El costo de la tierra es una de las principales limitantes para los productores de mano de obra intensiva dedicados a la producción de verduras, que en la inmensa mayoría de los casos no son propietarios de los lotes que trabajan. El problema crece en los cinturones hortícolas que se encuentran cerca de las ciudades, ya que allí la actividad productiva convive con los negocios inmobiliarios y existen dueños oportunistas que -sin ofrecer ninguna mejora en sus predios- suben el precio del arrendamiento año tras año.
Manuel Trujillo forma parte de una familiar de productores de origen boliviano que sufrió siempre este drama. “Mi familia se mudó en el 93 a la Argentina, primero a La Plata, donde trabajamos en diferentes zonas. Y desde hace un par de años arrancamos con un proyecto de verduras agroecológicas en Berazategui”, nos contó. Gracias a eso Manuel es uno de los productores asociados a la UTT (Unión de Trabajadores de la Tierra) que está volcándose hacia la producción sin agroquímicos ni fertilizantes industriales. Todavía son muy pocos, pero se van sumando.
“Dentro de todas las ramas de producción (de la UTT) nosotros nos dedicamos a las verduras de hoja, de tallo y de fruto (tomate y berenjena)”, relata Manuel, que recuerda que “cuando era chico se hacía una producción con más y más químicos”. Su opción por hacer una agricultura “con mayor conciencia social” lo llegó a que le llegara una segunda oferta: formar parte los pioneros de una nueva “colonia agroecológica” en Gualeguaychú.
En efecto, desde hace algunos meses Manuel se separó de su familia en Berazateguí y se “independizó” mudándose a la costa este de Entre Ríos. Allí, el municipio de Gualeguaychú puso en marcha un ambicioso plan de fomento a la agroecología y la alimentación sana de la población.
Dentro de este plan, la Municipalidad recuperó un predio de 60 hectáreas fiscales anexas a una reserva llamada Las Piedras, que estaban siendo ocupadas por una escuela, para montar una suerte de estación experimental de la agroecología. Dentro de ese plan, Manuel figura como uno de los diez productores hortícolas que recibirán 1 hectárea cada uno para formar esta nueva colonia productiva.
Por ahora son solo dos y ocupan 1 hectárea cada uno. Pero muy pronto serán convocadas ocho nuevas familias.
“Dentro del trabajo que llevamos adelante con la UTT, fueron surgiendo diferentes lugares tanto como la Colonia Jáuregui, donde está la primera colonia agroecológica, como en otros distritos y municipalidades. Así surgió la propuesta de Gualeguaychú para venir y forma una nueva colonia”, nos cuenta Trujillo dentro del vivero que armaron para contar con plantines suficientes.
-Estas tierras son fiscales. ¿Sigue siendo una pesadilla pagar el arrendamiento?
-No, esto solventa mucho los costos de alquiler, de luz. Al estar ligado a un esquema que te hace depender de alguien (el dueño del terreno), siempre tenés que estar depositando plata. Acá hicimos un convenio con el Municipio, y de lo que producimos una parte va a ellos en parte de pago. Le damos comida a ellos. Ya no es plata.
En este esquema de arrendamiento los productores que se instalen le deben devolver a la municipalidad un cierto porcentaje (20%, pero se puede conversar según los casos) de las hortalizas producidas. Luego el plan alimentario de Gualeguaychú (denominado PASSS), destina esos alimentos a sus planes sociales o a los comedores escolares de la zona.
Manuel parece muy conforme con esa modalidad de arrendamiento y hasta piensa en afincarse y formar familia. “Acá estamos tranquilos, sin tener que depositarle a alguien todos los meses, nos da estabilidad”, mencionó.
Como se dijo, la condición es que toda su producción siga los postulados de la agroecológica, sin ningún tipo de uso de agroquímicos o fertilizantes de síntesis química. “Cambia mucho la forma de trabajar, pero ya nos adaptamos”, desdramatizó Trujillo. Fuente: Bichos del Campo.