Francisco Peragallo: “Seguirá habiendo inestabilidad, fenómenos climáticos sorpresivos y extremos”

Peragallo es docente de Climatología Agrícola

Durante la entrevista con El Entre Ríos, habló del fenómeno del Niño, la tropicalización del clima, el calentamiento global, las consecuencias de la acción del hombre y las medidas que deberían tomar los gobiernos. “La sojización es un gran problema”, dijo entre otros conceptos.
Los cada vez más seguidos e intensos fenómenos climáticos que nos aquejan son motivo de consulta al Ing. en Producción Agropecuaria Francisco Peragallo, profesor de la Escuela Agrotécnica J.J. Urquiza de Colón, además de docente y Coordinador de prácticas de la Tecnicatura Superior en Enología y Fruticultura de la ciudad de San José, instituciones donde enseña Climatología Agrícola.

-Lo primero que me surge al hablar del cambio climático y los fenómenos meteorológicos es el recuerdo de mi infancia, donde el verano era verano, el invierno estaba bien marcado –más allá de algunos fenómenos que todos conocíamos como el “veranito de San Juan” o la “tormenta de Santa Rosa”- y existía la media estación como transición entre uno y otro ¿Qué ha pasado con esas cuatro estaciones?
-Varias cosas. Cuando éramos chicos nuestra región tenía las cuatro estaciones definidas y un régimen de lluvias definido. Así como hacía más calor en verano y más frío en invierno, también llovía más en otoño y en primavera. Las temperaturas, incluso, estaban mucho más marcadas y establecidas. Esa estabilidad climática se rompió por el cambio de la temperatura global. Empezó un cambio hacia otra situación de estabilidad que puede llegar dentro de mil años, cien o cincuenta. Este lío climático que estás viendo es la transición entre lo que conociste cuando eras chica y el próximo estadio de estabilidad, que quien sabe cuándo va a ser. En este caos es impredecible el clima.

-¿A qué responde este cambio?
-Nuestro cambio responde a lo que ocurre en el mundo, el cual está cambiando climáticamente. Todo lo que vemos en el campo es el resultado del clima más la tierra. Si tenemos la misma tierra con un clima distinto, vamos a ver una cosa distinta, o a la inversa. La conjugación de ambas cosas es lo que vemos. En estos momentos en el mundo está cambiando el clima y eso provoca un desorden que no permite hacer predicciones ni siquiera a dos o tres meses.
En el campo nos manejamos con un promedio anual; sabemos que al año en nuestra región llueven 1.200 mm, concentrados principalmente en primavera y otoño, por eso plantamos en esas estaciones. Después, está el karma, ese concepto budista de que todos de alguna forma en el mundo estamos vinculados. La muerte de una mariposa en el sudeste asiático trae alguna consecuencia donde vivís, como si todo estuviese en equilibrio e interconectado de alguna u otra forma. Este efecto del niño es una prueba clarísima de esto.

-¿Cuánto tenemos que ver los humanos en los fenómenos climatológicos que vivimos actualmente?
-Todo. Esta alteración se llama antropización, los seres humanos estamos cambiando nuestro ambiente y al hacerlo cambiamos el clima. Una de las cosas que ha hecho este cambio es acelerar y radicalizar los fenómenos climáticos. Por ejemplo, la corriente del Niño –que es la que nos está afectando ahora a nosotros- tiene más de mil años; antiguamente se daba cada diez, quince o veinte años y ahora cada dos o tres años. Es un fenómeno que consiste en el calentamiento de las aguas de la costa del Perú, en diciembre (se llama del Niño porque viene con el Niño Jesús). El calentamiento de esas aguas hace que la circulación cambie en los vientos alisios del Pacífico, lejos de nosotros, pero hace que acá llueva un montón. Antes, tanto el Niño como la Niña eran suaves y ahora son fuertes. Todos los fenómenos climáticos han empezado a ser más extremos y frecuentes. Cuando tengamos seca va a ser tremenda.
Nuestra región tiende a una tropicalización muy importante del clima. El trópico de capricornio sigue estando en el mismo lugar, pero climáticamente se fue para abajo. Tenemos más similitudes a Corrientes y a Misiones, lo que permite producir cosas que antes no y viceversa, trae enfermedades como el dengue, zika y leishmaniasis, y otros fenómenos como el de las algas porque tenemos más agua, más calor, más humedad. También hay más hongos e infecciones. Acá lo vemos en los lapachos amarillos que antes no se veían.

-¿Qué hicimos mal para todo esto?
-Lo peor que se ha hecho es el calentamiento global. El sol manda rayos de calor y luz, una parte queda en la Tierra, la otra rebota y se va. La atmosfera tiene una composición que sería como el nylon de un invernadero (por eso se lo llama también efecto invernadero), retiene parte de ese calor. Lo que los hombres hemos hecho al cambiar la composición de la atmósfera con tanto dióxido de carbono más –es decir, desbalanceando el dióxido que emitimos cuando quemamos combustible- es como si hubiésemos hecho más gruesa la capa del nylon que nos protege, entonces, parte del calor que debería salir al espacio permanece en la Tierra.

