Es chofer hace 21 años y a partir del hecho que ahora denuncia, quedó sin trabajo. Rubén Morales se instaló en la plaza San Martín junto a una pancarta , familiares y amigos, para reclamar justicia. «Estoy acá para defender mi dignidad, para defender la verdad», expresó.
Rubén Darío Morales tiene 46 años y hace 21 es chofer de larga distancia. Hace mucho tiempo hace viajes a Corrientes y a Resistencia, Chaco. El pasado 9 de mayo quedó en medio de un inesperado conflicto, que lo dejó sin poder trabajar, al menos por los próximos tres meses.
Cuando se disponía a regresar a Gualeguaychú, minutos después de las 6 de la mañana, debió someterse a un control de alcoholemia. Hasta ahí, nada que no se salga de la rutina habitual. El problema comenzó cuando las disposiciones llevadas a cabo por el personal de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) dieron positivas.
“El primer resultado me dio 0,07 de alcoholemia, eso se repitió en dos oportunidades y el resultado fue 0,06 en ambas. El problema no es el control, que está perfecto que se haga, el problema es que yo no tomo alcohol, no tomo en mi casa y mucho menos trabajando. Por eso, después de esto les pedí el control de alcohol en sangre, que es lo verdaderamente preciso, según nos han enseñado en diferentes cursos, pero me lo negaron”, contó Morales en diálogo con ElDía.
Disconforme con lo que estaba pasando, no se quedó quieto. Fue al Hospital Escuela de la capital correntina para hacerse el control mediante la extracción de sangre. Desafortunadamente, ni en los consultorios, ni en el laboratorio de emergencia le permitieron hacerlo. Pero tampoco en los otros dos laboratorios privados a los que recurrió luego.
Entonces, “fui hasta la Policía Científica, donde el médico que estaba me aseguró que 0,06 no es considerado alcohol en sangre, y me explicó que se considera positivo desde el 0,1. Pero la CNRT no lo entiende así, entonces este doctor me sugirió que vaya a la Comisaría que está frente a la terminal. Cuando llegué, me dijeron que el pedido lo puede hacer solamente la Justicia, y me tomaron una exposición, donde expresé lo sucedido”, relató Morales.
Las horas pasaron, y en vez de estar regresando a ver a su familia, Morales seguía en Corrientes, de un laboratorio a otro, tratando de demostrar que no había consumido una gota de alcohol.
¿Qué pudo haber pasado?, consultó ElDía. “No usé enjuague bucal, no comí ninguna pastilla, sólo me puse desodorante, perfume y comí una manzana”, contó. Y luego explicó que hablando con otros choferes le dijeron que ha habido casos en lo que el consumo de frutas ha sido suficiente para el positivo en la alcoholemia.
Resignado, ese mismo día emprendió el regreso a la ciudad en una de las formaciones de la empresa. Y ya en Gualeguaychú visitó a dos laboratorios más, pero con la misma suerte que en Corrientes.
“Hablamos con todo el mundo, fui a la CNRT y no me dieron una solución. Me pidieron explicaciones de por qué no me hice el estudio en sangre, y les expliqué que me recorrí como cinco instituciones en Corrientes, dos más en Gualeguaychú, y sin un pedido judicial nadie lo hace”, repitió, una y otra vez.
Por sus hijos
A Rubén le quitaron la licencia de conducir por 90 días y, aunque desde la empresaº ya le informaron que no será despedido, los próximos tres meses no percibirá su salario. En este sentido, el hombre tiene claras las cosa: “el trabajo en la empresa quedó en un segundo plano, sinceramente lo que quiero es demostrarles a mis tres hijos –de 12,15 y 16 años–, a mi familia y a toda la gente que me está dando una mano en este momento que no soy ningún borracho, que hubo un error muy grande y que siempre tuve razón”.
Como a cualquier familia trabajadora, la pérdida de empleo por tanto tiempo a los Morales les resulta un gran problema. De hecho, la esposa de Rubén “está haciendo changas” para sostener la casa. Él es consciente, como ninguna otra persona, de las consecuencias económicas de quedarse sin licencia. Pero, sin embargo, no es lo que más le preocupa.
“Estoy en la plaza para defender mi dignidad, para defender la verdad. Trabajo no me va a faltar, ganaré más o menos, pero tengo manos y salud para trabajar. Yo quiero algo, que creo que no va a pasar: quiero que venga algún jerárquico de la CNRT y me diga: ‘tenés razón y el perjuicio que te causamos fue culpa nuestra’. Y que se lo digan a mis hijos, que es lo único que me preocupa realmente. Son 21 años de pelearla, y no voy a dejar de hacerlo. Es mi ejemplo para ellos”, sintetizó. Fuente: El Día de Gualeguaychú