Si bien este año no se aprobó un nuevo marco legal, habría fundamentos para llegar a su sanción en 2020.
Si bien no se sabe con qué rol, el exsecretario de Agricultura de la Nación, el economista Gabriel Delgado, viene manteniendo reuniones con diferentes representantes del sector agropecuario y agroindustrial.
En esos encuentros, (¿el futuro ministro de Agricultura de Alberto Fernández?) asegura que Argentina necesita una nueva ley de semillas, un anhelo que se viene gestando desde hace 10 años pero que no encuentra plafón político para su concreción.
Durante el último período de sesiones ordinarias del Congreso, que termina mañana, nunca un proyecto para modificar la ley vigente desde 1973 que rige el comercio de semillas estuvo tan próximo a ser tratado en el recinto.
Pero una vez más quedó en un intento, a pesar de tener dictamen parlamentario y –lo que era más importante– el consenso de casi todos los actores de la cadena de valor vinculados al rubro.
¿Se vuelve a foja cero?, preguntó Agrovoz a un vocero de la industria semillera, sobre todo si se tiene en cuenta que con la nueva composición del Congreso a partir del 10 de diciembre habrá diputados que necesitarán instruirse en la materia.
“No haría falta, en la medida que haya la voluntad política de hacerlo”, respondió el interlocutor.
Sucede que existen varios proyectos sobre el tema con estado parlamentario y que, de obtener dictamen, podrían entrar en carrera para una aprobación durante el próximo año.
La clave es conocer cuáles fueron las diferencias que hicieron que el contenido aprobado en noviembre de 2018 por las comisiones de Agricultura, Presupuesto y Legislación General no se aprobara; para no repetir viejos errores.
No cambiar lo que funciona
Mientras veía cómo se consumían en el Congreso las últimas chispas para sancionar un nuevo marco legal para la actividad, la industria semillera se sorprendió en los últimos días por la convocatoria a una reunión extraordinaria, realizada por la Comisión Nacional de Semillas (Conase).
La intención de la actual gestión al frente del Instituto Nacional de Semillas, a menos de 15 días de terminar sus funciones, fue analizar la reglamentación de la resolución 338/2006, que sostiene que los productores sólo pueden utilizar semillas propias para hacer la misma superficie que implantaron con semillas certificadas en el ciclo anterior.
“No consideramos que sea conveniente modificar una resolución de hace 13 años al final de una gestión”, observaron representantes de los semilleros.
El temor es que un cambio en la medida pueda flexibilizar los términos del uso propio de las semillas que tienen como derecho los productores.
El otro mecanismo que la Conase convocó a analizar es Bolsatech. Por cuarto año consecutivo, el sistema generado en el ámbito privado y que las autoridades nacionales hicieron propio para llevar las tareas de fiscalización permite garantizar el pago a su propietario (semillero) por el uso de esa tecnología (biotecnología).
La iniciativa, que arrancó en la campaña 2016/2017 y que tiene al Inase en la cabeza de los controles, alcanza a todas las entregas de granos de soja y de algodón que se realizan en el país.
El sistema tiene como fecha de finalización febrero del año próximo y desde la industria esperan una prórroga, habida cuenta de que aún no existe una nueva ley de semillas que ampare a los organismos genéticamente modificados.
A través de una carta remitida al presidente Mauricio Macri, y con copia al ministro de Agricultura de la Nación, Luis Etchevehere, de quien depende el Inase, la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) reclamó la necesidad de prorrogar el mecanismo.
Para las 80 empresas nacionales e internacionales que proveen el 90 por ciento de la semilla sembrada de maíz, soja, girasol y trigo, el sistema Bolsatech garantiza contar con un comercio fluido.
Durante todo el año pasado y lo que va de 2019, pasaron por la metodología de Bolsatech 3.495.979 camiones, correspondientes a entregas efectuadas en 1.966 puntos de entrega (puertos, plantas de acopio, acondicionadoras y plantas de molienda).
De ese total, según datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, sólo en 82 camiones se solicitó una reconsideración de los resultados, cifra que representa 0,002 por ciento del total analizado.
Haciendo propia una expresión del Presidente, “si funciona, no lo desarmen”, los semilleros aspiran a la continuidad del sistema hasta que surja otro superador.