Si la Terapia intensiva del Hospital Centenario de Gualeguaychú estuviera al 100% (esta semana tuvo días de 87% de ocupación) la vida de 20 vecinos estarían en las manos de sólo 2 médicos. «Somos muy poquitos», contó con angustia Mariel Giménez, coordinadora de la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) del efector público de Gualeguaychú.
La última semana nuestro departamento se mantuvo siempre con más de 2000 casos activos (pasaron los 2500 este sábado), y como marcan las frías estadísticas al menos un 5% requiere internación en terapia intensiva. Por lo tanto, al menos unas 100 personas estarán entre la vida y la muerte estos días.
Para salvar a esos vecinos, la UTI Covid del Hospital Centenario se estiró de 10 a 16 camas Covid la última semana, quedando 4 para polivalentes. Vale aclarar que la fluctuación de las camas es permanente, pudiendo pasar a 14 Covid y 6 polivalentes dependiendo la demanda. Además, los privados ofrecen un puñado más de unidades de terapia intensiva, pero los que no se pueden multiplicar y no se consiguen por ningún lado son los terapistas.
“A partir de estos días estamos contando con 20 camas de terapia intensiva en el Hospital y las están atendiendo entre los dos únicos médicos que están de guardia”, reveló Mariel, la coordinadora, que también los ayuda y hace guardias vestida de astronauta “más de una vez por semana o los fines de semana”, al igual que el Jefe de Servicio Juan García.
Acerca de la realidad que se encuentran día a día entre las paredes del centenario, aseguró que “la tasa de ocupación de terapia intensiva estos últimos días ha sido muy alta, en el área Covid ha superado el 85-90%, y la edad promedio ha disminuido a 50 años”, y detalló que “tenemos pacientes de 21 años, de 29, de 40, que son muy críticos, que uno cree que por su edad deberían evolucionar favorablemente pero a veces nos cuesta mucho recuperarlos y el tiempo de internación es muy prolongado, y lamentablemente varios han fallecido”.
A partir de estos días estamos contando con 20 camas de terapia intensiva en el Hospital y las están atendiendo entre los dos únicos médicos que están de guardia
“La verdad que la sobrecarga laboral es muy importante y obviamente esto se ve reflejado en nuestro estado anímico, en nuestra angustia e impotencia”, sintió la profesional de la salud.
“Es bastante difícil de sobrellevar cuando se hace tan largo. Tenemos un área de escucha a cargo de Salud Mental donde organizamos reuniones pero eso quizás ya no alcance”, expresó Mariel.
Acerca de lo que viene, adelantó que “el panorama no es muy alentador”, debido a que “tenemos esta nueva cepa (Manaos) que es más agresiva y que ya está circulando entre nosotros, tenemos pacientes que han sido vacunados con dos dosis y que se infectan, médicos y enfermeros… también está el temor del personal de salud de volver a infectarse”.
“Nosotros hacemos todo el esfuerzo que está a nuestro alcance y nunca dejamos de atender al resto de pacientes que no son Covid”, describió la terapista, y marcó que “por eso siempre estamos apelando a que la comunidad empatice un poco con nosotros, no solo cuando hay medidas rígidas sino en el actuar de todos los días, que se cuiden y que se trate de evitar el contagio”, concluyó.
«Desbordes, del estilo de sentir que no se puede más»
Como contó Mariel, el Servicio de Salud Mental del Centenario brinda herramientas para contener el enorme desgaste emocional de los profesionales que allí trabajan. Su coordinadora, Yamila Horane, contó a ElDía que se encuentran con sentimientos “tan variados como personas hay”, pero que lo que se ve en este momento tan duro es “Angustia, cansancio, soledad, hastío, injusticia, resistencia a hablar, sobreadaptaciones, llanto y desbordes, del estilo de sentir que no se puede más”, detalló.
En lo que respecta a los trabajadores de la Terapia Intensiva, la profesional precisó que “se produjo un encuentro grupal y está pendiente para los próximos días otro encuentro, para ver si se considera que hay que hacer un tratamiento grupal o si hay alguna persona que necesita un tratamiento terapéutico individual”.
Yendo hacia atrás en el tiempo, Yamila explicó que “la idea del comienzo de nuestro trabajo allá por abril del 2020 y durante varios meses, casi hasta fines del año, fue realizar recorridas generales por los distintos servicios y lugares del Hospital, comentando que realizábamos intervenciones grupales o a demanda”, y destacó que “en esa línea se pudo trabajar en grupo y con terapias individuales”.
Uno de los momentos más difíciles que recuerda fue cuando se produjo el fallecimiento del Enfermero Héctor Moussou, que también le tocó de cerca ya que trabajó con él. “Se intervino en una instancia grupal de manera virtual a cargo de una psicoterapeuta, a pedido de sus compañeros más cercanos, y se hicieron tres encuentros de los cuales también participé”, rememoró.
Volviendo a la actualidad, la especialista en psiquiatría y medicina legal mencionó que “se está trabajando en la Línea Covid, se hicieron seis intervenciones grupales para la prevención del ’burn out’, (o como se lo conoce coloquialmente: ‘trabajador con la cabeza quemada’), para conversar acerca de las demandas con las que se encuentran los trabajadores, para evitar el stress, y fue muy interesante lo que se generó”, destacó.
El síndrome de burn out
El burn out fue incorporado en la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y fue definido como “un síndrome […] resultante de un estrés crónico en el trabajo que no fue gestionado con éxito».
Se caracteriza por tres elementos: «una sensación de agotamiento», «cinismo o sentimientos negativos relacionados con su trabajo» y una «eficacia profesional reducida».
El registro de la OMS precisa que el desgaste profesional «se refiere específicamente a fenómenos relativos al contexto profesional y no debe utilizarse para describir experiencias en otros ámbitos de la vida».
En este momento particular donde todos estamos hartos y tendremos que guardarnos otra vez y ver como hacer para que la plata alcance, también vale la pena empatizar con los trabajadores de salud. Al menos, hasta que pase lo peor. Fuente: ElDia.