“¿QUIENES  SON  LOS  GORILAS?”

Más allá de los orígenes del término, diremos que la expresión “Gorila” fue usada desde los años 50 no para identificar a tan noble familia de simios, sino para descalificar al crítico del peronismo definiéndolo como enemigo de lo popular, del pueblo,  hoy el término volvió con muchísima fuerza al discurso público impulsado por un gobierno que agrede y denigra a quienes lo cuestionan.

El término gorila es usado hoy por los peronistas (o decir por los kirchneristas) para calificar a los opositores al gobierno peronista (o kirchnerista).

Es muy triste observar de qué modo se naturalizó el término “gorila” en la discusión política argentina. Para quienes usan este término desde el adoctrinamiento político, el gorila debe ser un exiliado en su propia tierra, un apátrida sin derecho a pertenecer a la gran familia argentina, un ser que quiere destruir las “clases populares”, nada más errado y confuso!.

Es la dicotomía barata y cómoda del que usa la ofensa y descalificación para consolidarse en el poder y estigmatizar a cualquiera que se le opone, sin escuchar sus argumentos. ¡¡Es un gorila!!, por lo tanto nada de lo haga, proponga o pueda decir puede tener valor, es un recurso muy usado por quienes solo han leído la revista “Olé” o “Pronto” en su existencia en el planeta tierra y en gran medida, quienes de no ser por la política no tienen otro medio de vida.

Los “gorilas” son quienes piensan distinto al proyecto nacional y popular, y según esta concepción errada, “a los gorilas” le resultaría indiferente el dolor de los más pobres o, peor aún se creerían que tienen ese único destino – no salir de la pobreza – parecería que no se reconoce su derecho a sentarse a gobernar la Argentina, cuando en realidad hay algunos movimientos que solo necesitan pobreza y su profundización, rechazando la educación como pilar del crecimiento genuino.-

Por ello, los términos “compañero”, “correligionario” o “camarada”, no son conceptos políticos, menos aún ideológicos, sino simplemente confieren un sentido de pertenencia sectario que discriminan a los que no pertenecen a la hermandad. Gorila no es aquel de tal o cual pensamiento político o ideología, gorila es el que no está de acuerdo “conmigo”, con el gobierno que defiendo, con el gobierno kirchnerista o peronista.

El drama para con el gorila, es que éste no cree que haya que hundir la libertad o aniquilar la propiedad privada para realizar la tan vanagloriada justicia social, es el mismo que cree y piensa que si otros países pudieron ampliar derechos políticos y sociales sin herir de muerte las instituciones de la democracia, aquí también es posible hacerlo, y da por deducido que no hay que reverenciar ni agradecer estoicamente a nadie por las conquistas sociales, como sucede en todo el mundo serio, globalizado y con políticas sustentables, que no está inundado de bustos, monumentos, cánticos, y glorias casi religiosas a líderes “inmaculados” a los que hay que ponerse su nombre hasta en las cunetas.

El ciudadano al que es etiquetado como “gorila” no considera que Evita, Kirchner, Perón, la Doctora y el peronismo sean impolutos, y se siente en el derecho de estudiar, analizar y controvertir  esa etapa de nuestra historia institucional como cualquier otra de la historia sin que nadie deba considerarlo un sacrilegio.  Se atreve con valentía a revisar desmitificando creencias para conocer los hechos de la historia.

Con la llegada del Kirchnerismo la virulencia contra quien o quienes reciben el “mote” de “gorila” fue en ascenso. Hubo y hay una cultura oficial inquisidora, al que piensa distinto, al gorila, sólo le está permitido callar.

La muestras de cinismo abundan, el pueblo movilizado con la billetera del Estado es “la patria” y el pueblo que se moviliza con recursos propios es el “Gorilaje”, se considera gorila al votante porteño porque en la ciudad no gana el FPV cuestionando la legitimidad de las urnas que tanto pregonan y llegan a la indecencia y barbarie de avalar las prácticas más añosas y deleznables de la política, “los compra votos” sólo porque garantiza el triunfo del oficialismo.

Es preocupante como naturalizamos todo, la corrupción, la usurpación, la mentira, la denigración, la acusación falsa,  todo es lo mismo cuando hay un relato.-

En vez de dejar bien clarito las más elementales expresiones populares, “el que las hace las paga”, “lo tuyo es tuyo”, son cuestiones resueltas desde que rige a la humanidad, desde antes de bajar de los árboles, pero siempre están los que se dedican a confundir todo, elucubrando falacias.

En Inglaterra se dice hace siglos que “el frío y el viento pueden entrar en cualquier casa, pero el rey no: para que lo haga, debe ordenarlo un juez”. En Argentina, es al revés, si Grabois te usurpa en nombre de “Proyecto Artigas” abra la tranquera nomás! , si el juez te investiga o te condena forma parte del “Lawfare” y delincuentes como Milagro Amalia Ángela Sala o Amado Rubén Boudou o Ricardo Jaime son “presos políticos” y no “políticos presos” como son en realidad.

Lo que les duele en el alma a los usuarios de estos términos como “gorilas”, es que no tienen el privilegio de poder opinar sin pedir permiso a ningún patrón político,  a expresar ideas sin que algún jefe controle o “comisario” que venda opinión, poder pensar libremente es “caro” en Argentina hay que tener un temple especial para tolerar las bravuconadas de quienes “viven” de la política y deben cuidar el puesto, el cargo y para opinar necesitan la autorización o venia del padrino político o dador de su único seguro “el abrigo del cargo público”.

No puede correrse riesgo por decir lo que uno piensa y convertirse en el blanco móvil de ataques a su honorabilidad y al trabajo arrastrando junto con su tranquilidad, el derecho del pueblo a expresarse e informarse.

Los gorilas son quienes piensan que las instituciones de una república no son marionetas que se mueven conforme las necesidades de defender la libertad propia y las de una banda que vive de la política y a costillas del que labura.-

Por eso antes de calificar de “gorila” a alguien por sus opiniones o  publicaciones, sin un sentido sustancial referido a la opinión expresada; lea, estudie, pregunte, fórmese, respete y así debatamos contenido e ideas, ¿sino quien resulta ser el simio?.

Por Maximiliano VINACUR