No pudo ser trasplantado y antes de morir decidió donar sus órganos

Héctor tenía 54 años y necesitaba un trasplante de hígado que jamás llegó. Sin embargo, instruyó a su familia un mandato: quería ser donante. Sus córneas le devolvieron la visión a al menos dos personas del país.

Siempre, aún en el dolor, se puede ser buena persona. Ese es el legado que Héctor Cáceres les dejó a su esposa Marciana Villegas y a sus hijos. Ellos hacen honor a esa herencia, quizás la más valiosa.
Héctor era un gualeguaychuense que tenía 54 años y necesitaba un trasplante hepático por una insuficiencia en su hígado que funcionaba a sólo un 35 por ciento de su capacidad desde hace un año y cuatro meses, pero el órgano nunca llegó.
Sin embargo, instruyó a su familia un mandato: quería ser donante y, en el momento más difícil, ellos se acercaron al equipo multidisciplinario del Hospital Centenario Gualeguaychú para cumplir con el pedido de Héctor.
Así surgió la primera donación de tejidos de 2018 en la provincia de Entre Ríos. El jueves 11, fueron ablacionadas las córneas de Héctor Cáceres y ahora, al menos dos personas de nuestro país, recuperaron su visión y calidad de vida a través del gesto de la familia Cáceres-Villegas.
Héctor “trabajaba desde los 14 años en su taller de zapatos sobre la calle Córdoba” del barrio San Isidro de Gualeguaychú, cuenta Jonatan, uno de sus hijos y agrega que “siempre trabajó de eso y se la arregló sólo. La peleó de muy chico porque perdió a sus padres a los tres años y lo crio su abuela. Vivió de la compostura de zapatos y recién hace unos años pudo empezar a cobrar una pensión porque desde que nació le faltó desarrollo en la pierna izquierda”.

“Formamos una familia de cuatro hijos varones”, suma Marciana con la emoción y el dolor a flor de piel. “Héctor siempre quiso que se haga el trasplante por él y por una sobrina que quizás también lo necesite. En el momento dijimos que sí, no lo dudamos porque todo este tiempo estuvimos luchando con su enfermedad y esperando el órgano”.

Compromiso por la vida

El Director del Hospital Centenario, Dr. Hugo Gorla, explica que “la red hospitalaria desde hace años, a través de CUCAIER y como política de Estado del Ministerio de Salud, ha capacitado y planteado contar con equipos de ablación a nivel quirúrgico. En innumerables oportunidades se plasman ablaciones de órganos y tejidos no sólo en este nosocomio sino en todos los de cabecera como el San Martín de Paraná; Masvernat de Concordia y Urquiza de Concepción”, enumeró.
Gorla subraya que “en Gualeguaychú estamos complemente comprometidos en esa postura y sobre todo en el lema que donar órganos es donar vida. Es un trabajo de años y fundamentalmente acompañando a las familias de los donantes, tratando de brindarles explicaciones y crear consciencia a aquellas otras que se pueden resistir a este tipo de cuestiones. Lo importante es saber que existe una necesidad real. Hay muchas personas que pasan por esta circunstancia y ayudan a crear consciencia en otros. Esto es lo que ocurrió con la familia Cáceres, ellos alimentan el circulo virtuoso, planteando que hay que donar tejidos y órganos porque se amplía la vida de otras personas en la lista de espera”, concluye.

La solidaridad como ejemplo

“Es un ejemplo para Indiana, la única nieta que tenía y adoraba”, dice con sus ojos vidriosos Jonatan al recordar el legado de su padre. Lo dice con la tranquilidad de conciencia, con el aval de su mamá y sus hermanos a su lado, con el convencimiento que a las personas solidarias el destino les abre un camino de esperanza y realización.
Sobre el proceso de la donación en el nosocomio, la familia del paciente Cáceres resalta el acompañamiento y la información brindada por los profesionales, tanto del Centenario como de CUCAIER. “Fue muy fácil y las explicaciones eran claras. Estamos recontra agradecidos con el Hospital, con el Sanatorio Adventista de Villa Libertador San Martín y con la Clínica de Nefrología de Santa Fe donde se hacía los tratamientos.
Hicieron hasta el último esfuerzo”, valora Jonatan.

“Cuando nos hablaron de la enfermedad fueron sinceros, nos explicaron bien tanto en términos médicos y para que nos sea entendible”, contó.
Además, Marciana relata “estamos contentos porque sabemos que alguien va a volver a ver. Héctor siempre tuvo esa idea de ayudar a los demás. Lo hablamos entre mis hijos y con sus hermanos, creo que fue un acto de amor y estamos felices de haberlo hecho”.

Jonatan cierra recordando que “a mi papá le importaban las otras personas, quería ayudarlos. Lamentablemente, los otros órganos estaban afectados por la enfermedad y no se podían extraer. Gracias a Dios, las corneas le servirán a dos personas para ver”, expresó. Los receptores de los órganos son quienes integran la lista de espera del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI). Fuente: ElOnce.com