Héctor Miguel Comar fue trabajador ferroviario durante casi 25 años en la estación San Salvador y de la zona. Desde muy joven se interesó por la actividad, tanto que a los 17 años presentó una nota pidiendo permiso para practicar el movimiento de estación y sus reglamentos.
En diálogo con LA SEMANA nos contó detalles de su paso por el ferrocarril, remarcando la importancia que tenía el ferrocarril de carga para los comercios e industrias de nuestra ciudad, una época que muchos sansalvadoreños recuerdan con nostalgia.
“Desde el año 1968 estuve de guardia de colectivo de las Empresas El Cóndor, El Caburé, canillita, y en las horas libres iba a la estación de trenes”, empezó diciendo.
“El 16 de mayo de 1972, con 17 años presenté una nota al departamento de tráfico Concordia, solicitando permiso para practicar el movimiento de estación y sus reglamentos. Me contestaron el día 2 de junio de 1972, que no era posible mi pedido por las reglamentaciones imperantes”, relató Comar.
No obstante, seguía practicando con la ayuda de los auxiliares. En ese tiempo el jefe de estación Interino era Adolfo Martín Zapata, además de Francisco Delsart, Hugo González, Bautista Vidoni, Hugo Gómez, Julio O. Lemes, Ernesto Izaguirre; los cambistas: Luis María Noir, Isidoro Cis, Genaro Mazza, Sixto Girozal, Tesoro Maciel y Valerio Gómez.
Más adelante el 20 de abril de 1973 llegó un telegrama diciendo que ocupara el lugar de changarín eventual, para cumplir tareas de auxiliar de segunda, con la vigilancia del jefe de Estación, y como eventual relevo de guarda de tren de carga y pasajeros, de ayudante de Simón Esquivel en la carga de leña y carbón a las máquinas que venían de C. del Uruguay, y dar vuelta la máquina, el coche motor en la mesa giratoria. Esa mesa giratoria la sacaron de la Estación y la llevaron a Paso de los Libres, en el año 1980.
Luego seguí con varios puestos más como cambista, Dependiente de 2ª y 1ª (Servicio de encomiendas), cargas, cargas internacionales, Boletería, Auxiliar de 2ª, 3ª y 4ª (servicio de trenes) con residencia en Concordia. Jefe de Estación y operador de control de trenes en Basavilbaso. En total en el ferrocarril estuve 20 años más 5 años de practicante, sin sueldo.
En octubre de 1992 se acogió al retiro voluntario, por la reducción de personal, debido a la privatización de la empresa.
Despedida y traslado a nuevo destino puesto Boletería de Concordia en el año 1985
El servicio que llegaba a San Salvador eran los trenes de carga con encargues, que llegaban desde Buenos Aires y otros lugares. Traían fardos de ropa para las tiendas La Chaqueña, Favio Achur, La Mosca Blanca, Casa Viñer, León Hojman, Bazar Gueler y Julio Seiger, entre otros.
También venían repuestos en general para ferreterías y casas de repuestos como Moscovich Hnos., Aisicovich, Pablo Pohl, Paoloni Hnos, Minuchin Najenson y Cía.
Las frutas y verduras llegaban desde Buenos Aires para Israel Salkin y José Puede, entre otros.
La levadura venía de Concordia para la Panadería Sol de Mayo de Cervantes Rodríguez y Panadería Berlian (en la esquina de Urquiza e Yrigoyen).
Los changadores eran Máximo Pérez y el pelado Sandobal. Cada uno tenía sus clientes. A Máximo Pérez le enseñé a firmar con su nombre, además aprendió hacer las guías, aunque sabía leer, no escribir. Todo eso lo aprendió cuando tenía 60 años.
Otra imagen con todos los trabajadores ferroviarios de la Estación San Salvador en 1985.
Desde San Salvador se despachaba arroz de exportación a Irak y Pocitos (Bolivia) de la Cooperativa Arrocera San Salvador y varios destinos más. También de Marcos Schmukler, Molinos Ala y Molinos Ríos de la Plata, entre otros. Se despachaba cáscara de arroz en bolsas en los bordes altos, con destino a Chacabuco y Pilar (Buenos Aires).
En el brete se cargaban ganados y lanares, que venían del local de remate “La Arizona” y varios ganaderos de la zona.
Héctor Comar no solo trabajó más de 20 años como ferroviario, sino que entre 2001 y 2003 fue responsable del proyecto Paseo de la Estación y Museo del Ferrocarril, como encargado del personal de limpieza y parquización, limpieza de vía, sereno, tareas realizadas ad honorem.
En el desfile por el Bicentenario con la delegación del Ferrocarril San Salvador
También en reconocimiento a su paso por la institución, por decisión de la comisión, se designó con en el nombre de Héctor Ángel Comar a una sala del Museo.