La sequía dejará para el arroz consecuencias productivas y una disparada de precios podrá ayudar al sembrador a desquitar la inversión

El Día de Campo de la Fundación Proarroz desarrollado en San Salvador para ver la evolución de sus ensayos capturó la atención tanto de plantadores como profesionales especializados en el cultivo entrerriano; además de un nutrido grupo de estudiantes interesados en saber más acerca de las novedades que vienen en materia de investigación y desarrollo.

Proarroz es una referencia insoslayable en el ámbito nacional para quienes invierten su capital de trabajo y conocimientos en el crecimiento de una actividad que distingue a la provincia al punto de ser competitiva con los grandes del sector en la región, como los productores e industriales de Brasil y Uruguay.

“Los ensayos son muy buenos, hay respuesta a la investigación de nuevas tecnologías para los productores”, definió Hugo Müller al dar cuenta de lo hecho desde la entidad y en ese marco destacó la convocatoria a partir de la invitación a ver resultados en variantes de fertilización y despliegue de variedades conocidas y en experimentación.

Por el andarivel de la coyuntura sectorial, habló con Campo en Acción sin esquivar el bulto: avisó que el daño del evento climático dejará consecuencias productivas y que una disparada de precios podrá ayudar al sembrador a desquitar la inversión. En ese marco, el consultor de mercado Fabián Francese contó que “la oferta retrocederá y los valores deberán subir, pero eso aún no se está dando; la industria no sale a comprar todavía”. Y tiró que el valor actual va de los 24 a los 25 pesos por kilo de arroz cáscara puesto en planta del comprador. Para poner las cosas en contexto describió que Brasil tiene consolidada una merma del 10%. “El segundo semestre puede tener sorpresas”, deslizó.

Müller repasó, con gruesas pinceladas, el derrotero de la campaña al sentenciar que los costos de regar aumentaron y mucho. Dijo que “de arranque tuvimos problemas con la provisión de insumos y los valores se dispararon. Hay zonas de abandono con pérdidas totales y parciales, también de calidad de grano. Y queda una gran incógnita acerca de lo que será el inicio del próximo ciclo con los reservorios de agua vacíos”. En ese marco valoró que quienes recibieron el acompañamiento del clima obtendrán marcas muy aproximadas a los 9.000 kilos por hectárea y que muchos de esos lugares están en Entre Ríos.

Francese eligió describir el escenario como un año desconocido para el arroz ya que –dijo- no llovió lo que se esperaba y las altas temperaturas armaron un ambiente donde el cultivo se desarrolló con grandes dificultades. Recordó que hasta la tercera semana de enero el panorama era igual en la región y luego se dio un giro favorable en Entre Ríos y Santa Fe ya que las precipitaciones entonaron las plantaciones. En cambio, el resto de la patria arrocera aún cruje por imperio del clima.

Aportó que al crecimiento del área implantada lo diluyó la sequía. Este año se arañaron las 200.000 hectáreas cultivadas con una trepada de 13.000; pero el abandono de lotes oscila en números similares. “Esperamos rangos variables de rendimientos y los desvíos en las dos direcciones serán bastante altos”, especificó.