David Doblas, el español que juega en el club Estudiantes de Concordia, fue una de las sorpresas de su equipo en la Liga de las Américas, que consiguió un más que valioso cuarto puesto. El pivote español de 36 años, nacido en Santander, fue el más destacado en su puesto en la competencia continental. Promedió 10 puntos y 5 rebotes por partido, pero sus cualidades van mucho más allá de los números. Inteligente para pasarle la pelota al compañero mejor ubicado, luchador para cada rebote, intenso para defender y líder para transmitirle su energía al resto del equipo.
Tras 16 años como profesional en España y un paso por Grecia, Doblas llegó a Estudiantes a partir del llamado de Lucas Victoriano a quien conocía de haber enfrentado cuando el entrenador jugó en la Liga ACB. “Decidí venir a Argentina porque es un país que ya conocía por haber viajado de vacaciones seis o siete veces a visitar a mi buen amigo Federico Kammerichs. Además, observé el nivel de la competencia, noté que hay muy buenos jugadores (muchos que pasaron por España) y me atrajo que es una competición seria, larga y organizada. Y, lo más importante, era que el entrenador me quería de verdad. Lucas me insistió y me dijo que encajaría perfectamente”, cuenta Doblas.
El pivote cántabro se siente muy cómodo en Argentina. Así lo explica: “La idiosincrasia del país, que en lo cultural es muy similar a España, me facilitó integrarme en la sociedad, incluso a veces me olvido de que estoy en Argentina, y cuando hablan de extranjeros yo casi no me considero uno por lo parecido que es todo, incluido el idioma que es el mismo. Me gusta mucho el hecho de compartir, ya sea un asado o una ronda de mates. Juntarse en una casa con compañeros, que es algo que en España hemos perdido, transforma al equipo en una familia”.
Estudiantes se clasificó segundo en el Grupo C y luego hizo lo propio en el F, en el que dejó en el camino a Guaros y a Bauru, que habían sido los campeones de la Liga de las Américas en las tres temporadas anteriores. En el primer cruce del Final4, se enfrentó a San Lorenzo. Cuando el partido aún estaba equilibrado (luego fue victoria del local 101-78), Doblas tuvo un cruce dialéctico y de empujones con Gabriel Deck que derivó en insultos y reproches de todo el público que colmó el Polideportivo Roberto Pando en Buenos Aires. El blanco de los hinchas fue el imponente físico del español, con cánticos y gritos que lo describían como ‘gordo u obeso’. Doblas lo vivió con tranquilidad y sin enojos: “El argentino suele tener ingenio para insultar, pero a mí más que molestarme me motiva. Siempre que no haya violencia, sino que la búsqueda sea reírse de ti, me parece que es parte del juego y de hecho me encantó el ambiente en la cancha de San Lorenzo. Tenía que enfrentarme al mejor jugador de Argentina y a partir de un empujón intenté desconcentrarle, pero él mantuvo la concentración y nos metió 30 puntos. Luego le dije que es mi jugador favorito. Disfruté el partido como hacía tiempo que no me pasaba. El público valora a un jugador bravo y duro y pese a los insultos los aplaudí y ellos me lo reconocieron”.
Doblas se describe como ‘bravo y duro’. La intensidad es una característica que muestra desde sus inicios. Ir a cada bola como si fuera la última, incluso en los entrenamientos, le generó algunos inconvenientes. “En Granada, cuando estuve a las órdenes de Sergio Valdeolmillos, a los 21 años, me dijo que solo podía tirarme al piso dos veces por semana. Me lanzaba a luchar cada pelota y eso provocaba que había que parar el entrenamiento para limpiar el suelo y corría riesgo el físico de mis compañeros”, recuerda David. “Puede que haya recibido alguna multa porque al lunes ya lo había hecho dos veces y me quedaba toda la semana por delante”, agrega el pivote.
La intensidad de Doblas va más allá de las canchas. Cuando participa de salidas nocturnas, le pone esmero a que sus amigos la pasen bien y él se muestra como el más divertido: “Intento siempre tener buena onda, buen rollo. Cuando salgo por la noche nunca tomo ni una cerveza. Antes tomaba algún refresco y me decían que tomaba ron mezclado con gaseosa, así que ahora simplemente tomo agua para que no digan que ando por ahí borracho. La gente que me cruzo al otro día me comenta ‘vaya borrachera que llevabas ayer’ pero lo cierto es que me gusta bailar y divertirme con mis compañeros fuera de la rutina y es mucho mejor sin resaca”.
Mientras jugaba en España, Doblas dedicó su tiempo libre a estudiar, pero también escribió un blog en el sitio web de la ACB “Fue divertido, tenía mucha repercusión. Intentaba mostrar una faceta diferente de los deportistas, contar anécdotas y curiosidades”, explica David, quien rescata una historia que contó sobre Andy Panko. “Se rompió la nariz en un entrenamiento y cuando se la iban a colocar no quiso anestesia porque él era tan valiente que no la necesitaba. ‘I’m Andy Panko’, fue su respuesta. Le recolocaron la nariz sin anestesia y tampoco aceptó jugar con una máscara”.
Los textos de aquel blog aún pueden encontrarse en la web. Vale la pena darse una vuelta para conocer más sobre las vivencias del pivote español.
La planificación personal de Doblas indica que jugará, al menos, hasta finales de 2019. Allí analizará año a año. Entonces, no tiene claro hasta cuando seguirá su carrera pero sí sabe qué hará cuando se retire: “Soy maestro de primaria, también hice la especialización en inglés y un posgrado para ser maestro de español para extranjeros, algo de lo que pienso trabajar un par de años en algún país de habla inglesa. Además, hice un grado superior de actividades físicas y deportivas. La educación es lo que más me atrae para mi futuro y de hecho en San Sebastián ya fui ayudante de una profesora durante cuatro años cuando tenía momentos libres dentro de la rutina de jugador”.
En uno de sus posts en el blog de la web de la ACB, el pivote de 2,06 metros comentaba que sus rivales más difíciles no habían estado en la zona pintada sino en un aula y medían alrededor de 1,40. Había sido una de sus primeras experiencias al frente de una clase. Así lo analiza ahora: “Los niños son todo un reto. Yo tengo bastante facilidad para tratarlos, tengo mucha empatía, sé cómo acercarme a ellos, cómo ganarme su confianza. Pero cuando tenga que afrontar una clase con 25-30 niños a los que quiera enseñarles y tratar de llegarles a todos, pues seguro que va a ser un partido muy complicado en el que tendré que poner todo mi empeño. Será todo un reto, pero un reto bonito para el que me he formado y siento que estoy preparado. Será más difícil que el Final4 de la Liga de las Américas”.
Doblas sabe cómo demostrar su intensidad adentro de la cancha. Y también sabe las enseñanzas que quiere transmitir en el futuro. Fuente: FIBA.basketball