Por Aquiles Arús – Despachante de Aduana con más de 40 años de actividad
En rigor de verdad, me asalta por estos días un sentimiento de cansancio. Estoy cansado, podría decir sintetizando. Y no lo digo porque estoy a un año de cumplir 70, y el peso del almanaque en mi vida nada tiene que ver con las ganas de seguir adelante. Aspiro sinceramente a seguir pensando en un futuro para mis hijos y para mis nietos, además de mis actividades deportivas automovilísticas que realizo con asiduidad.
Lo que me cansa es tener frente a mí, una vez más (y van muchas), un nuevo desastre económico, político, educativo, de salud y de inseguridad en nuestro país.
Los argentinos, es triste decirlo pero mucho más afrontarlo como verdad irrefutable, hemos perdido la confianza del mundo económico en general. Dejamos de ser confiables por todo lo que está aconteciendo en el país, y esto nos ha llevado a un aislamiento tan grande que la clase política que nos gobierna no logra entender.
De ninguna manera puedo aceptar que nuestro presidente haya dicho lo que dijo a Putin y unos cuantos días más tarde criticar de forma muy por encima la actitud de Rusia con Ucrania.
La verdad es que causa gracia escuchar lo que todos los días hace y dice nuestro presidente. Personas con edad como la mía que hemos visto muchos políticos gobernantes ya no nos asombra y en la mayoría de los casos nos causa gracia la gran ingenuidad. Estas actitudes no son otra cosa que síntomas del Desgobierno que padecemos los argentinos.
Caprichos.
Pero esto no es nada. También debemos padecer a una vicepresidente que se trata de una señora con antecedentes conocidos, pero que a todas luces ha resuelto ser quien manda en el gobierno de los Fernández, y que tiene a un presidente que le acepta todos sus caprichos.
La vicepresidente logró con mucha astucia quitar el gobierno a Cambiemos con un Alberto moderado en el que mucha gente confió, con ella detrás, apalancándolo.
Y así regresaron al poder. Ella lo hecho con la única preocupación de limpiar sus causas por delitos cometidos durante su gestión como presidenta por ocho años en que tuvo el enriquecimiento más deshonroso que se ha visto en la historia argentina a manos de un presidente.
Así se crearon, incluso durante su mandato, alguna de las causas que hoy la preocupan y para hacer el trabajo sucio de limpieza puso a Alberto Fernandez. Éste, por impericia o algún otro motivo que no conocemos, no pudo o no quiso llevar adelante el salvamento judicial de la señora.
Así que está pendientes de resolución las causas Vialidad Nacional; Cuadernos, Hotesur, etc, etc. Todas vinculadas a delitos de corrupción, incluso sus hijos están también incluidas y desde mi punto de vista podría ser ese el principal motivo que como madre hace lo posible y lo imposible por terminar estas causas.
Para ello ha hecho que la Oficina Anticorrupción no la acuse, que los jueces sean removidos por otros jueces afines, y como si fuera poco la UIF en la causa Vialidad Nacional ha decidido solicitar el sobreseimiento, algo nunca visto en la historia de ese organismo del Estado.
Preocupación.
En fin, Serafín, dice el adagio. Este texto no busca más que poner en evidencia los valores y principios de la clase política que nos gobierna para pasar al tema económico que tanto preocupa hoy día.
En aquellos momentos del Gobierno de Duhalde, el ministro de economía Remes Lenicov provoco la salida de la convertibilidad que venía en caída libre en los últimos tiempos del Gobierno de Fernando de la Rúa.
Esto provocó una desvalorización del peso que hizo que el dólar pasara de $1 a $4, aunque luego se estaciono en $2,80. Ese tipo de cambio fue precisamente el que dio origen a un despegue de la economía Argentina incorporando muchas empresas al sector exportador que podía obtener grandes beneficios, lo cual era absolutamente válido, ya que muchas de las empresas exportadoras venían sufriendo y exportando con un dólar que la inflación había dinamitado. Por lo tanto este hecho originó una genuina recuperación de la economía argentina.
De hecho este tipo de cambio competitivo hizo que el Estado pudiera acumular divisas que ingresaban por las exportaciones y que incluso el extinto presidente Néstor Kirchner utilizó para pagar al contado la deuda que nuestro país mantenía con el FMI de u$s 10.000 millones de dólares. Esto fue algo inédito y fue hecho precisamente para despegarse de ese organismo que, en general, controla a los países deudores.
Este arreglo le sirvió al presidente de turno para que cuando tuviera falta de dólares le solicitara al “amigo” Hugo Chaves a una tasa de interés infinitamente más alta que la del FMI, pero que le permitía hacer cualquier tipo de negocio con Venezuela.
Es más que conocido todo lo que se hizo en esos tiempos con los amigos venezolanos fue realmente vergonzoso.
Fue precisamente esa época cuando la Argentina, a través de la gestión de sus gobernantes, comenzó a caer en general, ya sea en su dimensión económica como en la seguridad y la institucionalidad, por nombrar sólo algunas que se mantienen en caída permanente.
Cambios.
