Por Aldo Puig. Borlaug dedicó su vida a combatir el hambre en el mundo a través del mejoramiento genético del cultivo de trigo. Recibió el premio Nobel de la Paz por salvar del flagelo del hambre a más de mil millones de personas con sus descubrimientos agronómicos.
Desarrolló una labor trascendente, creando híbridos de trigo de alta productividad, resistentes a las enfermedades y desarrollando nuevas técnicas en el manejo del cultivo, especialmente, fertilización y riego. Los resultados impactaron en el abastecimiento mundial de alimentos.
La introducción de germoplasma mejicano en los trigos argentinos, confirió alto potencial de rendimiento y resistencia al vuelco, constituyendo un hito en el mejoramiento triguero del país.
Cabe recordar que el Dr. Norman E. Borlaug nació y se crió en el seno de una familia campesina del estado de lowa (EE.UU.).
Se doctoró en la Universidad de Minnessota, iniciando su carrera profesional en Ciencias Forestales. Al poco tiempo fue contratado por la Fundación Rockefeller para realizar, en México trabajos de investigación en mejoramiento de trigo.
En el país azteca desarrolló una labor trascendente, creando híbridos de trigo de alta productividad, resistentes a las enfermedades y desarrollando nuevas técnicas en el manejo del cultivo, especialmente, fertilización y riego.
Sus trabajos se realizaron en el Centro Internacional para el Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), desde donde fueron difundidos principalmente en países en desarrollo, con especial éxito en la India y Pakistán, aumentando significativamente la producción y dando origen a la «revolución verde», por la cual recibió en 1970 el Premio Nobel de la Paz.
Borlaug y el INTA
A principios de la década del 60, los rendimientos de trigo en nuestro país eran reducidos y no se observaban avances en la productividad, debido principalmente al parentesco entre las variedades en difusión.
Asesorados por el Dr. Borlaug, se organizó en 1962 el Programa Cooperativo de Mejoramiento de Trigo del INTA, con la participación de estaciones experimentales ubicadas en diferentes áreas ecológicas. Se decidió la introducción de germoplasma genéticamente divergente de origen mexicano, para ser cruzado con nuestras variedades de buena adaptación y calidad, realizándose selecciones alternadas.
Esta nueva metodología dio sus frutos en 1971, con el lanzamiento de la primera variedad de elevado potencial de rendimiento denominada Marcos Juárez INTA, originada en un cruzamiento de la variedad argentina Klein Rendidor con la mexicana Sonora 64. Esta variedad alcanzó una difusión del 60 % en el área pampeana norte, manteniéndose en cultivo durante más de una década.
Este hecho constituyó un hito en el mejoramiento de trigo, convirtiéndo al INTA en pionero de esta nueva etapa, que liberó hasta la actualidad infinidad de variedades.
Borlaug en Paraná, Entre Ríos
El Premio Nobel de la Paz visitaba anualmente el INTA de Paraná y participó en el mejoramiento de los trigos logrados en esta Unidad.
La cita de Borlaug con Paraná se hacía realidad todos los años a mediados de noviembre. Comenzaba aquí su recorrida seleccionando nuevos materiales de trigo y luego de pasar por Pergamino, Marcos Juárez terminaba en el sur bonaerense trabajando en Balcarce y Tres Arroyos.
“Llegaba a Paraná y lo primero que hacía era salir al campo. No importaba sol, calor, ni mosquitos. Bajaba del vehículo que lo traía al campo y rápidamente se introducía en los lotes de trigo. Se alejaba caminando entre el trigal acariciando cada espiga que tomaba entre sus manos. Nos decía riendo, “hay que conversar con los trigos y estos nos dan mayor producción”. Así lo recordó Victorino Ramos, técnico especialista en trigo y mano derecha del Ing. Agr. Alberto Chabrillón.
Así pensaba, sentía y actuaba Borlaug
“Todos los seres humanos debieran tener un pedazo de pan para sus estómagos, una escuelita para enviar a sus hijos, un techo sobre sus cabezas, una camisa para ponerse sobre los hombros, un médico y medicinas”.
–Conviene producir granos en forma intensiva en las mejores tierras y hay que dejar las de menos calidad para los animales silvestres, los parques, los bosques y el paseo; Eso es lo mejor para la productividad y lo mejor para el ambiente.
-Para incrementar la productividad hay que encontrar variedades de alto potencial de rendimiento, resistentes a enfermedades y restaurar la fertilidad del suelo. Es el único camino.
-La biotecnologfa deberla utilizarse para fines agronómicos y para incrementar el sentido común en la gente.
Comentarios
Considerado el padre de la Revolución Verde, Borlaug recibió en 1970 el Premio Nobel de La Paz, »Por la aplicación de sus investigaciones en los países subdesarrollados».
Nació el 25 de marzo de 1914 y falleció el 12 de septiembre de 2009 a los 95 años.
Fuente: Campo y Economía.