Gustavo Morén es Perito Clasificador de Granos, pero su hobby es el dibujo humorístico. Tanto que sus tiras publicadas por varios años en LA SEMANA generaron gran repercusión.
En esta nota con LA SEMANA nos cuenta como comenzó a dibujar, sobre su trabajo, y el fútbol, otra de las pasiones de los Morén.
Yo nací en Pueblo Ferré, que está de General Campos a unos 30 kilómetros, para el lado de Colonia Los Sauces, el 24 de noviembre del 70, así que ya tengo 50, empezó diciendo el dibujante más popular de la ciudad.
-Comentanos cómo fueron tus comienzos en el tema del dibujo.
-De chico ya, todo lo que quería hacer era dibujar, en cualquier papel en blanco, los lápices y enseguida era el dibujo. En la escuela no veía la hora que llegara la clase de Plástica o de Dibujo. Después más de grande, en el colegio, por ejemplo, era dibujante, todos me pedían hacer tal cosa, hacé tal cosa, hasta ligué amonestaciones por dibujar. Me acuerdo que una vez hice un dibujo medio subido de tono y me pusieron amonestaciones. Yo tengo un tío con el que vivía, les alquilaba a ellos en General Campos (él también es medio dibujante y tallador de madera), tuvo que ir a firmar para que no me pongan amonestaciones y cuando vio el dibujo no aguantaba la risa. Después me contó cuando volvió a casa, que yo estaba con mi tía, ¿me hicieron firmar por eso?
-¿Después te perfeccionaste o a medida que dibujabas mejorabas por sí solo?
-Cuando estaba en el colegio hice un curso, esos que se hacen por correo. Te mandaban una clase por mes, pero era dibujo tipo Walt Disney, tipo norteamericano, pero después fui haciendo algo gauchesco, no el estilo ese, sino algo más improvisado.
-En todo esto también vale la creatividad, no solo en el dibujo sino también en ponerle humor con frases.
-Sí, eso fue surgiendo. En el trabajo, por ejemplo, empecé a dibujar a mis compañeros con los que me veía todos los días, algo caricaturesco. Después vi que me salían bien y seguí con eso, además de agregarle diálogo, que uno le decía tal cosa a otro. Salió un chiste una vez y después, por ejemplo, para hacer chiste de un tema, lo relacionás con otro, lo mezclas y por ahí te sale algo.
-Muchas veces con la actualidad.
-Cualquier tema viene bien, por ahí se te viene solo a la cabeza. Mirando un noticiero, por ejemplo, estás pensando algo que podés hacer algo humorístico y sale solo.
-Precisamente, los dibujos con diálogos que promovían el humor, publicados en La Semana y en redes sociales, tuvieron mucha repercusión…
-Hoy en día, más que nada con las redes sociales, que publicás y eso no tiene límites, lo ve gente de cualquier lugar. Antes no, porque si no salía en un diario, lo guardaba y nadie lo veía. Eso ayuda mucho hoy en día.
-También has hecho algunas cosas especiales para las Fiestas del Arroz.
-Sí, me acuerdo que he participado con el molino (Caupolican) en la Fiesta del Arroz. Primero con una chica que trabaja allá, que está en el Museo, hicimos una maqueta del Molino, a escala, y después hice un muñeco o un personaje representando al que sembraba, cuando lo hacían a mano con bolsa, y lo cosechaban a hoz. Eran tres muñecos, eso salió bien.
-Seguramente contento no solo por lo que se vio en esa Fiesta, sino que ahora también están en el Museo.
-Más que nada el reconocimiento que queda porque la gente lo ve, porque el trabajo que me llevó fue bastante. Como a cualquiera que hace su trabajo le gusta que lo halaguen, que lo disfruten más que nada.
-Lo empezaste como un hobby, porque te gustaba.
-Me tiraron la idea si podía hacer algo, que surge solo, como el dibujar, darle forma y eso con el alambre o el hierro por ahí se facilita bastante. Incluso hace poco me puse hacer algo, en pequeña escala también, pero salió bastante bien, pequeña estatua en chatarra que es algo pendiente que tengo para más adelante.
-De tu trabajo en el Molino, ¿qué podés comentar, cuál es tu tarea, hace cuánto tiempo estás?
-Yo hace 28 años que estoy en el Molino, en el mismo Molino, Caupolican, de la familia Ansaldi. Yo empecé en las máquinas de clasificar semillas, después en la envasadora, en el Molino, en todos los trabajos que había empecé desde cero. Después hice el curso e recibidor de granos, soy Perito Clasificador y ahora hago ese trabajo.