Así llegamos a que el gobierno kirchnerista perdiera el poder en manos de Cambiemos. El gobierno de Mauricio Macri hizo un trabajo de limpieza de toda la basura que había quedado. Desde mi punto de vista lo hizo cometiendo muchos errores, y quizá el más grave fue no haber expuesto el estado en que se había recibido el gobierno y con un sistema de gobierno lejanos a un shock que hubiera cambiado las cosas y que los votantes que lo llevaron al poder lo iban a entender.
Pero según consta en los registros, la deuda que había dejado el gobierno anterior era tan grande que hubo que recurrir al FMI, que accedió a abrir un crédito a la Argentina de los más importantes, por el volumen de su monto en términos históricos. El gobierno de Cambiemos pensó que iba a mantenerse en el poder en el siguiente período. Pero no pudo. Allí se complicó el escenario, especialmente el futuro.
Estas complicaciones parecían preanunciadas, como un vaticinio infalible. Basta recordar que antes de las PASO el dólar estaba en 40 pesos, y luego del resultado de las mismas, el billete estadounidense abrió el día hábil siguiente a 60 pesos, y eso fue claramente lo que el mercado interpretó sobre los nuevos (viejos) políticos podrían asumir en la Argentina porque no creía de ninguna forma que fueran a hacer bien las cosas. No se equivocaron. Eso fue lo que hicieron y siguen haciendo.
Hoy estamos frente a una situación de las más difíciles para nuestro país. Los actuales gobernantes no van a hacer nada para solucionar ningún problema, esto es más que evidente. En lo personal tengo una muletilla que bien se puede aplicar al momento: “Cuando los Kirchneristas tienen un problema no lo resuelven, lo agravan”. Realmente entiendo que no puedo hoy encontrar a nadie con los argumentos tan sólidos para contradecirme.
Errores.
La nueva ministra (si así se la puede llamar a Silvina Batakis) ha dicho que el tipo de cambio que se usa para la exportación es competitivo y el pasado 9 de julio el Presidente lo ha ratificado. Entiendo honestamente que es lo más alejado de la realidad.
Ya vimos entre todos que este país salió airoso de las dificultades económicas de las crisis de 2002 con un tipo de cambio competitivo que hizo que el campo produzca y exporte más (a pesar de las retenciones), que la industria metalmecánica tenga un enorme crecimiento y que el comercio se dinamice increíblemente. Todo gracias a una medida fuerte que también produjo inflación, pero muy por debajo del ajuste cambiario.
No puedo entender ni me entra en la cabeza que los funcionarios económicos no vean lo que está pasando. Hoy se está exportando porque de cualquier forma hay que vender lo que se produce y se está importando mucha mercadería -principalmente insumos y bienes de capital que la industria necesita como también productos comerciales- aunque estos últimos según informes que he visto solamente suman el 15 % de las mismas.
Lo que el gobierno no asume es que la suma por importaciones de energía es la determinante para mantener hasta cuando se pueda un tipo de cambio bajo, ya que con la inflación actual se viene atrasando peligrosamente que puede llegar a frenar algunas exportaciones por carecer de rentabilidad. No soy un genio, pero cualquiera sabe que así se empieza a frenar la economía.
Desde mi humilde lugar puedo advertir que el gobierno está actuando con un barbijo N95 (los mejores) que no dejan pasar nada y que por lo tanto aspiran lo que exhalan. Es decir que están dentro de un círculo vicioso del que hay que salir para hacer crecer la economía de una buena vez, quitándose el barbijo para poder aspirar el aire puro que les limpie la cabeza para hacer crecer el país.
Propuesta.
Por lo tanto, y ante este escenario dantesco y pesimista, la única posibilidad que veo es la de aplicar un desdoblamiento cambiario por el que se cree un tipo de cambio comercial que se aplique solamente al comercio exterior. Esto seguro va a generar un incremento importante de las exportaciones que en general son en volumen mayores a las importaciones que también subirán en su costo.
Entre el año 2020 y 2021, debido a tener un tipo de cambio oficial muy bajo, se importaron en Argentina una cantidad importante de aviones privados (basta con hacer la consulta a la Aduana) para ejecutivos que compraron con un dólar barato casi a la mitad de precio por el que hubieran pagado si tuviéramos un tipo de cambio competitivo, y estos funcionarios no pudieron o no quisieron ver lo que estaba sucediendo.
Con respecto al turismo, considero que ante la situación actual se debería dolarizar la actividad. Es decir que quien tenga intenciones de viajar y pagar sus gastos los haga con dólares billetes que bien puede comprar en los sistemas MEP y CCL y para no viajar con dinero en efectivo, contar con una caja de ahorros con que se relacione su tarjeta de débito y crédito en dólares exclusivamente.
De esta forma no habría un déficit de dólares por el turismo y se podría viajar sin colisionar “con un empleo en Argentina” como lo ha dicho la Ministra Batakis.
Esta opción no es la mejor, pero de alguna manera soluciona un problema. Cuando un argentino viaje deberá pagar en dólares, sin usar una tarjeta de débito en pesos para que el Estado gire luego los dólares al exterior. Esta forma de viajar es la que hace algunos pocos años se iban aproximadamente u$S 7.000 por turismo en un año.
Por todo esto y mucho más… la realidad me agota, y la política me decepciona. Estoy cansado…