Con tiempo amenazante y por momentos con lluvia, este sábado 27 de marzo de 2021, se pudo desarrollar el acto de la inauguración del Museo ferroviario a cielo abierto y la muestra de la vieja estación con sus activos históricos y otros reemplazados.
Una buena idea para todas las estaciones ferroviarias.
El Museo a cielo abierto constituye una muy buena idea a replicar en cada estación ferroviaria, activa o no en todo el país.
Se trata de mostrar en una caminata la razón de los cambios de vía, de cómo con una palanca manual, cambiaban de una a otra. Porque el orden de vía primera, segunda, tercera, etc. La razón de la señal, la propia estación y el galpón de carga. Se relata además los detalles de la construcción y origen del ramal; en el caso de Caseros, data del año 1887, la cantidad de personal que contaba en su comienzo la estación, la calidad y tipo de trenes; de carga, de pasajeros o mixtos (ambas modalidades).
EL PROGRAMA OFICIAL
La jornada oficial comenzó a la mañana, con la palabra de autoridades, la cual fue iniciada por la Profesora Danisa Impini, Directora del Museo que funciona en la estación, luego el Presidente Municipal de Caseros, ex ferroviario, nacido en Ibicuy, Ramón Cornejo. Luego la Concejal Alejandra Avancini, descubrimiento de placas, bendición por parte del párroco Pedro Rojas, y luego hicieron lugar a palabras de ferroviarios; José Luis Guillaume, del Ferroclub Villa Elisa, Hugo Alfonso del Museo Ferroviario de San Nicolás, Santiago Bacigalupo, Director del Museo Ferroviario nacional, Dardo Campoamor, del Museo de Gualeguaychu, quien además trajo una bici vía y una maqueta a préstamo.
Luego de ello ocurrió la hora del almuerzo, y posteriormente, los paseos en tren
A las 15, llego el tren de Villa Elisa, compuesto por la locomotora Drewry de 1928, y el coche de pasajeros 1195. Había salido a las 13,10 de estación Elisa.
Durante dos horas, se realizaron incontables viajes por la vía principal de cambio a cambio, lograron hacer palpar a los niños y muchos adultos, el recorrido y las vivencias de transitar por dos paralelas de hierro.
Para acceder, se debía obtener un bono numerado gratuito, repartido en la estación. Al comienzo eran pocos los niños presentes, pero con el paso de la tarde, el resto se enteraba de la novedad, y la estación se llenó de pequeños traídos por su familia, por lo que se estableció la hora 17 como el final de los paseos, aunque siempre hay una excepción, y hubo un viaje más, para finalizar la experiencia.
Con el último viaje del tren, termino esta interesante experiencia, que demuestra que el ferrocarril, diezmado y abandonado en el país, y muy especialmente en la Mesopotamia, donde ni siquiera existe un plan; aún tiene recursos de convocatoria y nostalgias de un tiempo mejor. Luego, en la explanada de la parte opuesta, en el viejo galpón de cargas, hoy devenido en salón de usos múltiples, se presentó el grupo folclórico Itaù, de Concepción del Uruguay.
EL TREN DE VILLA ELISA PUDO LLEGAR.
El recorrido de los 36 kilómetros, cuando la vía está libre de pastos y malezas, discurre en una hora 15 a una hora 20, pero ayer, había mucho pasto que provocaba patinaje extenso, sobre todo en las tres cuestas empinadas del trayecto hacia Caseros.
Lo ideal hubiese sido, estar al mediodía, cuando la mayor cantidad de gente era una multitud en la estación, pero, la recorrida del día anterior en el Tracto-vía, de limpieza extrema, de seis, de los 27 pasos a nivel del trayecto, con su regreso a las 21 del sábado a Villa Elisa, después de haber salido a la hora 13, no brindo el tiempo necesario, para que la misma tripulación, al mando de Alejandro Palacios, pudiese alistar con más tiempo el tren a Caseros.
Hacía tres meses que los 36 kilómetros, no tenían recorrido de maquinaria de tonelaje que abriera huella en los rieles. Esto se debe a que desde noviembre de 2018, no hay viajes regulares al Palacio San José. Desde allí en adelante, solo recorridas esporádicas, donde el pasto que crece después de cada lluvia, y los cuatro pasos a nivel de ripio de Villa Elisa, los tres de Primero de Mayo, los dos de Pronunciamiento, el de ruta 24, mas el acceso a Caseros, demandan al menos tres horas de pala y pico después de una lluvia, luego de un tiempo prolongado sin transitarlo.
Sumado a esto, el viejo motor Bedford, con 9 años en la Drewry, no arrancaba y merced al trabajo denodado, recién lo hizo el día 25 en plena lluvia del jueves.
Resulta obvio, que este recorrido necesita un tren de carga o pasajeros, que mantenga limpio el ramal. Y el Ferroclub, requiere aportes de combustible para mantener la traza transitable.
Hoy no existen los ingresos de pasajes de antaño con los viajes en zorra y tren, porque razones de orden “técnico-legal” lo impiden. Caseros y su mirada progresista no atendieron decretos perturbadores.
Lo realizado en Caseros ayer, fue posible porque existe en el Ferroclub de Villa Elisa, material acorde a las dificultades de un ramal inactivo.
Caseros, ayer, con esta muestra de lo ocurrido en su inicio, dio una lección de cómo se puede maximizar, lo que se posee, demostrando con su iniciativa, que lo de ayer, fue significativo, y que aun fuera de servicio, el ferrocarril, no está fuera del contenido didáctico, histórico, recreativo y atractivo, de lo que cada población deber mostrar, acorde a su pasado, y como en el caso de Caseros su más que inteligente evolución como comunidad.
Por suerte, Caseros no es la única en Entre Ríos. La estación Seguí, en el abandonado ramal, Crespo-El Pingo, son los dos ejemplos, que trocaron el abandono como activo convocante y estratégico, brindando a cada una de sus comunidades, un lugar de esparcimiento y reivindicación de la historia ferroviaria.
Rafael Pirolla.