El nombre de los testigos de identidad reservada era uno de los puntos convocantes de la cuarta audiencia del juicio a Nahir Galarza en Gualeguaychú. Habían declarado en la etapa investigativa y por motivos personales decidieron adecuarse a la figura que les permitía mantener sus nombres en el anonimato.
Pero – obviamente – tras sus presentaciones ante el Tribunal, y de la propia Nahir Galarza, sus identidades quedaron al descubierto.
Joaquín Osorio Cadot y Rafael Stefano son dos jóvenes de 18 y 20 años que tuvieron una relación con Nahir Galarza. El primero de ellos reconoció que mantuvo tres encuentros con la joven y que solo era para mantener relaciones, en tanto el otro había iniciado algo más serio a principios de septiembre, pero con el correr del tiempo observó actitudes en la imputada que lo hicieron cambiar de opinión, principalmente lo sucedido el 25 de diciembre en el boliche Bikini.
Osorio contó que tenía conocimiento de la relación de Fernando y Nahir y que lo suyo con la joven estaba resumido a encuentros esporádicos “solo para tener sexo, nada más”. En esos encuentros jamás le hizo referencia a una posible situación de violencia de género a la que estuviera sumisa y nunca observó marcas en su cuerpo.
Pero lo más importante de su declaración vino después. Osorio estaba parado en la esquina de 25 de Mayo y Pronunciamiento en la madrugada del 29 de diciembre y fue la última persona en cruzarse con Nahir Galarza antes de que ingresara a su casa. Según indicó esto fue a las 5.40 o 5.45 de la mañana. “La vi rara, con algo en la mano, e iba vestida con un short y una remera. Tenía una risa rara”.
A diferencia de Osorio, Rafael Stefano no conoció nunca a Fernando Pastorizzo, ni siquiera estaba en conocimiento de la relación que mantenía con Nahir Galarza desde hacía más de tres años. Es más, tomó conocimiento de esa relación tras el crimen, cuando la imputada escribió en Instagram la despedida a su “ángel”.
Stefano y Galarza iniciaron una relación a principios de septiembre y se prolongó hasta el 27 de diciembre, es decir menos de 48 horas antes de sucedido el homicidio. Durante ese tiempo salieron entre seis y siete veces, en donde paseaban por el parque Unzué “para conocerse” con la intención de empezar algo estable.
Pero a medida que fue transcurriendo el tiempo fueron ocurriendo cosas que distanciaron a Stefano. Un ejemplo claro de ello fue lo sucedido el 25 de diciembre en el boliche. Esa madrugada el joven encontró a Nahir Galarza llorando desconsolada e intentó calmarla. Le pidió que le contara que le pasaba, pero ella no aceptó su oferta y eso no le cayó bien.
“Éramos amigos con derecho. Amigovios”, así definió Stefano a la relación que los unió por tres meses, y que durante ese tiempo nunca le mencionó a Fernando Pastorizzo. Incluso detalló que sólo fue tres veces a la casa de los Galarza y que en una de esas visitas, Nahir le presentó a su madre y lo identificó como un amigo.
A estos dos testimonios los acompañaron otros dos testigos encubiertos, ambos amigos de Osorio, que ratificaron sobre los encuentros que el joven de 18 años dijo haber mantenido con Nahir Galarza. Ezequiel Silveyra y Esteban Ghiglia Benetti conocían a Fernando Pastorizzo y tenían conocimiento de la relación que tenía con Nahir Galarza. Incluso Silveyra se animó a definir la relación de víctima y victimario como “novios” y que lo de Osorio con Nahir Galarza no era lo mismo. “Ser novios y tener relaciones es diferente”, le aclaró al interrogatorio de la defensa.