Para que haya más carne, la ganadería “tiene que ser rentable”, remarcó el productor Flavio Izaguirre. Advirtió, además, sobre la consecuencia negativa “más importante de todas”: los posibles despidos de trabajadores en los frigoríficos.
La administración del presidente Alberto Fernández, finalmente, decidió mantener las restricciones a las exportaciones de carne vacuna –sólo se podrá comercializar en los mercados internacionales el 50% del volumen promedio de 2020– y prohibir las ventas al exterior hasta fin de año de siete cortes: asado, matambre, vacío, cuadrada, falda, tapa de asado y paleta. La prioridad absoluta, remarcaron desde el oficialismo, es que no falte carne en la mesa de los argentinos.
El Gobierno, asimismo, convocó a los distintos actores de la cadena de ganados y carnes a participar de una mesa de trabajo para la elaboración de un plan ganadero con el objetivo teórico de aumentar la producción de carne de los actuales 3,2 millones de toneladas a 5 millones de toneladas en el mediano plazo.
Los anuncios, más allá de las moderadas declaraciones de los dirigentes de la Mesa de Enlace nacional, no lograron disminuir el enorme malestar de los productores ganaderos, quienes, casi unánimemente, condenan cualquier tipo de restricción en materia de exportaciones.
La mirada de un criador.
El productor gualeyo Flavio Izaguirre, que se dedica exclusivamente a la cría, está convencido no sólo de que los precios de la carne no bajarán en las carnicerías y supermercados sino que, además, faltarán novillos de consumo.
Izaguirre, vicepresidente segundo de la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (Farer), asimismo, alertó sobre las consecuencias sociales que la restricción de las exportaciones traerá aparejada.
“El que más se jode con todo esto es el criador porque es el eslabón más débil de la cadena ganadera y no tiene ninguna salida”, le dijo Izaguirre a Dos Florines al evaluar el impacto de la decisión oficial.
“En Liniers el precio de la hacienda está cayendo. Ahora bien, que esa baja se traslade al precio que paga el consumidor es muy difícil porque el valor en la góndola no tiene que ver sólo con el valor de la hacienda. Hay muchos otros componentes que influyen, como los impuestos –que pagan los frigoríficos y las carnicerías– y las tarifas de electricidad –que son carísimas–, por ejemplo”, evaluó el productor.
– ¿Es posible aumentar la producción de carne, como pretende el Gobierno, en este contexto?
– Yo soy netamente criador, tengo hacienda de cría en la provincia de Corrientes, no hago engorde. Ahora, para vender un ternero “regalado” para qué quiero más vacas. Me quedo con las que tengo y trato de mantenerme con eso. Por lo tanto no habrá más hacienda que la que hay ahora.
El Gobierno, además, deja liberada la exportación de la Cuota Hilton y de la Cuota 481. Entonces, aquel productor que es invernador para qué va a mandar un novillito a faena, ¿para que le hagan pelota el precio? Lo espera un tiempo más y lo hace novillo pesado que va a tener salida, por lo que, en realidad, no habrá más hacienda; por el contrario, habrá menos hacienda de consumo que hoy. El mercado, solo, va a regularse y, llegado ese punto, qué van a hacer.
– El Gobierno dice que estas medidas tienen como objetivo prioritario el bolsillo de los argentinos…
– Si el Gobierno efectivamente quisiera tener carne barata, sólo con la recaudación mensual por retenciones podría regalarle carne a toda la Argentina.
Las retenciones de un mes equivalen a dos meses de consumo de carne; el Gobierno, entonces, tranquilamente podría regalarles la carne a todos los argentinos y se quedaría con plata en el bolsillo.
“Mamarracho”.
Para Izaguirre, en definitiva, la política oficial para el sector “es ridícula”. Se trata, analizó, de una medida “netamente electoralista” dado que tiene vigencia hasta el 31 de diciembre. “¿Qué van a hacer pasadas las elecciones? ¿Van a liberar todas las exportaciones? Es todo un mamarracho”, enfatizó.
Con relación a la convocatoria del Gobierno para la elaboración de un plan ganadero que posibilite el aumento de la producción, Izaguirre fue contundente: “El único plan que le sirve a la ganadería es la rentabilidad. Nunca hubo un plan soja, o un plan maíz, o un plan trigo, porque cuando hay rentabilidad el productor invierte. Para que haya más carne, entonces, la ganadería tiene que ser rentable”.
Las consecuencias sociales.
El productor gualeyo, por último, advirtió sobre “algo más importante todavía”: las consecuencias sociales que traerán las exportaciones restringidas a la mitad.
“Si el Gobierno obliga a los frigoríficos a exportar nada más que el 50% de lo que exportaron el año pasado, por un lado, inevitablemente vendrá una ola de despidos de trabajadores, y, por otro lado, habrá que ver cuántos frigoríficos quedarán”, alertó Izaguirre, para quien esta cuestión es “la más preocupante de todas”. Danilo Lima / Dos Florines.