La visita de Mascherano que ayudó a una entrerriana a salir del mundo de las drogas

 La visita del hermano de Javier Mascherano a Viale, para hablar sobre su recuperación tras 18 años de adicción, animó a Camila a contar lo que le estaba pasando. Hoy, se recupera en Concepción del Uruguay. Su mamá y otras familias buscan crear un espacio de contención en la propia localidad.

Mamás de adolescentes en recuperación del consumo de drogas plantean la necesidad de crear en Viale una sede de Narcóticos Anónimos. En Entre Ríos hay grupos funcionando actualmente, pero ninguno ubicado cerca de la localidad. El más cercano está en Concepción del Uruguay.

Gabriela Schlegel, mamá de Camila, no sólo contó la historia de superación de su hija y la lucha diaria por salir adelante, también destacó la importancia de tener un espacio en la localidad para brindar ayuda a adolescentes, jóvenes y adultos que se encuentran en una situación problemática a partir de padecer una adicción.

La historia de Camila

Camila pudo contar lo que pasaba el día en que Sebastián Mascherano, hermano de Javier, el jugador de fútbol, llegó a Viale en junio de 2017 para dar una charla en la que hablaba -en primera persona- sobre su adicción a las drogas y su recuperación.

Ella habló con Sebastián y antes de irse, él le dijo a Gabriela que su hija tenía algo que contarle. Era que estaba atravesando una adicción a las drogas y que quería salir adelante, pero necesitaba el apoyo de su familia, porque sola no podía.

«Ella me lo confió a las 6 de la mañana y a las 4 de la tarde de ese mismo día la internamos en la fundación Aprender a vivir, ubicada en Concepción del Uruguay». Es un centro privado de rehabilitación en adicciones, que está formado por un grupo de profesionales de distintas disciplinas. Ese mismo día sus padres acompañaron a Camila en lo que sería el primer día de una nueva vida.

«De Viale hay siete chicos internados y la cantidad de adictos crece, como para que tengan una idea de la situación. Por eso es que necesitamos un espacio en nuestra localidad, y además que se dicten más charlas como la que animó a Camila a pedir ayuda», explicó la mamá.

«Muchas veces los adolescentes no escuchan a sus papás, por rebeldía, por miedo, por lo que sea, pero esas charlas son esperanzadoras y abren puertas para que ellos puedan salir adelante como lo hizo mi hija», detalló Schlegel.

“106 días limpia”, la carta de Cami

Hace unos días, Gabriela recibió una carta escrita a mano por su hija. “Quiero agradecerles a todos los que me mandan saludos y muchas fuerzas para seguir adelante. También decirles que cuiden a sus hijos o familiares que son adictos a las drogas o alcohol porque no es fácil salir solos, yo quise parar muchas veces sola y no pude hasta que una madrugada tuve los ovarios puestos y me animé a pedir ayuda porque no podía mas sola.

Era cada vez más continuo y me iba alejando cada vez más de las personas que me querían. Hoy sé que no eran amigas las que estaban al lado mío, amigas/os y familiares son los que tengo ahora a mi lado, los que no me dejan caer y me dan fuerzas para seguir y a esas personas les agradezco de corazón y les digo gracias.

No me da vergüenza decir que hoy tengo 106 días limpia porque hoy estoy bien; ya no me ando lastimando, no ando consumiendo, no ando lastimando a mi familia, no estoy tirada en el hospital y no ando más por las calles haciendo quilombo.

Les pido disculpa a esa gente si les falté el respeto o les hice algo; esa no era Camila. Camila es la de hoy, la que se está recuperando, está limpia y está llena de amor y la que está salvándose y salvando la vida a mi familia porque la estaba matando en vida.

Tengo esta enfermedad llamada Adicción, no es fácil porque no tiene cura. Está continuamente las 24 horas presente y como hoy podemos estar limpios y tengo todo, en un abrir y cerrar de ojos perdemos todo.

Cuiden mucho a sus familiares, que son los que más amor, apoyo y ayuda necesitan. La vida es bella y sin drogas podemos disfrutar y sentir de cada momento que pasamos». Fuente: Diario Uno