En el Día Internacional de la Mujer reivindicamos el empuje, la valentía, el esfuerzo y la determinación de nuestras mujeres FARER. Siendo parte del trabajo de establecimientos agroproductivos, acompañando desde la dirigencia gremial, generando emprendimientos de economías regionales, protagonizando espacios de acciones y decisiones que mejoran la vida de las familias rurales y de la sociedad toda. Allí están ellas!
En representación de muchas, hoy compartimos el testimonio de vida y trabajo de Mariana Martínez, dirigente gremial de FARER y CRA y que, como tantas otras mujeres, lleva adelante familia, trabajo y anhelo de crecimiento con inmensas convicciones.
Mariana nos cuenta…
“Soy mamá, contadora pública y vengo de una familia de trabajadores, mi padre ha sido peón golondrina desde gurisito, fui la primera, tanto en mi familia materna, como en la paterna, en lograr un título de grado; lo obtuve estudiando mientras trabajaba, la idea de que el verdadero acto de rebeldía de un pobre está en estudiar y esforzarse, es lo que inculcaron los viejos en nosotros; hoy, además de ejercer mi profesión en forma independiente, soy parte de la pequeña explotación ganadera que llevamos adelante con mi familia en el departamento Nogoyá.
Participo en la vida de nuestra Sociedad Rural desde hace muchos años, primero, como buena hija “pegota” para andar detrás de mi padre y luego, porque entendiendo que nadie se salva solo, encontré en el ruralismo un lugar donde ejercer mi rol ciudadano, ser rural o citadito, tiene que ver con tu lugar de residencia, en cambio, ser un ruralista, para mí, incluye a todas las personas que estamos unidas a la actividad agropecuaria y sentimos la necesidad de trabajar para mejorar la calidad de vida y de trabajo de las personas del sector. La participación en la Rural de Nogoyá me llevó a FARER, donde los federados me ofrecieron participar en la Comisión de Impuestos y legislación en CRA, comisión que hoy tengo la responsabilidad de coordinar, además de participar, también, en la Comisión de Bancos.
¿Cómo es tu participación en Confederaciones Rurales Argentinas?
El año pasado, con el apoyo del presidente de CRA, Jorge Chemes, dimos nacimiento a un espacio de diálogo para las mujeres confederadas. Convocamos a una charla que devino en un grupo de trabajo de más de 100 confederadas de todo el país. Personalmente no he tenido grandes dificultades para desarrollar mi tarea gremial, sin embargo, no en todos lados los caminos son así de amigables, creo que esas resistencias que podemos encontrar en algunas rurales o confederaciones, se deben a la falta de costumbre o al temor a lo nuevo y sé que, de apoco, vamos cambiando esas actitudes que nos dañan a todos. Entendiendo que somos complementarios unos con otros y que es “cinchando en yunta” como vamos a lograr sacar “el carro del barro” vamos creciendo, los grupos de Ateneo son quienes nos ayudan a entender los cambios sociales, por eso su existencia es vital para pensar un presente con proyección de futuro.
Con el grupo de las mujeres organizamos charlas con profesionales de diferentes áreas de los que tratamos de aprender. El Ing Chiesa siempre dice que “somos productores devenidos en dirigentes”, por eso, nos importa tanto la formación dirigencial. Esos encuentros dan nacimiento a ideas o proyectos que luego llevamos a nuestros lugares de pertenencia como propuesta, si bien todas estamos tejidas dentro de la institución, donde se trabaja sobre los problemas coyunturales del sector, como grupo, intentamos poner foco en un temario más a largo plazo, comunicación, educación, reforestación, son algunos de los temas sobre los que estamos trabajando. La inquietud que todas compartíamos desde el primer encuentro, es la dificultad que tenemos para comunicar lo que somos o hacemos, para contrarrestar esa mirada errónea que, muchas veces, tiene de nosotros quien es ajeno al sector.
Hoy CRA ha sido invitada a participar de la Mesa de Género que se formó en el CAA, espacio que el Ministerio de Producción incorporaría para trabajar en el desarrollo productivo con perspectiva de género, lo que debería significar que tengamos igualdad de posibilidades y NO un cupo de cargos, cosa que nos resulta un insulto a nuestras capacidades; estaremos haciendo oír nuestra voz en ese espacio nuevo.
Espacios para los que antes las mujeres del campo no tenían lugar. Contanos qué espacios se han conquistado y qué aporta el género en este sentido.
Las mujeres hace muchos años que descubrimos que hay un mundo afuera de la cocina y fuimos tomando decisiones en ese sentido, me preguntás por las mujeres rurales y ellas son pioneras en descubrir que pueden hacer el trabajo del hombre, porque muchas veces, la necesidad las ha hecho afrontarlo, me traes recuerdos de mi infancia y las tareas que hacían mis tías o mi nona; la diferencia es que hoy sabemos que podemos elegir y que la educación es la herramienta más valiosa que tenemos para ser independientes. En estos días la UNC informaba que en la carrera de agronomía, para este año lectivo, tiene más inscripciones de mujeres que de hombres, eso sucede porque los productores contratan el servicio de una agrónoma o una veterinaria, del mismo modo que de su colega varón.
Hoy no es una desgracia familiar la que pone al frente de una explotación a una mujer, sino que es su decisión, sus ganas de hacerlo, por eso mismo, somos cada vez más las que tenemos la inquietud de involucrarnos en la tarea gremial y trabajamos con la esperanza que la actividad agropecuaria no solo se la tenga en cuenta como “monedero del estado”, sino que los del campo, logremos educarnos, acceder a la salud, trabajar y estar comunicados.
¿Pendientes? Claro que los hay, por eso hay que seguir trabajando por el acceso a las mismas posibilidades, para hombres, mujeres, rurales y citadinos; con esperanza te digo que creo que se irán salvando a medida que entendamos que si hacemos el mismo trabajo que un hombre el valor económico es el mismo, cuando las tareas del hogar sean compartidas, cuando los deberes con los chicos se hagan con mamá o con papá o cuando vayamos a buscar un trabajo y no nos deje afuera el ser madres de hijos pequeños; me parece que vamos caminando en ese sentido, creo que el que no lo entienda va a ser el que quede afuera, porque el aceptar que todos somos diferentes y que tenemos los mismo deberes y derechos, es la base para construir una sociedad más justa. La igualdad debe ser en las oportunidades, el resto, depende de cada uno.