-Algo que seguramente te gusta.
-Sí, si tengo que poner en la balanza me quedo con el dibujo, pero cuando entro al molino me olvido de eso y ahí el trabajo mío es lo que hago.
-También te has dedicado al deporte, en el que también te destacaste…
-Siempre fue el fútbol, nosotros somos seis hermanos varones y mi papá era loco por el fútbol, entonces de chiquito aprendimos, nos enseñó. Nosotros en el campo teníamos un equipo con otros chicos que eran vecinos, Almacén Sauber -que se llama la casa- era el club. Competíamos contra Walter Moss, Estación Yeruá, General Campos también. En el almacén quedó un montón de trofeos que hemos ganado porque nosotros éramos seis, después otros dos muchachos del almacén, otros vecinos, nos fuimos criando juntos, siempre fue el mismo equipo. Eso también nos ayudaba, de chicos nos conocíamos, de memoria nos conocíamos. Aparte, por ahí algo de talento teníamos porque nosotros, por ejemplo, jugué en las ligas de acá, en los nocturnos, que todavía juego, yo tengo 50, pero participo, estoy en estado.
Siempre el deporte en la familia nuestra fue importante, una hija mía se dedica al voley, está en el equipo de la facultad. La mayor fue a Mar del Plata, a los Juegos Evita, la final, la otra juega al hockey y los tres varones al fútbol.
-Jugaste un tiempo en el Ceber, por ejemplo.
-El Ceber es el club que todavía lo llevo en el corazón, no existe más, pero… por ejemplo hoy me hablás de fútbol, de Unión, de Progreso, yo al Ceber siempre lo tengo ahí. He tenido invitaciones para jugar en Unión, en Progreso, pero el Ceber es donde jugamos siempre, desde los 10 años hasta los 30 y pico, 35, pero dejé un montón de compañeros y amigos de otros clubes que creo me conocen más por el fútbol, ando en la calle y me saludan, gente mayor o menor, demasiado lo que me ha dado. Después en los campeonatos barriales, de verano, en los que siempre jugué. Siempre del medio para arriba, he hecho bastantes goles, algún caño siempre tiraba.
-Con los hermanos se entendían muy bien, a veces salían muy buenas jugadas.
-Sí, con Aldo especialmente, que todavía juega, es un poco menor, pero por ahí nos juntamos para jugar, siempre al toque. Él sabía que yo picaba y el me la tiraba larga, nos conocíamos de memoria.
Nosotros entrábamos a los campeonatos nocturnos de Unión con el equipo del molino. Por ahí se arman equipos, viste, que dicen vamos a salir campeones, nosotros queríamos participar, aunque juguemos cuatro o cinco partidos. En un campeonato nocturno salimos campeones, fue en Unión hace unos años, cuando éramos jóvenes. Y en un campeonato nocturno, que era largo, ahí salimos terceros, siempre con Caupolican. En un campeonato de Ferro salimos terceros, ya de veteranos, en la canchita chica. Después participé en esa liga de veteranos que hay en la liga de Concordia, salimos campeones con Ferro, después de viejo el primer título.
-¿Qué compañero, si tenés que destacar alguno, podés nombrar dentro de los que pudiste ver?
-En el equipo del Ceber, por ejemplo, Luis Voltolini, que era mayor que nosotros, pero se ve que era un jugador, de joven, excelente. Y después el Leti González, Micheloud, que tenemos una buena amistad, que ya falleció el chico, después también un montón de muchachos. También jugué en Santa Teresita con Marcelo Bernardi, el Tomy Lagos. También Tabilo Suárez y otros muchachos con los que he jugado en contra. Pero el que era difícil para jugar era el Jubileo, podrías ir ganándole 1 a 0, pero si ellos te empataban o te hacían un gol, te pasaban por arriba, porque se enloquecían. A los Rivero los conozco, Colango.
-¿Qué le dirías a los chicos que quieran dedicarse al dibujo?
También de pintura hago algo, me gusta pintar. Hice un curso, uno lamenta que, de chico, capaz en las ciudades grandes uno tiene una escuela o algo y son otras las posibilidades, pero es algo que uno hace y te sale solo, así que el que quiera hacerlo, ya sea dibujar o pintar, le aconsejo que se largue porque si lo tiene adentro solo va a salir. Hay que mostrarse, no guardar lo que uno hace sino mostrarlo.
Entrevista: Fernando Rodriguez / La Semana