Lo atacó un pasajero en un confuso episodio. Recibió dos puñaladas en el cuello y la cara. Esta es la historia que comenzó como una jornada laboral más.
A los 61 años, Julio Marchesini se subió a su remís de la empresa Nueva Urquiza de Gualeguaychú y comenzó lo que en un principio había creído que era un día más de trabajo. A las 7 de la mañana le pidieron que hiciera un viaje para otra empresa, y cuando llegó, el operador de radio de la competencia y un policía charlaban con un joven de unos 25 años, el pasajero que debía llevar.
El joven no se subió en el asiento trasero, sino a su lado. Tenía puesta una capucha del y usaba guantes. Le llamó más la atención lo segundo. “Cuando lo busqué, charlaba con el operador y con un policía. Imposible sospechar algo”, contó Marchesini al radial ElDía desde Cero.
Tomaron por Clavarino hasta Santiago Díaz, donde dobló. Cuando llegaron a destino, el pasajero bajó, pero volvió a subir. “No hay nadie”, dijo y le pidió que siga unos metros más y luego que volviera a doblar. Bajó de nuevo, esta vez en la casa de una supuesta novia.
Marchesini, finalmente, comenzó a sospechar: pidió por radio que le dijeran que debía volver. “Creo que me están por robar”, advirtió a la operadora, quien cumplió con las instrucciones cuando el pasajero regresó al auto.
Cuando el atacante escuchó a la operadora, la reacción fue la peor: “Ah… ¿te están apurando?”, le dijo y lo atacó con un cuchillo que tenía escondido entre sus ropas. Todo sucedió en Rodó y Roca.
Recibió una puñalada en la cara, y varias en el cuello, por donde comenzó a sangrar a mansalva. El pasajero huyó luego del ataque, y Marchesini logró llegar al hospital, donde trataron sus heridas.
Nadie le supo decir quién fue el pasajero. Tampoco el operador de la otra empresa y el policía que charlaban con el atacante cuando lo pasó a buscar Marchesini esa mañana fatídica, la cual comenzó como si fuera un día más de trabajo.