El Departamento de Agricultura de Estados Unidos estima 165 mil toneladas menos que las que calculaba en enero, antes del impacto del coronavirus. Es el país donde más achicó su expectativa.
“Estamos ante una pandemia en la que todos pierden”, resumió este lunes el mercado ganadero de Rosario (Rosgan) el impacto que está teniendo la crisis del coronavirus en el comercio mundial de las carnes.
Lo hizo a partir de un análisis del informe trimestral de oferta y demanda mundial de carnes elaborado por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (Usda).
El problema es que, dentro de ese panorama negativo, Argentina es el país donde más impactará la retracción económica global generada por el Covid-19, que afecta la demanda de proteínas.
Estimaciones
En enero pasado, el Usda había proyectado un comercio mundial de carnes de 11.601 millones de toneladas. Ahora redujo la estimación un ocho por ciento, a 10.665 millones, una cifra que incluso queda por debajo de los 10.878 millones de 2019.
Sobre ese total, el Mercosur –Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay- aportan el 36 por ciento y la previsión del Usda es que el comercio exterior del bloque sea de 3.935 millones de toneladas, ocho por ciento inferior a lo que preveía a principios de año.
Dentro de este grupo, “Argentina revela el mayor recorte (-20 por ciento), pasando de una proyección de 840 mil toneladas a 675 mil actuales”, subrayó el Rosgan.
Por detrás, el grupo conformado por Australia, Canadá y Nueva Zelanda, que contribuyen con el 25 por ciento del comercio global, ven reducidas sus proyecciones en un 4,5 por ciento.
Australia es el país más complicado, producto de que los incendios y sequía provocaron una fuerte caída de los stocks. Año contra año, se espera que sus exportaciones caigan 19 por ciento, a 1,4 millones de toneladas.
Por último, el Usda ajustó 11 por ciento las exportaciones proyectadas para Estados Unidos (13 por ciento del comercio mundial con 1,43 millones de toneladas) y 4,5 por ciento las de la Unión Europea (tres por ciento, 320 mil toneladas).
A la deriva
De todos modos, el Rosgan aclaró que todas estas previsiones probablemente puedan ser revisadas debido a lo difícil que es hacer proyecciones en el marco de una pandemia que nadie sabe cuándo acabará ni qué secuelas dejará en las economías y en las relaciones sociales a nivel mundial.
“Es una situación pocas veces vista en la que se reciente la demanda pero también se reciente la oferta, al menos de manera transitoria. Las cadenas de suministro no solo de productos sino también de insumos para la producción también se ven afectadas y esto también repercute en el nivel de producción futura”, mencionó el Rosgan.
De todos modos, la clave está en lo que tarde la demanda en recuperarse, algo que no solo depende del poder adquisitivo de las diferentes poblaciones.
“Se trata de hábitos de consumo que deben recomponerse pero también de conductas sociales y cambios culturales que posiblemente terminen instalándose, superada la crisis”, indicó el Rosgan.
En ese sentido, ejemplificó que la carne argentina tiene como uno de sus principales mercados a los restaurantes europeos y asiáticos, que son los que probablemente más tiempo tarden en recuperar la actividad.
De todos modos, una esperanza para Argentina es el caso de China, donde el pico de la crisis al parecer ya ha sido superado, y lentamente parecería comenzar a recuperar el nivel de actividad y su demanda.
“En este sentido, Argentina, tanto como Brasil y Uruguay, dada la fuerte penetración que han logrado establecer en este mercado, podrán beneficiarse de esta reactivación. Ello dependerá de cuán eficientes seamos en controlar la situación interna, preservando la actividad económica y asegurando la fluidez de la oferta”, concluyó el Rosgan.