con esa cultura que pasando por la ruta ves que en las casas los abuelos están haciendo artesanías, ponchos, curando cueros. En el sur es diferente, por ejemplo el queso vale $ 1.500 el kilo y en el norte $ 250. El asado vale $ 1.800 en el sur y el norte $ 700. La nafta vale $ 60 y $ 100. Diferencias que se dan en un mismo país y te llaman la atención”, expresó Santiago.
En el lugar que más tiempo estuve fue en Puerto Madryn en la península, donde pasé tres días, dijo. Después me quedaba un día. En Ushuaia me quedé cinco días, en Bariloche tres días a la vuelta, en Mendoza dos y después en todos lados un día más o menos. Si no trataba de hacer 200 km en el día y me quedaba toda la tarde para recorrer la zona, si bien hay lugares donde no hay mucho para ver.
Entre las anécdotas que le dejó el viaje, expresó: “En Jujuy con 25 a 30 grados veníamos con otro chico que me acompañó en moto, nos paró Gendarmería para decirnos que no podíamos pasar porque en la ruta había mucho granizo de la noche anterior. Esperamos sin pedirnos papeles. Después hicimos 10/15 km y todo era nieve con la ruta congelada. Estaba resbaloso, pero con la huella de los camiones pudimos pasar”.
“También cuando estaba en el Parque Nacional Los Alerces en una calle donde no tenía escapatoria porque había una barranca y para el otro lado bosque y se me apareció un toro que me corrió. Lo tuve que enfrentar o volver. En esa zona hay muchos animales sueltos, caballos, ovejas en el medio de la ruta, o los guanacos. Después el viento no esperaba que fuera tan bravo. Un día estaba a 100/120 km por hora, pero no podías andar. Lo normal es 40/50 km y en la moto se hacía complicado”, comentó.
En muchos lugares paraba un ratito para comer algo, conversar con la gente y descansar un ratito. Aparte cuando uno hace este viaje no tiene apuro. Quería hacer el viaje y renuncie a todo y fueron 49 días y ya me quería volver porque estaba mi familia y había sido padrino y quería llegar, dijo, anticipando que dentro de poco seguramente habrá otra experiencia. Tal vez Perú, Ruta de la Muerte, Bolivia, màs adelante.
LAS COMPLICACIONES DEL VIAJE
De complicaciones dijo que no tuvo muchas, salvo un compañero que me acompañó en Laura Lapay, subiendo 4.800 metros de alturas, donde está el tren de las nubes entre Cachi y San Antonio de los Cobres, donde un señor con su hijo se cayeron y se quebró el tobillo.
“A mi se me cayó dos veces la moto. Una vez en Ushuaia y otra en la Quiaca, pero no fue nada importante. Después pinchaduras que son propias de un viaje”. La altura se siente, contestó ante una pregunta. Yo había estado en el Cristo en Mendoza que habían sido 4.100 metros y no me pasó nada. Cuando subí en Salta y Jujuy durante 6 días a 4.000 metros de altura, al segundo día te empezaba a doler la cabeza o te faltaba el aire. Cargaba los bolsos y me agitaba, caminaba y lo mismo. Solo había que mascar coca y seguir adelante.
Valoró el apoyo de la gente y la idea era conocer. Cuando estaba en Ushuaia publiqué un estado en facebook y mucha gente me escribió, gente que no conozco, y me ayudó mucho a pasarme data de hospedaje, de estaciones de servicio de los caminos. Y mucha gente de Sansa que me decía que tenía un hermano o un primo si necesitaba algo que pase nomás.
Siempre viaje con el google maps para llegar a todos lados. Y para cargar el celular tenía en la moto. Ahora voy a cambiar la moto por una más grande para el próximo viaje, terminó diciendo.