El analista ganadero habló sobre el alza del precio vacuno en los remates ferias y como puede repercutir en la góndola. También se refirió al peso mínimo de faena.
Entrevistado por ElDía, el analista ganadero, en la previa al inicio de la jornada que realizó BarenbrugPalaverscih en las instalaciones de la Sociedad Rural local, expresó que “estamos frente a una situación mundial del negocio de la carne, en la cual la demanda va más rápido que las posibilidades de producción”. Acotó que el “crecimiento y la adaptación biológica de los animales, es más lento que lo que los mercados requieren. Argentina, junto con los restos de los países que integran el Mercosur son los únicas naciones del mundo con posibilidades de abastecer una demanda que no para de crecer”. Opinó que “independientemente de las coyunturas, siempre hay que mirar la película y no la foto”, porque “tenemos buenas y malas fotos”, y aseguró que la película “tiene un final espectacular”.
En tanto, agregó que en estos días se han “escuchado muchas zonceras con el tema de las carnes en relación a precios y demás, y la verdad es que hay que estar tranquilos porque Argentina tiene carne de sobra para consumir y exportar, salvo alguna contingencia climática”. Dijo que la carne aumentó porque se “puso en relación a los precios que rigen en los diferentes rubros, tras un lapso considerable en la que no había experimentado aumentos “. Es más, el precio al “productor estuvo literalmente planchado y la carne nunca avisa cuándo va a subir, debido que no es un producto que está manos de poca gente, todo lo contrario, dado que 200.000 productores, en diferentes escalas, trabajan con ganado vacuno. De golpe, pasó lo que veníamos anunciando y faltó carne”. Recordó que el año pasado “tuvimos una seca bestial que hoy está repercutiendo en el rodeo general. Durante el período seco hubo que vender en forma anticipada los terneros y además la cosecha de maíz falló, razón por la que también se registraron serios inconvenientes en la alimentación y la consecuente falta de producción de carne a esta altura del año”.
En cuanto a la baja en la venta en mostrador o góndola de carne vacuna, indicó que “cuando un producto aumenta, el consumidor busca una alternativa, como en los casos de porcinos y aves”. Acotó que la “buena noticia de todo esto, es de que se tiene opciones, hasta que se acomoden los precios”. Dijo que “sin proteínas animal los argentinos no nos vamos a quedar”, y “recordó que el menor consumo de carne bovina se dio en el 2011, luego que la carne experimentara una suba mucho más fuerte que la presente, bajando el consumo a 52 kilos per cápita, en tanto que hoy no ha llegado a esos niveles”. Dijo que la presente situación no es “nada nuevo en la historia del país y en quince días más no se hablará más de la suba de la carne, pese a algunos que ocupan horas de radio, televisión, escribiendo sobre lo que no saben”.
Remarcó que se está viviendo una “situación inédita en el mundo que pide proteína animal, en este caso de ganado bovino, que no podemos dejar pasar por alto”. Por esta razón hay que “producir carne aplicando toda la tecnología disponible”.
En cuanto al peso mínimo de faena, opinó que “como todas las cosas que se regulan terminan generando polémica”. Volvió 15 años atrás para recordar que “no había ninguna reglamentación al respecto”. Y que la implementación del mismo estuvo a “cargo del gobierno anterior, en la búsqueda de que aumentase el peso medio de faena, algo que no sucedió. Y que recién ahora se está moviendo un poco más, debido que mejoraron los precios para la exportación”.
Consideró que poner en vigencia un peso mínimo de faena “obedece a una medida restrictiva que trajo aparejada una serie de desórdenes en la cadena”. Agregó que hay algo de lo que se habla poco y es la del criador de la Pampa Húmeda con mayoría de razas británicas (Angus y Polled Hereford), animales chicos que resisten el sistema pastoril nuestro y lo que se vende es la cola, los animales de menor porte, que tienen una capacidad de peso adulto menor que los machos”.
Dijo que lo mejor que “podría ocurrir es que no hubiera ningún tipo de límite en el peso mínimo de faena, el que quiera comer animales más chicos que lo haga”. Se preguntó qué “pasaría si se pusiese una prohibición a la venta de corderos y lechones y únicamente se comercializaran animales grandes”.