El aumento de la demanda, combinada con un faltante de la temporada, llevó el valor a un pico. ¿Qué pasa?
Con la pandemia del COVID-19 se establecieron nuevos hábitos y parámetros de consumo. De esto, hay muy pocas dudas. Y hay alimentos que, por su condición de insustituibles en la mesa, en diferentes momentos del año registran picos de precio.
En este apartado de “insustituible” están, por ejemplo, el limón, el ajo o los morrones y, esta condición, entre otras causas, parece haber incrementado significativamente el precio del pimiento rojo con valores que superan los $300 por kilo.
Mariano Winograd, reconocido consultor del mercado frutihortícola , asiduo visitante del Mercado Central, el mayor mercado concentrador de frutas y verduras del país, y también dueño de una verdulería en la Ciudad de Buenos Aires, comentó a Infocampo que “el registro de algunas heladas en las zonas que ahora están entregando el producto -el norte del país y Corrientes, que es una producción menos tecnificada- afectaron la última parte de la producción del cultivo, ocasionando ciertos faltantes de mercadería. Esto, en combinación con el aumento de la demanda porque la gente cocina más en su casa, elevó los valores”, relata, sobre lo que está sucediendo, a lo que agrega que este el “tema del momento” dentro del sector.
Asimismo anticipa que, pronto, este alto precio tenderá a bajar ya que la gente no acostumbra a convalidar valores tan altos.
Además sostiene que hay otras hortalizas que vienen aumentando su valor, como el zapallito, la chaucha y el tomate. En estos casos, son productos más “sustituibles”, a diferencia de lo que pasa con el morrón rojo.
Por otra parte, admite que, cuando el pimiento toma estos precios, también hay faltante de verde porque el productor opta por esperar el cambio de pigmentación de la hortaliza en el campo para poder venderla a un mejor precio