-En ese cambio de composición, ¿influyó por ejemplo la deforestación?
-Claro, todo está hecho de carbono (las plantas, nosotros) pero había un balance en el cual había carbono fijado como el de la madera, carbono en el oxígeno. Resulta que el hombre descubrió que había un montón de carbono debajo de la tierra en forma de petróleo, empezó a extraerlo, quemarlo y generar más dióxido de carbono que calienta el aire, al mismo tiempo que empezó a cortar a los únicos organismos de la Tierra capaces de chupar carbono y generar oxígeno. Para combatir el calentamiento global hay que quemar menos petróleo y plantar más árboles.

-¿Llevaría mucho tiempo revertir esto?

-Se está avanzando mucho en la conciencia ciudadana. La solución es sencilla: la búsqueda de energías alternativas y forestar más.
Hay países como Francia, donde hacen descuento por la madera que tenés en tu casa. Esta mesa de madera que tenés acá brinda el servicio de que el carbono que fijado en ella no está en la atmósfera.

-O sea que más allá de la responsabilidad que tenemos cada uno de los ciudadanos, los gobiernos tienen la posibilidad de tomar medidas interesantes.
-En la Argentina existe la Red de Municipios argentinos en contra del Cambio Climático; lo integran San José y Villa Elisa. Dan subsidios para energías alternativos y forestación, brindan concientización y cursos. Ni hablar en Europa, donde están volviendo a la leña.
Uno no puede esperar que caigan 100 mm en una hora como pasó el otro día, es cierto, pero en Colón no solamente no han hecho obras para mejorar lo que ya estaba, sino que se han empeorado cosas. Ninguna secretaría de Obras Públicas puede considerar el hecho de disminuir el caudal de desagüe en este contexto global. Con la tecnología actual, donde los niveles pluviales de la ciudad los calculás en dos minutos, no puede ser que el agua vaya por las calles o tengas el cordón cuneta y el agua vaya por el costado.

-¿Qué está pronosticado a mediano plazo para el río Uruguay?
-Está avisado que el nivel promedio del río será más alto y que tendremos consecuencias concretas y reales del cambio climático. De esto vamos a tener mucho más. Seguirá habiendo inestabilidad, fenómenos climáticos sorpresivos y extremos.
Las preguntas que un gobierno se debe hacer es cómo vas a proteger la salud de la población, si pasa en época de clases cómo van a hacer para que vayan a la escuela, si apostamos todo al turismo playero qué haremos al respecto.

-En un municipio como el nuestro que sufre las consecuencias de la crecida del río, ¿qué obras le sugerirías para que no le llegue el agua a la gente y tener que evacuarla?
-Que usen la información y a los profesionales que hay disponible. No solo profesionales de Colón, sino de CARU, Cafesg, Comisión Técnica de Salto Grande, y a nivel Nación.

-¿Esa información qué dice?
-Dice lo que va a pasar y cómo va a pasar. Hay planos de niveles de toda la ciudad, se sabe perfectamente al detalle dónde está el agua en este momento en cada calle, e incluso dice con un caudal determinado en la represa, dónde va a llegar el agua en determinado lugar. Eso está en la página del municipio de Colón.
Hay protocolos de Defensa Civil y de inundación, ya elaborados. Existen recursos y especialistas en defensas, hay control municipal de quién va a vivir a un lugar. No se puede dejar que una familia se vaya a vivir a un lugar inundable.
Otro factor es que Colón, a medida que se va desarrollando va impermeabilizando el suelo. Cuando se construye y se pavimentan calles, aumenta el caudal de agua que se va a desagotar. Eso también es calculable.
Lo último que hay que hacer en ese contexto es achicar los desagües, dejarlos igual o agrandar.
Y finalmente tener en cuenta que si vamos camino a una tropicalización, va a haber alimañas y enfermedades que antes no había y se deben tomar otras medidas de higiene al respecto. Hay lugares más tropicales que el nuestro como el canal de Panamá donde el tema del mosquito se resolvió.

-¿Qué hay sobre la responsabilidad que se le adjudica a las plantaciones de soja en las inundaciones?
-Lo peor que podés hacerle a la tierra es sacarle su cobertura vegetal, porque esta no solo absorbe agua para vivir, sino que amortigua muchísimo la caída de agua sobre la tierra evitando que la erosione. Si la dejás descubierta o le ponés una capa menor de cobertura vegetal, hacés que el agua corra más rápido y el suelo se degrade.
En los cultivos de soja la cobertura vegetal es mucho menor y además durante bastantes periodos de tiempo la tierra queda desnuda o con escasa cobertura. Indudablemente aumenta la escorrentía de agua que va hacia el río y termina creciendo. Encima en ese proceso se lleva un montón de suelo útil.
La sojización es un gran problema. Cualquier monocultivo intensivo, sin cuidado y sin reparos es tremendamente nocivo para la tierra y los cursos de agua. Fuente: El Entre Ríos / Andrea Cattani.