Facundo Grutzky se instaló en una ciudad del norte, a 70 kilómetros de Tel Aviv, hace 9 meses, para jugar al básquet.
Después de su paso por los dos equipos de San Salvador, Sportivo y Ferro, emigró al básquet de Israel y hoy se encuentra en medio de una guerra y la pandemia del Covid.
Relató que todas las casas cuentan con “mamad”, un refugio para resguardarse de los proyectiles. Si bien en su zona está a salvo, lo conmueve la situación de gran cantidad de argentinos que están en el epicentro de los bombardeos. En relación a la pandemia, expresó que “acá el Covid, prácticamente hace un mes y medio, no es una preocupación para nadie”.
Vivir en guerra es una situación tan extraña como aterradora, vista desde la Argentina. El basquetbolista tandilense Facundo Grutzky se radicó en Israel, hace 9 meses, y por estas horas sigue atentamente lo que acontece en Tel Aviv, 70 kilómetros al sur de su hogar actual, donde residen muchos argentinos que han perdido la paz a causa de los bombardeos en la Franja de Gaza.
En una entrevista con “Informadísimas” (Eco TV y 104.1 Tandil FM), el joven de 29 años contó que “me llamaron de un equipo de Israel, un entrenador argentino que está acá hace mucho tiempo, hace 30 ó 40 años. Hicimos el contacto, vine para jugar con él; jugué un solo partido y me vio otro club de una categoría más arriba que al que llegué. Arreglaron entre ellos, y me terminé yendo a este nuevo equipo Nasfat, bien en el norte del país. Así que estoy terminando la temporada en ese equipo ahora”.
Por otra parte, el alero –que en un primer momento desembarcó en Hapoel Gulboa Galil, de la ciudad de Gan Ner-, contó cómo vive el bombardeo que se desató desde la Franja de Gaza.
“Estoy en una zona, particularmente en este conflicto, que no está siendo afectada a nivel de misiles o proyectiles desde Gaza, porque estoy en el norte. Ni en la zona de mi equipo, ni donde yo vivo, cayó nada, ni hubo algún tipo de alarmas, pero como bien sabemos, Israel es un país muy chico. Estoy a 70 kilómetros del centro en Tel Aviv, que es donde están bombardeando prácticamente todo el día, desde hace tres o cuatro días”, explicó.
En ese sentido, agregó que mantiene contactos con compatriotas radicados en las localidades más afectadas. “Hay muchísimos argentinos en Tel Aviv, muchísimos en el sur, que son los más afectados, que ya llevan una o dos semanas sin poder dormir”, afirmó.
Los refugios
El basquetbolista describió que “en el norte, cada casa tiene su mamad, que es la habitación reforzada. Una vez que suenan las alarmas, nos vamos todos para ahí. En el sur, por alguna circunstancia, no en todas las casas tienen esto. Sí hay en muchos lugares públicos para resguardarse en caso de que suenen las alarmas. En los últimos tres días, estuvieron tirando un proyectil cada tres minutos, o sea que prácticamente las alarmas duraron todo el día en el sur”.
Sobre los refugios, sostuvo que es muy común que en el norte del país cada casa disponga de su mamad, pero en otros distritos hay edificios públicos preparados para que los ciudadanos se resguarden de las bombas.
En cuanto al sistema de alerta, indicó que “acá hay una aplicación que es como obligatoria, que te avisa todo el tiempo que está por caer algún proyectil. Podés configurarla sólo en tu ciudad, si querés saber en el norte, en el sur o en todo el país”.
Por otro lado, confió que el jueves por la noche en Haifa, ciudad donde está radicado, “se vivió cierto nerviosismo, porque se pensaba que podían llegar los proyectiles. Yo, particularmente, me pasé toda la noche pegado al Twitter, así que no dormí demasiado, pero estoy tranquilo”.
Solidaridad
En relación a los compatriotas, explicó que “el intendente de donde yo juego, Nasfat, hizo toda una publicidad para decir que cualquier residente del sur del país que quisiera pasar unos días, semanas, en el norte, era bienvenido”.
También expresó que “nosotros invitamos a otros argentinos de Tel Aviv si querían venir a estar unos días un poco más tranquilos” y resaltó que “en este momento, el país está completamente unido. Estamos todos pendientes del otro”.
Por otra parte, indicó que no eran habituales las peleas o conflictos religiosos en su zona y “está impactando mucho en la sociedad” y refirió que ese tipo de episodios “está pasando ahora”.
