“La patria no es solo historia: es compromiso presente”

Zambon en el 9 de Julio: un llamado a la emancipación del presente

En el acto oficial por el 9 de Julio realizado en la semipeatonal de San Salvador, el intendente municipal Jorge Zambon ofreció un discurso cargado de comparaciones entre la gesta de 1816 y los desafíos del presente. Con fuerte contenido reflexivo, instó a pensar la independencia no como un hecho cerrado del pasado, sino como una tarea viva y actual.

¿De qué debemos independizarnos hoy, cuáles son las esclavitudes de nuestra época?”, se preguntó el mandatario, al tiempo que enumeró “esclavitudes modernas” tanto personales como sociales y políticas. Mencionó, entre otras, la dependencia del poder, las redes, la droga, la mentira y el individualismo, así como también la exclusión, la corrupción, la destrucción del trabajo y la manipulación política. A todos estos flagelos, dijo, “debemos declararles nuestra independencia”.

Zambon resaltó que el acto del 9 de julio de 1816 se dio en un contexto externo e interno sumamente adverso, con presiones políticas, militares y económicas que hacían urgente la declaración. En ese marco, trazó un paralelo con el presente: “Estamos inmersos en un contexto de cambio de época. Hoy todos somos protagonistas de lo nuevo”.

El intendente también convocó a revalorizar los pilares que dieron sentido a la emancipación: la igualdad, lo común y la interculturalidad. “Lo común no está dado, se construye. Y hoy ese valor está en juego en nuestras instituciones, en la economía, en el tejido social que nos une”, advirtió.

Como cierre, pidió pensar la Patria “con honor y con entrega”, y expresó su deseo de que Dios conceda al pueblo argentino la gracia de vivir en paz y bienestar. “Seamos libres e independientes. ¡Viva la Patria!”, exclamó al final de su mensaje.

 

EL DISCURSO COMPLETO

Palabras del intendente Jorge Zambon en el acto del 9 de Julio en la semipeatonal de San Salvador.

209 años han pasado de aquel 9 de julio de 1816. 209 años vividos en independencia. De una independencia que nos interpela. Porque el destino de la Patria se construye con la memoria viva de su pasado; no solo como un hecho histórico, sino como presente, porque se trata de una declaración de libertad que habita hoy en la conciencia y accionar del pueblo argentino.

La gesta patriótica, con epicentro en la ciudad de San Miguel de Tucumán, reunió en Congreso General de las Provincias Unidas a los representantes de Cuyo, del Alto Perú y Buenos Aires que de manera unánime expresaron su voluntad de «investirse del alto carácter de una nación libre e independiente», tal como lo describe el ACTA fundacional de nuestra independencia.

La Declaración se realizó en un contexto sumamente adverso, con el avance de las tropas realistas en el continente americano. De ahí el reclamo de San Martín -que organizaba en Cuyo al Ejército que luego cruzaría Los Andes- de que los congresales declararan con urgencia la independencia. Una realidad externa tan apremiante requería una manifiesta y rotunda voluntad de emancipación.

La situación no era menos conflictiva en el plano interno. De hecho, el lema que inspiraba a la voluntad de sancionar una Constitución por parte del Congreso de Tucumán era “Fin de la revolución, principio del orden”, consigna indicativa de que el proceso había dado lugar a fuertes tensiones. Las relaciones entre Buenos Aires y el interior no atravesaban su mejor momento y la situación de la economía era sumamente crítica, dado que la guerra demandaba enormes recursos.

El acto heroico de declarar la independencia resignificó e impulsó, el camino para materializar el modelo de Estado que se pretendía y revalorizó el sentido de una patria mía.

De este modo, y desde el proceso político iniciado con la Revolución de Mayo de 1810, se plasmó un sentir de valores comprometidos con: la emancipación, la igualdad, lo común y la interculturalidad

Pensemos hoy, estos mismos valores:

VALOR EMANCIPACION: El Acta de la Independencia está precedida por una descripción del ánimo de los constituyentes a la hora de proclamarla, diciendo: “Era universal, constante y decidido el clamor del territorio por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España”.

La “emancipación”, entonces, era concebida como la instancia en que un sujeto adquiere la “mayoría de edad”, pero ya no sólo en el ámbito de lo “doméstico” o en el mundo privado, sino en la vida social, política e histórica.

La independencia, concebida como “emancipación”, aparece así como el deseo social de vivir sin tutela y es un valor a mantener siempre bien en alto.

La dependencia o esclavitud, así como el colonialismo, no es un recuerdo del pasado. Es también como en lo personal y social vivimos y construimos un presente.

Es bueno entonces que en este ejercicio de emancipación nos preguntemos:

¿De qué debemos independizarnos hoy, cuáles son las esclavitudes de nuestra época?

