Ana García y Dante Chappe son dos motoviajeros gualeguaychuenses que acaban de volver a la ciudad tras recorrer casi 8 mil kilómetros por la inhóspita Patagonia con destino a Ushuaia, el Fin del Mundo. En diálogo con Ahora ElDía hablaron de sus experiencias y del camino que iniciaron al animarse a este tipo de viajes.La joven pareja es de Gualeguaychú. Ana es enfermera y Dante trabaja para una empresa del Parque Industrial. Viven juntos hace más de 10 años, pero no fue hasta hace poco que descubrieron el mundo de los viajes en moto y se lanzaron de lleno a explorarlo. Hoy recorren las rutas más emblemáticas del país y comparten sus experiencias en su cuenta de Instagram @gurisesviajeros.
¿Cuándo apareció su interés por viajar en moto y qué los llevó a empezar a hacerlo?
No sabíamos de motos, no nos llamaban la atención, pero hace 3 años compramos una Rousser 200, como inversión y para tener algo más aparte del auto e ir al trabajo y manejarnos más cómodos. Veíamos videos en YouTube de diferentes viajeros que recorrían el país en distintas motos, sin importar el tipo de cilindrada, y a los meses de comprar la nuestra planeamos nuestro primer viaje. Fuimos a las Cataratas del Iguazú. Demoramos cuatro días en llegar, fuimos diez en total y nos llovieron nueve (se ríen). Llevamos muchísimas cosas de más y nos faltaron otras esenciales, pero nos dio un parámetro de cómo armar el equipaje. Y claramente nos demostró que nos encantaba viajar, ¡Aunque el clima no ayude!
De ahí en más fuimos a conocer distintas provincias, como por ejemplo Córdoba, Santa Fe, San Juan, nuestro primer motoencuentro, donde conocimos a Pablo Imhoff -éramos fans de sus viajes- y hasta llegamos a Brasil en 2023. Hace un año habíamos logrado ahorrar, vendimos la moto que teníamos y estábamos entre una de mayor tamaño o dos. Claramente la Rousser nos demostró que una de 200cc. es más que suficiente para llegar a todos lados, así que compramos dos y ahí comenzó una nueva manera de viajar: viviendo la experiencia individualmente, acompañándonos, alentándonos.
Saliendo de la ciudad, a punto de iniciar su primer viaje en moto.
¿Qué hace distinta la experiencia de viajar en moto?
Se disfruta muy diferente. Tenés que ir adaptándote al clima, siempre ver el pronóstico. También dónde parar y que sea seguro. No sólo ves el paisaje sino que sentís todo, sos parte durante todo el recorrido.
¿Forman parte de algún tipo de comunidad o grupo de viajeros?
No, pero hemos aprendido en los viajes que quienes van en moto se ayudan y se acompañan siempre, son como una comunidad. En los viajes conocemos personas que nos van recomendando lugares, nos agregan a grupos de WhatsApp, nos preguntan si llegamos bien a destino sin conocernos. Son una familia. Siempre que nos detuvimos en la ruta por un poco de agua o un descanso, paran a preguntar si necesitás algo, así como también nosotros intentamos hacer lo mismo.
¿Cómo surgió la idea de ir hasta Ushuaia?
Creo que fue en una charla en casa. No lo creíamos posible… ir al Fin del Mundo en moto, conocer lo más austral del país, y claro, hacer la mítica Ruta 40. Mirábamos videos, consultábamos a viajeros por redes para que nos contaran sus experiencias… Así que empezamos a preparar el equipo, a arreglar la carpa y a comprar cosas que faltaban. Todo de a poco: un mes íbamos por los aislantes; otro, por un bolso, y así. Le teníamos miedo -o mejor dicho, respeto- al frío y al viento del sur. El viaje era de casi 8 mil kilómetros (en total, ida y vuelta). Ana no había manejado tantas distancias y Dante no más de 3 mil kilómetros en total. Fuimos a Miramar y Villa Gesell una semana en diciembre, así conocimos un poco las motos nuevas en largas distancias y las cargamos simulando un viaje largo, con todo lo necesario. Y al volver dijimos: “¿Por qué no intentarlo, animarnos e ir?”. Ya teníamos todo, era tomar la iniciativa. Así que en marzo salimos a la ruta.
