En el registro que logró una vecina de General Campos, en el departamento San Salvador, se escuchan las voces de los niños. Cada vez que escucha el motor de la avioneta, los chicos ingresan a sus casas y cierran todo. La vecina pide respuestas.
Lucrecia Ganichoce viene denunciando que, desde hace nueve días, una avioneta fumiga con agrotóxicos a menos de 600 metros de su barrio en General Campos. En el video se escucha el motor del fumigador y las vocecitas de los niños que juegan en la zona.
El sábado 22 de diciembre subió el video a su cuenta de Facebook. Cinco días más tarde fue hasta uno de los campos fumigados, tomó fotos y marcó en el mapa las distancias.
“No soy agrimensora, pero tres kilómetros no hay ni de casualidad! Doblando la curva de las cloacas ya lo encontramos. ¿Y entonces? ¿Qué hacemos ahora? ¿Seguimos esperando la próxima “pulverización” de glifosato? Ahora ya es tarde para mover esa plantación. Así que nos queda un tiempo largo de recibir venenos”.
El jueves confirmó que se acercó hasta el Concejo Deliberante pero como están en el receso, le prometieron que en la próxima reunión hablarán sobre el tema.
“El avión anduvo todo el día ayer y hoy de mañana, pero en otro campo. Cuando fui a mirar vi que también había soja. Ese campo está tomando el camino de tierra que va para Yeruá. Y bueno, al parecer nadie sabía nada, nadie sabe qué sustancia tiran, nadie sabe las distancias permitidas, nadie sabe lo que se siembra, no existe una receta agronómica, nadie avisa nada y podría pasarme la noche escribiendo todas, todas, tooooodas las infracciones que se hacen a la ley. Al parecer se van a interiorizar del tema, pero yo ya me adelanté. La semana que viene voy a volver a ir y todas las veces que sea necesario. Estoy esperando buenas respuestas. Y si no lo siento por ellos porque van a ver lo pesada que puedo ser. Que me traten de loca o lo que sea, sinceramente no me interesa”, se descargó advirtiendo que se siente bastante sola en su lucha.
Aunque también dejó en claro que se la banca para seguir, tanto, que acercó el reclamo a la Coordinadora por una Vida Sin Agrotóxicos en Entre Ríos. La organización compartió sus posteos y así se conoció lo que vive la entrerriana de General Campos.
Ahora el reclamo de Lucrecia merece, por lo menos, respuestas concretas. El gran problema es la burocracia y “los tiempos” de los funcionarios que tienen la responsabilidad de garantizar una vida sana.