Padre Néstor Toler, » En Colón hubo reparto de drogas en el día de las elecciones”

Cuando habla del drama de las adicciones, Néstor Toler no lo hace en abstracto. Se nota que, a medida que habla, en su mente hay rostros concretos, personas con nombre y apellido a quienes el párroco de la Iglesia Santos Justo y Pastor de Colón vienen acompañando en su lucha contra los efectos devastadores de las drogas.
«Ayer charlaba con un chico que tiene 16 años. Empezó a los 11 con las drogas y me daban ganas de llorar porque cuando vino a charlar conmigo. Tenía los dos ojos negros y le habían pegado una paliza. Es un chiquito de la catequesis. Yo lo quiero como vos a tus hijos», cuenta con voz quebrada.
Toler admite que la lucha es «desigual» y no titubea a la hora de denunciar que en el mismísimo día de las elecciones del 9 de junio un sector político repartió drogas entre los jóvenes. «A ese grado hemos llegado, destruir la vida del otro por un voto», dispara, sin ocultar su indignación.

– ¿Por qué la sal?
– Porque la clave de las adicciones, si tuviéramos que ir a lo profundo, es la falta de sentido de la vida. La sal marca la diferencia de una comida con otra. El sabor está ahí. Me parece que hoy lo que más necesitamos es cuidar ese sentido profundo de la existencia, en lo personal, en lo comunitario, en las instituciones.
– Además de la parroquia, ¿quiénes más participan de la organización?

– Vienen hermanos evangélicos, instituciones no gubernamentales. Ayer estuvimos hablando con movimientos sociales que se acercaron. Todo esto nos hace ser muy cuidadosos, porque es una marcha plural, es del pueblo. Vienen también muchas escuelas, alumnos. No nos preocupa la cantidad sino lo que significa para nuestra ciudad.

Ambiente adictivo

La marcha de este miércoles a las 20, que coincide con el «Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas», no es la primera. «Creo que ya es el sexto año o tal vez más» cuenta Toler.

A la hora de describir la realidad, el sacerdote combina la denuncia con el anuncio.

«Fue un gran signo para nuestra diócesis al cumplir 50 años el centro creado en Juan XXIII y la Pastoral de Adicciones. Todo eso ha sido como escuchar el clamor de Dios en el pueblo y ser una respuesta al Dios que nos llama», resaltó.

– ¿Hay chicos de Colón recuperándose en Juan XXIII?
– Sí, gracias a Dios. Tenemos una conexión permanente. Actualmente hay dos chicos. Uno ya está terminando pero estamos viendo si pueden seguir prestando servicios, porque vemos que volver acá, donde la familia a veces no colabora y el ambiente no es propicio, no es tan fácil que puedan sostenerse. Algunos vienen periódicamente al Santísimo, al grupo, a las Misas diariamente y es la fuerza que los sostiene. Si pudieran tener una reinserción laboral y algún proyecto de vida.

– ¿Por qué no es propicio el ambiente?
– Es muy fuerte el ambiente adictivo que tenemos y la situación se va agravando. Si no se tiene herramientas que uno lo sostengan, se hace muy difícil, especialmente para los jóvenes.

– ¿Adónde está golpeando más el drama de las adicciones? ¿En los adolescentes del secundario? ¿En el consumo de alcohol? ¿En los chicos más pobres de los barrios?

– En los barrios más humildes está el mayor drama. En cuanto a los jóvenes, uno ve a muchos que van cediendo, cediendo, y uno se da cuenta que el paso que sigue en muchos es la droga. Vemos a los chicos de 15 años con el «deje» de los viernes y la previa. Es un ambiente que no se ha abordado todavía con actitudes adultas. Ayer estuvimos reunidos con el nuevo gobierno y a ver cómo se asume ese tema de los jóvenes. Es algo que le pedimos y que ellos quieren afrontar.

– ¿Hay un diagnóstico que permita conocer características y dimensiones del flagelo en la comunidad?
– No, no hay diagnóstico. Nadie lo ha hecho en estos años y uno no tiene las herramientas para hacerlo. Es como si detectamos que hay una enfermedad pero no sabemos ni cuántos enfermos hay, ni cuán graves son los casos; en fin, toda esa información que es clave para dar respuesta contundentes.

 

En Colón hubo reparto de drogas en el día de las elecciones

Néstor Toler no calla sus críticas a un sector de la política que no sólo no combate las drogas sino que, por el contrario, la reparte. En la ciudad de Colón. Relató
«Para mí ha sido un golpe muy grande, me ha hecho llorar de verdad, enterarme que en el día de las elecciones había 20 a 30 jóvenes haciendo fila en el barrio y les estaban repartiendo droga. Es algo animal. Ni a un animal lo trataríamos así. Es perverso. ¿Cómo podés pedir que alguien se haga cargo o que dé respuesta cuando es quien está sembrando la enfermedad o el problema? Es tremendo y perverso.

– ¿Ocurrió en Colón?
– Absolutamente. Gente del mismo partido vino a decírmelo y les dijo, de frente, con dolor. Absolutamente, sí. A ese grado hemos llegado, destruir la vida del otro por un voto. Es gravísimo. ¿Qué respaldo puedo tener en un dirigente político cuando queremos emprender una lucha? No lo tenemos. Pero tenemos la fuerza del pueblo.

– ¿El recambio en la conducción del municipio que la comunidad resolvió el 9 de junio abre nuevas expectativas?
– Tenemos la esperanza puesta en este nuevo gobierno. Cuando estaban haciendo campaña nos pidieron a pastores y sacerdotes que diéramos una charla y en una asamblea abierta ver qué estábamos haciendo y por dónde podemos caminar. Lo duro es que quizá tengamos una neumonía y estamos aplicando aspirinas.
Ha habido intentos en el Concejo Deliberante. Hace un año empezamos a reunirnos todos los que estamos trabajando, de las distintas instituciones, clubes, en prevención, en contención. La red se está armando pero faltan decisiones firmes, como cuando ves que tenés una enfermedad grave y hay que actuar con determinación.
La droga actúa como un anestésico, esconde los problemas, los evade, pero cuando finalmente saltan, es un detonante tremendo. Esconde la crisis de sentido, de valores, que están detrás de los problemas familiares y sociales. Fuente: ElEntreRios y Oid Mortales.