Las respuestas podrían ser muchas y variadas, comparto algunas:

En lo personal, la esclavitud tiene raíces muy profundas, y están en el corazón, porque cuando lo entrego: al poder, al dinero, a la soberbia, a la envidia, a la calumnia, al bulling, a la droga, a la diversión, al juego, a la mentira, a las redes, al individualismo… y a todo aquello que ate mi vida, perderé mi independencia… Es entonces, que de esto que me esclaviza, necesito declarar mi independencia y recuperar valores, como el amor, el servicio, la solidaridad, el mérito, es decir todo aquello que ensancha el corazón, genera gozo y sana.

En lo social, la esclavitud se manifiesta, en la pobreza, la exclusión, la violencia de todo tipo, las ideologías, la destrucción del trabajo, la calidad de la educación, la desintegración familiar, el daño generado en los sentimientos y las emociones, que se traduce en frustración, ansiedad, y otros trastornos conductuales y emocionales… quizás producto de una vida sin sentido, sin expectativas y sobre todo sin una esperanza verdadera. A todo esto, debemos declarar la independencia y recuperar valores como el cuidado de la familia, la paz, el trabajo y la educación que a tantas generaciones nos dio satisfacciones, la alegría, el esfuerzo compartido, de recuperar el verdadero sentido de la vida y sobre todo mantener siempre viva la esperanza.

En lo político, la esclavitud se manifiesta en el amor al poder, la corrupción, la mentira, la ambición desmedida, la entrega del interés general privilegiando el interés personal del político, la perpetuidad a cualquier precio, y peor aún a costa de esclavizar voluntades haciendo creer que tu trabajo, tu jubilación, tu casa, y todo lo que sos o tenés, son fruto del estado todopoderoso o del político de turno. A todo esto, debemos declarar la independencia y comprometernos en la participación, el interés de los que nos sucede, de ocuparnos y formarnos en política, en controlar, transparentar y sobre todo no perpetuar los políticos, sobreponiendo siempre el interés general y el bien común.

En la historia, la esclavitud se manifiesta cuando es solo relato e ideología. Y de esto solo me pueden independizar la lectura, la investigación, el buen interés, el pensamiento sano, los valores, la entrega, la honorabilidad, el ejemplo, y por sobre todo la VERDAD

VALOR IGUALDAD: el Congreso Constituyente tenía entre sus objetivos sancionar una Constitución con el fin de organizar jurídica y políticamente al territorio independizado.

Este segundo gran objetivo, recién se logra hacia 1853. Es aquí donde se consagra plenamente este principio de igualdad para todos lo habitantes de este suelo argentino.

VALOR DE LO COMUN: construir “lo común”, es elaborar las razones que hacen posible que formemos parte de una misma comunidad, de construir un horizonte compartido, con coincidencias pero también con diferencias. Lo común, no es una tarea sencilla. Lo común nunca está dado de antemano y supone siempre un ejercicio de construcción colectiva.

Lo común, es también un desafío hoy, para nuestra ciudad, la provincia, el país, cuando en la lucha de intereses ponemos en juego las instituciones, la integridad territorial, la población, la economía, el presente y futuro de todos los habitantes de este suelo. Necesitamos cambiar esa perspectiva con la revalorización de lo común.

VALOR INTERCULTURALIDAD: que define un horizonte educativo basado en el reconocimiento de las múltiples culturas que constituyen nuestro país, un reconocimiento basado en la idea de que ninguna cultura es superior a otra y que el diálogo intercultural es un trabajo colectivo que enriquece los horizontes de una nación. En ese sentido, resulta interesante recordar cómo los independentistas, al designarse como “americanos”, evocaban a una multiplicidad de experiencias culturales que contribuyeron a la emancipación.

Hoy el mundo es uno, en término de relaciones y comunicaciones. Hoy el mundo es un desafío y debemos pensar una patria inserta allí, desde lo cultural y desde todo aquello que pueda aportarnos desarrollo y bienestar.

La invitación de este día sea entonces, mantener una actitud atenta, de independencia, con libertad en la mente y virtud al corazón, que, aunque parezcan anhelos, sea compromiso social.

La Patria se vive y se habita, pero sobre todo la construimos cada día, con el otro y para todos.

ESTAMOS INMERSOS EN UN CONTEXTO DE CAMBIO DE EPOCA. HOY TODOS NOSOTROS SOMOS PORTAGONISTAS DE LO NUEVO. PERO POR SOBRE TODO, COMO DESDE 1816, A PENSAR LA PATRIA CON EL HONOR Y CON LA ENTREGA DE LOS QUE NOS PRECEDIERON, PENSANDO SIEMPRE EN EL BIEN Y EN DEJARNOS LO MEJOR

Pido a DIOS fuente de toda razón y justicia, nos conceda la gracia de vivir en paz y bienestar este querido suelo argentino

SEAMOS LIBRES e INDEPENDIENTES!!! Y VIVA LA PATRIA!!!!