La respuesta del senador departamental, Dr. Lucas Larrarte, a los radicales del departamento San Salvador no se hizo esperar. Luego que el Comité de la UCR reaccionará ante los dichos del senador que había dicho: “desde la Nación no hemos recibido absolutamente nada”, ahora fue el propio legislador quien respondió con contundencia.
Larrarte subraya cada uno de los temas donde “nada los vi hacer…”, rematando su respuesta señalando: “Buscan culpables después de 29 meses de excusas y justificaciones”
La respuesta completa.
En este último tiempo, al menos algo me ha quedado claro, ya que, además, de criticar todo casi sin sentido, dirigiendo ataques directos y personales hacia mi, poco y nada los he visto hacer ni decir.
Nada los vi hacer ni decir por la salud, cuando desde comienzos del gobierno nacional, se vaciaron varios programas de abordaje territorial que desarrollaban sus tareas en lugares donde viven los sectores más vulnerables.
Nada los vi hacer ni decir mientras retiraban el Estado y dejaban todo librado a las posibilidades de cada provincia y municipio en cuanto a los abordajes sanitarios para la contención de brotes y control de enfermedades.
Nada los vi hacer ni decir cuando se paralizó y luego derogaron programas sanitarios como Argentina Sonríe o el de salud materno infantil, Qunita, el cual no sólo consistía en entregar el kit, sino que contribuía con los controles prenatales y la disminución de la muerte súbita del lactante; o mientras se terminaba con el programa de Salud Sexual y Procreación Responsable; o cuando la política nacional de medicamentos reducía los tratamientos del programa REMEDIAR o cuando la entrega de medicamentos a las provincias cae.
Nada los vi hacer ni decir en relación al Banco Nacional de Drogas Oncológicas, que también fue afectado por el nuevo rumbo de la política de medicamentos, dejando de entregar tratamientos a los pacientes con cáncer. En esta misma línea de desabastecimiento de los programas nacionales que compran y distribuyen medicación, el PAMI decidió sacar de su vademécum varios medicamentos provistos por este organismo y cortar la cobertura del 100% a otros tantos.
Pero, como si todo ello fuera poca cosa, el Estado abandonó de manera abrupta la regulación de precios de los medicamentos y los efectos de esta decisión no tardaron en aparecer: el 85% de los medicamentos de mayor demanda aumentaron más que la inflación.
Nada los vi hacer ni decir cuando los fondos asignados a la educación en el presupuesto caían varios puntos porcentuales en términos reales; ni cuando el Estado volvió a gastar más en el pago de deuda que en la educación de su pueblo.
Nada los vi hacer ni decir en relación al “nivel incial”, en el que el macrismo hizo de la universalización de la escolarización temprana su principal bandera, una necesidad en la que coinciden todos los sectores, para lo que se había presupuestado unos 6 mil millones de pesos para la construcción o refacción de jardines de infantes que no se ejecutaron. Nada se sabe sobre la ejecución del programa 3000 Jardines y la obra que hay en nuestro departamento está prácticamente sin avances desde hace tiempo.
Nada los vi hacer ni decir desde que no hay entregas de las netbooks del programa Conectar Igualdad, y si bien se ha dicho que para este año Nación lanza el Plan de Educación Digital, hasta hoy, el objetivo de que cada alumno tenga acceso a internet en todas las escuelas del País no se cumple y es una utopía.
Nada los veo hacer ni decir cuando se producen los recortes y bajas del programa Progresar; ni cuando se recorta el programa Argentina Innovadora 2020 y el CONICET denuncia que hay cada vez menos investigadores.
Nada los vi hacer ni decir por la desestructuración del SENASA que es el organismo más importante del Estado para custodiar y controlar la sanidad y calidad agroalimentaria.
Nada los veo hacer ni decir frente a la creciente preocupación de familias, comerciantes, empresarios, industriales, pymes, cooperativas, clubes y usuarios en general, agobiados por los aumentos que vienen padeciendo en las “tarifas” de servicios públicos esenciales, en un contexto de creciente inflación y caída del consumo.
Nada los veo hacer ni decir frente a un gobierno que anuncia que se recorta la obra pública, teniendo en cuenta que con ello caerá la industria y también el empleo del sector, porque a nadie escapa que la caída de la obra pública, lleva al resto de las variables hacia una tendencia negativa. La obra pública es la que tracciona al resto de los sectores, dinamiza la economía de manera rápida, pero, claro, que otra cosa recortarían si era lo único que les quedaba recortar.
Nada los vi hacer ni decir cuando anclaron los gastos previsionales, ni cuando atrasaron las remuneraciones del Estado con las paritarias por el piso, como tampoco nada los veo hacer ni decir frente al proyecto de reforma laboral cuyo discurso implícito afirma que las empresas despiden personal por falta de ganancias debido al excesivo costo laboral.
El Gobierno inició su gestión diciendo que evitaba una crisis solapada, fruto de la herencia recibida con graves problemas económicos y sociales transmitidos por la administración anterior. Consiguió levantar el cepo sin inconvenientes, sobrellevó sin problemas el vencimiento del dólar futuro, pago a los buitres y todo ello para acceder al “endeudamiento” externo, sosteniendo que con los dólares que vendrían iniciaría un plan de obras públicas para reconstruir el país. Al mismo tiempo, beneficio a distintos sectores con la quita de retenciones y rebajas impositivas. Pero, en un segundo tramo de medidas, elevó la tasa de interés para “controlar” la inflación y para que el precio del dólar no escale. Ese plan, provocó y provoca el ingreso de capitales golondrinas para obtener jugosas ganancias, cambiando dólares por pesos y llevándose a futuro una abultada renta financiera, pero sin producir nada.
Nada los veo hacer ni decir por una tasa de interés que está en niveles desmedidos e insostenibles; ni por un marco macroeconómico que complica cada vez más la balanza comercial y la competitividad de la industria y todas las actividades productivas del país, porque son las altas tasas las que alteran todo el sistema al encarecer el crédito y dificultar la expansión. Con los últimos acontecimientos, el plan económico, coinciden todos, acentuará el enfriamiento de la actividad económica, y nada de ello puede ser compensado por una mayor desprotección y vulnerabilidad de la contratación laboral.
Nada los veo hacer ni decir cuando entre la obra pública y la deuda, el Gobierno Nacional ha optado por seguir pagando a sus acreedores porque, en definitiva, son los que financian el modelo.
Para terminar dejo algo que he leído por ahí: “el espectáculo de la incompetencia se instala en el primer plano. Resulta imposible ayudarlos. El que no comparta sus imposturas insustanciales es un populista equivocado. Se muestran agresivos en la adversidad, petulantes en la plenitud de la bancarrota. Aquel que no suscriba sus posiciones es un ignorante (en mi caso un ridículo). Alguien que ya fue. O es, en el mejor de los casos, un demagogo. ¿Cómo pararse ante quienes actúan desde la perfección? ¿Habrá que permitir que se pongan el país de sombrero? Buscan culpables después de 29 meses de excusas y justificaciones.