Ya hay 100 productores que la utilizan en los periurbanos de Santa Fe y Rosario. Ventajas y claves para entender su funcionamiento.
Investigadores y científicos vienen pregonando en la necesidad de mutar hacia esquemas más amigables con el medio ambiente y el contexto social. En este marco, surgió hace unos años la agroecología, un paradigma que aunque novedoso no implica ni más ni menos que volver a las prácticas que dieron origen a la agricultura, cuando la producción se basaba fundamentalmente en los recursos disponibles en el entorno. En la provincia de Santa Fe ya hay 100 productores que adoptaron esta premisa como método de trabajo.
La sede de Gobierno de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) fue escenario esta semana de una jornada que tuvo por objetivo difundir la agroecología entre pequeños y medianos productores, en el marco del programa de Producción Sustentable que coordina el Ministerio de Producción del gobierno santafesino. Allí disertaron Pablo Tittonell y Walter Pengue, quienes expusieron las principales ventajas y claves de este sistema, cuyo origen se remonta a las investigaciones del chileno Miguel Altieri en el año 1997.
“Tenemos que volver a encontrar aquello que nos aporta la naturaleza y traerlo a través de las tecnologías que hoy disponemos, para que nuestras producciones también se benefician con estas interacciones tecnológicas”, disparó Tittonell, quien sintetizó las ventajas de la agroecología en tres ítems:la generación de alimentos más saludables, menores costos de producción y mayor inclusión social.
Con vasta experiencia en Europa, Tittonell coordina el Programa Nacional de Recursos Naturales, Gestión Ambiental y Ecorregiones del INTA, desde donde trabajan alternativas frente a una coyuntura que afirman afecta a la salud, la alimentación y el medio ambiente. Llegó a Rosario en el marco de un convenio con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (más conocida como FAO).
“Hay que repensar el modelo de producción hacia uno más inclusivo que esté apoyado por políticas públicas que permitan la diversidad, es decir, que diferentes modelos funcionen. En el último tiempo hubo un esquema dominante que traccionó a todo el mundo, incluso a pequeños y medianos productores que asumieron que debían adoptarlo por ser moderno y eficiente, pero que en realidad los termina condenando”, aseveró.
Uno de los conceptos claves trabajado a lo largo de la disertación fue el de latransición agroecológica, que es el proceso necesario para virar de un modelo a otro. Gradual, este camino supone cuatro niveles:
- Aumentar la eficiencia en el uso de agroquímicos.
- Sustituir prácticas intensivas por otras más ecológicas.
- Rediseñar el agroecosistema de forma tal que funcione en base a un nuevo conjunto de procesos ecológicos.
- Cambiar la mentalidad que determina las decisiones de producción y consumo
Concretar esta transición puede suponer una inversión importante, no solo desde lo financiero sino también en cuanto al reaprendizaje de ciertas habilidades que se perdieron con el paso del tiempo. Influirá también el tipo de producción que se realiza: “Con la soja en muchos campos directamente se sacaron los alambrados, y una de las formas de la agroecología es volver a la producción mixta. Si la infraestructura se perdió, hay que volver a invertir. En el caso de la horticultura puede darse en un año, es más fácil”, señaló Pengue, que ostenta un doctorado en Agroecología, Sociología y Desarrollo Rural de la Universidad de Córdoba (España).
Experiencia piloto
Para hacer frente a ese desembolso, el gobierno santafesino tiene a disposición unprograma de créditos que cubren la compra de insumos y servicios tecnológicos. Desde que fue implementado en junio de 2017, el mismo ya fue adoptado por unos 100 productores, fundamentalmente radicados en los cordones de los dos grandes centros urbanos, Rosario y Santa Fe.
Mauro Casella, secretario de Desarrollo Territorial provincial, indicó que una de las metas de su repartición es escalar esa cifra, incluso penetrando en campos de grandes dimensiones. “Hemos establecido que la transición agroecológica sea uno de los cinco puntos de promoción que hagamos en el territorio a la hora de hablar de agricultura y ganadería. Al ponerlo como política de Estado entendemos que se puede escalar, porque los pilotos así lo demuestran”, afirmó.
El funcionario reconoció que no se trata de una tarea fácil, puesto que hay un acostumbramiento a manejar laproducción agropecuaria “a distancia”, y que la agroecología supone un mayor esfuerzo, al tener que desplegar una serie de acciones que el modelo actual eliminó hace rato. Sin embargo, no pierde las esperanzas: “Es cuestión de empezar a mostrar que es posible”, finalizó.