Al igual que nuestro país, Brasil, Uruguay, Australia y Nueva Zelanda esperan respuestas del gigante asiático.
Por Ignacio Iriarte
Los precios del ganado cerraron 2019 con un aumento del 100 por ciento con respecto a diciembre del año 2018; con una inflación estimada del 52 por ciento para el mismo período.
El volumen de carne vacuna disponible para el consumo interno, al que llamamos ahora “el saldo consumible”, no supera más que los 50 kilos por habitante y por año, y una oferta tan reducida encuentra consumidores cada vez menos dispuestos reducir la ingesta.
El interés de la demanda se expresa en el precio real del ganado. Son semanas muy difíciles para hacer nuevos negocios con China, y eso se refleja en el precio de lo vaca, especialmente de la conserva. La exportación ya es 30 por ciento de la demanda y uno de cada cuatro kilos que se produce en la Argentina se destina a China.
Ahora, y por varias semanas, se abre con este mercado, que absorbe el 78 por ciento de las exportaciones argentinas, un compás de espera. Al igual que Brasil, Uruguay, Australia y Nueva Zelandia, nuestro país está muy jugado a lo que suceda con la demanda china en los próximos meses. Los fundamentals de este mercado siguen siendo muy auspiciosos.
Estacionalidad
De acuerdo con la estacionalidad (enero-diciembre, igual a 100) de la faena de ganado vacuno para el período 2009-2018, la oferta de la categoría novillos tocó un máximo en julio-agosto, con un índice 105-107. Para tocar un piso en diciembre, con 89,5 puntos.
En cuanto a las vacas, tocan su punto máximo de oferta anual en los meses de junio-julio, con 116 puntos, para bajar a lo largo del segundo semestre y tocar un piso de 84,3 en diciembre. Las vaquillonas, tocan su punto máximo en enero, con un índice de 117, para bajar a lo largo del primer semestre y alcanzar un mínimo de 87,6 puntos en junio.
Los terneros machos escasean en enero-abril, con índices que van de 83 a 89 puntos, para tocar un máximo en agosto-septiembre con 113 puntos, siempre en relación a enero-diciembre igual a 100.
Las terneras tienen en diciembre su máxima oferta anual, con 118 puntos, para bajar en los meses posteriores y tocar el mínimo anual en el mes de mayo, con 88 puntos. Si lo que se mide es la estacionalidad de todas las categorías juntas, o sea de la faena total, lo que se observa una llamativa regularidad a lo largo del año, pese al elevado número de ofertantes y la gran variedad de orígenes del gordo: campos de cría o de ciclo completo, feedlots, pastizales naturales, invernadores de compra, etc. La faena total toca un pico máximo en octubre, con un índice 103,5, y apenas supera los 100 puntos (el promedio anual) entre noviembre y marzo, para caer a 95 puntos en abril, tocando en ese momento su mínimo anual. La estabilidad de la faena en la Argentina, o lo moderado de sus variaciones estacionales, es mayor aún si se corrigen los datos mensuales por la cantidad de días hábiles de cada mes. Entre fines de enero y febrero, la mayoría de los años se produce un salto moderado –cada vez más– de los precios reales del ganado.
Pero últimamente, la mayoría de los operadores tiende a explicar esa suba más por una caída de la oferta (hay cierto faltante de liviano) que por un aumento puntual de la demanda: el efecto “heladera vacía” o el efecto “vuelta a clases”.