El presidente de MAIZAR (la Asociación de Maíz Argentino), analiza a fondo la campaña que está terminando. Destaca los muy altos rendimientos, la recuperación de capital de trabajo de los productores y el crecimiento del país como exportador. Además, analiza qué pasará si se usa más maíz para producir etanol y si sigue la expansión de la ganadería.
La campaña de maíz que se está terminando quedará en la historia. No hay dudas. Las proyecciones ya indican que se está ante un récord superior a los 50 millones de toneladas. Las condiciones climáticas fueron ideales en todo el ciclo del cultivo y los productores invirtieron a fondo en tecnología.
Alberto Morelli, presidente de MAIZAR (la Asociación de Maíz Argentino, que reúne a toda la cadena maicera), sostiene que “los rendimientos promedio que se terminarán registrando estarán muy por encima de los habituales y ni hablar con respecto a los logrados en la campaña pasada, duramente afectada por la sequía”.
El experto hace foco en un dato interesante: “Este año es muy habitual encontrar rendimientos por encima de 120 qq/ha en muchas regiones”.
Para Morelli, ese dato es muy importante, y no solo por lo que muestra sobre el potencial de la genética que hay en la Argentina (la más sembrada es DEKALB). Sino porque, en sus palabras, “muchos productores podrán recomponer muy bien el capital que habían perdido por el duro golpe de la sequía del ciclo anterior”.
Pero, en esta coyuntura, el maíz no solo derrama sus virtudes sobre estas etapas de la cadena productiva, sino que también lo hace hacia adelante. De hecho, como explica el presidente de MAIZAR, habrá más de 30 millones de toneladas de maíz que se destinarán a la exportación, lo que generará entre 5.000 y 6.000 millones de dólares que ingresarán al país.
Con esos volúmenes, Argentina se ubicaría en este 2019 como el segundo exportador mundial de maíz, desplazando de ese lugar a Brasil. El primero será, como es habitual, Estados Unidos.
Alberto Morelli es el titular de la entidad que reúne a toda la cadena maicera. Aquí, abriendo su reciente congreso.
Pero la gran cosecha argentina no significó una baja en el precio del cereal, porque acto seguido EE.UU. sufrió graves inundaciones durante la siembra, que hacen prever que la producción de ese país no será la que se esperaba este año.
Así, los precios se dispararon más de 20% entre mayo y junio, justo en momentos en que muchos productores en la Argentina comienzan a tomar sus decisiones para la nueva campaña, la 2019/20.
“Los mercados forman los precios con realidades y expectativas. La realidad es el maíz físico que se tiene y la expectativa por el que se tendrá. El maíz físico argentino ya está y ahora la expectativa está en lo que termine pasando en Estados Unidos”, reconoció Morelli.
Pero, más allá del mercado internacional, el experto considera que hay mucho que se puede hacer dentro del país para que el cultivo siga creciendo y los productores tengan aún más oportunidades.
“La secretaría de Energía podría aprobar un mayor corte de las naftas con etanol en base a maíz. Si pasáramos del 12% actual al 25% se triplicaría el consumo interno del cereal. Es decir, se necesitarían 5 millones de hectáreas para producir el maíz necesario para generar etanol, en lugar del 1,5 millón que se utiliza hoy”, resumió Morelli.
El presidente de MAIZAR también destaca que la ganadería está siendo un creciente factor de demanda para el maíz en la Argentina, sobre todo por los nuevos mercados que se vienen abriendo para la carne vacuna local (como China) y el aumento del consumo interno de cortes porcinos, para cuya producción el maíz resulta fundamental.
Sobre el final de una campaña excelente, se abren, en definitiva, nuevas y buenas oportunidades para los productores de maíz. Los dekaleros lo saben: invertir en buena genética siempre da resultado, y más en coyunturas como esta.