“No lo creíamos posible: ir al Fin del Mundo en moto, conocer lo más austral del país y hacer la mítica Ruta 40”, recordó la pareja recién llegada de su viaje a Ushuaia.
¿Cómo fue la experiencia?
Hermosa. Esta vez creamos un Instagram para poder compartirla y ayudar como nos ayudan a nosotros. Conocimos a muchos viajeros con quienes aún hablamos y compartimos experiencias. A otros no los conocimos en persona, pero por redes nos recomendaron lugares. En el viaje, la mayoría de las veces parábamos donde habíamos planeado, en campings o moto-posadas; otras, el clima o el cansancio nos cambiaba el plan.
Paramos en Sierra de la Ventana, después en Las Grutas, Trelew. Íbamos a parar en Puerto Madryn, pero ya lo conocíamos y como nos sentíamos bien seguimos un poco más. Pasamos por Comodoro Rivadavia, la ciudad del viento; después Puerto San Julián; Río Gallegos, donde nos quedamos dos días porque llovía y no tenía sentido arriesgarse. Siempre viajamos de día y con buen clima, es siempre fue el plan, poder disfrutar el camino. El séptimo día llegamos a Tierra del Fuego. Fue una emoción enorme; viajamos con Franco, un chico de Córdoba que conocimos en la ruta. Había muchos moteros que pasaban también.
¿Por qué se les ocurrió hacer contenido para las redes?
Fue para compartir la experiencia, poder mostrar cómo cualquiera que se anime puede hacerlo y buscar la manera dentro de sus horarios, solo eso. Disfrutamos mucho viendo videos y el día a día de otros viajeros; quisimos aportar de la misma manera. No sólo disfrutar de lo que vemos, sino también tomarse el tiempo de una foto o video para que alguien más lo disfrute. Estamos aprendiendo y somos medio malos con el manejo de redes, y es importante compartir todo así, es parte del proceso de aprendizaje.
Por ahora la idea en Instagram es mostrar los lugares a los que llegamos y de a poco ir viendo qué es lo que genera interés o lo que nos piden ver en la cuenta. Tenemos bastante contenido filmado que estamos tratando de organizar para subir.
Sabemos que hay personas que trabajan muy bien en redes, contando sus experiencias. No queremos ser repetitivos, sentimos que hay una competencia de qué foto es mejor y no queremos ser parte de eso, pero sí aportar si hay algo nuevo, cómo fue el camino, hospedajes, algún consejo de alguien que vive ahí y sumó positivamente; qué hacer dependiendo del clima, los pasos fronterizos, lo que va cambiando, y un largo etcétera.
¿Tienen en vista algún próximo viaje?
Tenemos varios, unos cortos en estos meses y uno largo para fin de año. Queremos conocer lugares del país que tenemos pendientes y animarnos a mostrar más, ya que eso nos alentó y nos ayudó mucho y esperamos que pueda sumar para alguien más. También, sin dudas, queremos volver a Brasil o conocer Colombia -hicimos muchos amigos colombianos en rutas que nos alientan a ir- y, obvio, el resto de Latinoamérica.
El problema es el tiempo. Aún trabajamos en relación de dependencia, así que vamos planeando con calma y organizándonos para aprovechar al máximo cada día libre y vivir la experiencia.
No queremos quedarnos con las ganas de conocer y viajar. La moto nos dio libertad en la rutina, nos animó a salir de la zona de confort, nos mostró lugares y personas increíbles. Ojalá que a todos los que les gusta viajar se animen a conocer, a buscarle la vuelta y hacerlo. Creemos que siempre existe una manera para no quedarse con las ganas.