Estuvo casi seis años prófugo y lo atraparon por un trámite en La Plata

El 14 de agosto de 2012 asaltó junto a otro delincuente un local de ropa ubicado en Angelelli y Guastavino de Gualeguaychú. Mantuvieron de rehenes a una mujer y sus dos pequeñas hijas y a una clienta. Robaron 5.000 pesos. Logró escapar de un allanamiento policial y desde entonces estaba prófugo de la Justicia.

Sebastián Pereyra, alias Tocino, de 31 años era buscado desde años por la Justicia de Gualeguaychú para llevarlo a juicio por un robo agravado cometido contra la propietaria del negocio de ropa Camila, ubicado en el barrio Quijano.

Pereyra fue detenido la semana pasada en La Plata cuando se presentó a un organismo estatal a realizar un trámite personal. El hombre brindó su nombre y apellido e inmediatamente se emitió un alerta por tratarse de una persona buscada.

La Policía Departamental designó una comisión policial que lo trasladó desde su lugar de alojamiento en la Comisaría 14 “Melchor Romero” hasta la Jefatura de Gualeguaychú, donde quedó detenido a la espera de una resolución por parte del Juzgado de Garantías. En las próximas horas se dictará una prisión preventiva para el acusado y se fijará para en un futuro inmediato someterlo a un juicio por lo sucedido.

Tocino, junto a un cómplice, fue señalado como el responsable de un asalto a mano armada a una comerciante a quien le llevaron 5.000 mil pesos que tenía guardados en una caja en su vivienda ubicada atrás.

El hecho ocurrió el 14 de agosto de 2012, poco después que la mujer abriera el comercio y en presencia de sus dos hijas, una bebé de 11 meses y otra de 4 años, además de una clienta que se encontraba probándose ropa.

Según indicó la comerciante a ElDía, los dos delincuentes ingresaron al local y comenzaron a mirar ropa y a probarse prendas, tapándose el rostro de manera disimulada. Esta situación le pareció sospechosa a la propietaria y decidió atenderlos antes que la mujer que estaba como clienta.

Fue en ese momento que uno de ellos sacó el arma que mantenía escondida y amenazó a las dos mujeres, en un claro estado de nerviosismo. “El otro tenía precintos”, manifestó la víctima, presumiendo que las iban a atar.

Luego de revisar la caja registradora y de contabilizar poco dinero, exigieron más y preguntaron quién estaba en el interior de la vivienda que la mujer tiene atrás del comercio. Fue en ese momento que la víctima comenzó a pedirles por favor que no las ataran porque tenía la bebé de 11 meses.

Los delincuentes llevaron a las dos mujeres y las dos menores a la habitación de la vivienda y “sin revisar ningún cajón, me sacaron la plata que tenía guardada en una pequeña caja bien escondida. Venían con el dato, no revolvieron nada”.

“Uno me decía que me iba a matar continuamente, estaba sacado, nos querían encerrar en el baño pero yo les pedía por favor que no lo hicieran”, comentó la mujer y destacó que en un momento pensó que utilizaban un arma de juguete, pero cuando atravesaron el patio, desde el comercio a la vivienda, “se les cayeron todas las balas del revolver”.

Sin dudas que fue una experiencia única para ella y traumática para su niña de 4 años que lloraba sin parar. Después de obtener el dinero, se llevaron la llave de la casa y las dejaron encerradas, pero no se fueron, estuvieron unos momentos más fuera del inmueble. Pretendieron ingresar nuevamente, pero para ese momento la mujer ya había trabado el ingreso desde adentro y por ello desestimaron su intento, “si volvían no se los que nos hubieran hecho”.