El domingo 3 de marzo de 1946 se celebró en la costa argentina una reunión que marcaría la historia de una localidad balnearia. Porque esa fiesta, con asado y con doma de potros, organizada mientras se comenzaba a amojonar unos campos para hacer una ciudad balnearia, se tomó como el nacimiento de Santa Teresita, que cumple 75 años y es una de las localidades donde pasan sus vacaciones miles de trabajadores.
La idea original, relata el periodista Carlos Piro en una atractiva nota para el diario Perfil, fue de un gaucho judío, como así se definía Lázaro Freidenberg, un entrerriano contador y abogado nacido en un rancho de adobe en 1908, que se enamoró de la costa argentina en una visita a San Clemente. Arrancó pensando en una casita en la zona y terminó fundando una ciudad.
Según cuenta en sus memorias, un libro llamado “Entre barriales y médanos. Cómo nació el balneario “Santa Teresita””, publicado en 1978, el ‘pionero’, se encontró una mañana con Don Román Puebla en el almacén El Crucero, de Gibson y Tomaguelli. El criollo lo invitó a comer un asado esa misma noche, donde le cuenta de la existencia de unas playas desiertas donde solo hay médanos y mar.
La zona era conocida por el Jagüel del Medio, que no se secaba nunca, y llamada “Santa Teresa” por la proveeduría que existía entre la estancia de 40 mil hectáreas llamada “El Tuyú” (que significa “lodo o barro blando”), propiedad de Federico Leloir, padre del premio Nobel del mismo nombre, y los campos de la familia Duhau.
Fueron al día siguiente, a caballo y el entrerriano creyó que ese lugar era ideal para desarrollar su sueño, su proyecto. Hizo todas las averiguaciones necesarias, contactó gente con los mismos intereses como Juan José Cacace que se dedicaba a los negocios inmobiliarios en Balcarce y el agrimensor Dardo Loyan Eliçabe, y usando sus habilidades de contador y abogado se propuso dar vida a una ciudad balnearia, que hoy cuenta con más de 15 mil habitantes.
Fue Cacace, devoto cristiano, quien propuso el nombre de “Santa Teresita” en honor a la virgen Santa Teresita del Niño Jesús. Pero para mejor identificación de la zona, se la inscribió como “Santa Teresita, con la aclaración “Jagüel del medio” entre paréntesis.
Toda esta historia pasa casi inadvertida para los turistas que visitan la localidad cada verano. Hoy son más atractivos el centro comercial de las avenidas 32 y la calle 2, la histórica réplica de una carabela de Cristóbal Colón, una de las más perfectas reproducciones del mundo, o el barrio “Santa Teresita sobre el monte”, villa residencial que fue creada respetando las particularidades del terreno y la forestación más que el damero típico del resto de la ciudad o el histórico muelle de pesca. También es famoso internacionalmente el Club de Golf, que fue realizado sobre cañadones y bañados, lo que generó muchísimas dificultades para nivelar el terreno.
La ciudad soñada por un gaucho judío entrerriano que tiene nombre de ícono católico cumple 75 años y todavía le debe un gran homenaje a aquellos pioneros que transformaron aquellos barriales y médanos en un centro de placer y descanso familiar único en la Argentina. Fuente: Perfil – Carlos Piro