La dictadura del virus: Un contratista rural que perdió una cosecha entera por las trabas para ingresar a Salta

En medio de la pandemia de coronavirus, Salazar y su hijo, de Córdoba, se instalaron tres meses en Salta para terminar el maíz que les faltaba. Pero se quedaron sin repuestos y tuvieron que volver su provincia a buscarlos. Ahí empezaron los problemas.

Darío Zalazar es un contratista rural de Córdoba que sufrió en carne propia las trabas para ingresar a Salta: después de esperar más de 48 horas al costado de la ruta, perdió una cosecha de 850 hectáreas y se quedó sin poder trabajar porque sus máquinas están en esa provincia.

¿Cómo llegó a eso? En el medio de la pandemia de coronavirus y las medidas de aislamiento social, Salazar y su hijo se instalaron tres meses en Salta para terminar el maíz que les faltaba, y evitaron circular fuera de la provincia para no generar riesgos. Pero se quedaron sin repuestos y tuvieron que volver a Córdoba a buscarlos. Ahí empezaron los problemas.

Antes de salir, los Salazar realizaron los trámites para poder atravesar los límites provinciales. Una vez que llegaron al primer límite, la Policía les pidió los documentos y los puso en una fila detrás de 11 vehículos que nunca avanzó. “Nos quedamos al costado de la ruta sin comer ni beber, porque no hay nada, ni siquiera alguien que te venda un sándwich”, contó el contratista en declaraciones a Agrolink radio.

Horas después lograron avanzar, les fajaron la camioneta – “como si fuéramos delincuentes”, aseguró – y llegaron a La Banda, en Santiago del Estero, a las nueve de la noche. De ahí, pasaron al límite con Salta, donde les tomaron los datos y los mandaron a un hotel.

“Los policías de Antilla se presentaron, nos trataron muy bien. Pero para poder ingresar te mandan al hotel más caro de Salta que tenés que pagar de tu bolsillo. Ahí te tienen dos días hasta que te hacen el hisopado, y luego siete días más hasta que te dan los resultados. Tuvimos que dormir en la camioneta durante dos noches. Nosotros somos pobres, venimos remándola. Nos quedaban estas hectáreas de maíz para poder vivir, y las perdimos”, lamentó Salazar.

Ahora, su situación se complicó más. “No sabemos cómo seguir, no tenemos respuestas de Salta y no podemos recuperar la maquinaria que sigue allá. No tengo los equipos para poder seguir trabajando en otra parte. Siempre trabajamos en el norte, pero podemos conseguir algún trabajo en Buenos Aires”, expresó. Fuente: infocampo.