Conflictos religiosos
Al analizar la convivencia social y los conflictos que se han generado por temas religiosos, contó que “en Haifa, que es una ciudad mixta, donde musulmanes, judíos y cristianos convivieron siempre en paz, hace varios días que no está pasando esto, y donde están las comunidades árabes hay muchos problemas, se manifiestan en la calle, prenden fuego, rompen estructuras, cosas que antes no pasaban”.
En cuanto a las expectativas de que se resuelva el conflicto, consideró que “a nivel internacional se siente mucho el apoyo a Israel, que antes quizás no se sentía, por el hecho de que está muy viralizado todo lo que está pasando, la cantidad de proyectiles que se lanzaron, el tiempo que esperó Israel para responder”.
Informó que “Egipto se ofreció de mediador para tratar de parar el conflicto. La gente de Hamas no para de tirar hace 4 días, entonces no hay conflicto que se pueda terminar, porque si Hamas bajas las armas, el conflicto se termina; pero si Israel baja las armas, lo que se termina es Israel. Entonces, no puede dejar de defenderse”.
Pandemia superada
Con respecto a la pandemia, Facundo Grutzky manifestó que “la verdad, es que por ahí esto va a impactar un poco, pero acá el Covid, prácticamente hace un mes y medio, no es una preocupación para nadie”.
Confirmó que recibió la vacuna y para graficar la situación, aseveró que “no conozco a nadie que no esté vacunado hoy en día”.
Describió que en calle hay libertad y no es necesario usar tapaboca. “En los shoppings mucha gente tiene, pero mucha otra ya también dejó de usar”, dijo y remarcó que “sinceramente, el Covid está al margen, totalmente.
Sobre las actividades permitidas, refirió que “en mi caso, en el deporte, ya la gente va a la cancha, con distanciamiento, un poco menos de público, pero ya normalizados”.
Además, “los cantantes volvieron a hacer conciertos en estadios, en lugares cerrados. La gente está trabajando normal. Obviamente, sin contar lo que está pasando desde Gaza. Si bien en el norte la vida sigue completamente normal, en el centro y el sur ha cambiado un montón” a partir de la guerra.
“Todavía no sentí nada diferente en mi rutina”
Al hablar de sus sensaciones frente al conflicto, Facundo Grutzky siente, a la distancia, el acompañamiento de su familia y amigos, quienes le mandan muchos mensajes, como así también recibe muestras de apoyo de gente que no conoce.
“Particularmente no tengo miedo, ni tuve. Quizás es porque realmente todavía no sentí nada diferente en mi rutina. Más allá de algún cambio de ruta en algún partido, de decir ‘por esta ruta no pasen porque están tirando bombas molotov’”, confió.
Y en ese sentido, dijo que “trato de buscar la relación con Argentina. Por ahí para un tandilense es más terrible, pero cuántas veces alguien en Capital tuvo que hacer tres horas de más porque estaban cortando la 9 de Julio, o había un problema, o algo por el estilo. No es tan diferente”.
Al hablar de su presente, evaluó que “a nivel deportivo y con el equipo, estoy muy bien, muy contento. Los chicos me dieron una mano con el idioma. No es un idioma fácil. Estamos tratando. Yo enseño un poquito de español, ellos me enseñan un poquito del hebreo”.
Dijo que sus compañeros de equipo “están muy entusiasmados con mi rutina de gimnasio, que me la manda Nico Etchecoin. Así que yo les explico la rutina en hebreo y vamos aprendiendo palabras de deporte, de básquet, de gimnasios, y así vamos haciendo más simple la comunicación. Si nos ponemos a hablar de otras cosas, se me torna más difícil”.
En relación a la cultura y la gastronomía, difunde el mate, los alfajores y el asado. “La primera vez que me dieron un asado casi me infarto, porque la vaca estaba viva todavía. Entonces, estoy tratando de enseñar que no es el camino”, bromeó.
Sus compañías
Además, en Haifa, el tandilense disfruta de la compañía de su novia israelí, Bar Nirenfeld, que es actriz y bailarina, quien habla español a la perfección. Ella le brinda el apoyo necesario para hacerlo sentir como en casa.
Además, hace unos días, en avión y desde Tandil, llegó su perro Kobu, un Golden de 8 años que lo siguió siempre, a todos los lugares donde vivió por su carrera deportiva. Por eso, le agradeció a su mamá, que lo envió hasta Israel, donde tuvo la suerte de que una argentina le permitiera entrar al aeropuerto para reencontrarse con la mascota. “Es mi compañero de vida”, definió y celebró que enseguida el can se adaptó a la vida sobre la costa del Mar Mediterráneo.