Su prioridad es producir alimentos suficientes para todos los habitantes, en especial para los más postergados.
El avance del coronavirus lo condiciona todo; no sólo la vida cotidiana de la mayoría de la población del mundo, sino también las expectativas de negocios. En Europa, por ejemplo, la Asociación Europea de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cema, según sus siglas en inglés) debió suspender la difusión de su encuesta mensual de perspectivas de evolución del sector, ya que los datos recolectados entre sus fabricantes entre el 3 y el 9 de marzo quedaron obsoletos “debido al desarrollo de los acontecimientos” sucedidos con la expansión del virus.
En un contexto dominado por la incertidumbre, y donde el aislamiento social aparece como la principal barrera para ponerle freno a la pandemia, hay actividades que deben dar certezas. Una de ellas es la producción de alimentos. Por eso, desde que se decretó la cuarentena su ritmo no ha cesado; todo lo contrario.
La prioridad que tiene la agroindustria es producir la cantidad de alimentos suficiente y hacer que estos lleguen en tiempo y forma a todos los habitantes, en especial a los más postergados.
En Córdoba, el consumo de carne vacuna creció durante los últimos días; según manifiestan desde la industria frigorífica, entre jueves y viernes pasado –víspera y primer día de la cuarentena obligatoria dispuesta por el Gobierno–, el volumen de venta de carne fue similar al que se registra en Navidad, el pico de mayor demanda en bocas minoristas.
Si bien los frigoríficos aseguran que el consumo comenzará a normalizarse en los próximos días, la provisión de carne de vacuna, de cerdo y de pollo está garantizada durante el período que dure el aislamiento.
La ciudad de Córdoba, por caso, cuenta con una estructura de provisión a través de una decena de establecimientos de faena tanto de bovinos como de cerdo, ubicados en un radio de 60 kilómetros, cuya capacidad de producción supera los requerimientos de la principal jurisdicción provincial. Lo mismo ocurre para el resto de la provincia.
La oferta de hacienda en los mercados también es normal. El miércoles, luego del doble feriado nacional, el ingreso al Mercado de Liniers fue de 11.323 cabezas, casi el doble que una semana atrás, cuando esa plaza concentradora reunió 6.446 bovinos. Desde el Gobierno nacional siguen de cerca la evolución del precio de la hacienda, que desde comienzos de marzo subió casi 20 por ciento. Es por ello que desde la Secretaría de Comercio Interior solicitaron que, en un gesto de solidaridad, consignatarios y abastecedores contengan los precios, al menos mientras dure la cuarentena.
A los puertos
Con el personal esencial para las tareas, la cosecha de soja y de maíz también se realiza en Córdoba en época de coronavirus.
Las labores avanzan en el sudeste de la provincia, en especial sobre los lotes más tempranos. Sin ronda de mates y con una sola persona en los turnos en las cosechadoras, la logística también incluye una tarea bajo un protocolo sanitario determinado para los camiones que trasladan los granos al puerto.
Más allá de algunos problemas puntuales en algunos municipios de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires donde se impedía el transporte con granos, desde las terminales portuarias aseguran que la actividad es normal y se espera un arribo de camiones habitual para esta época. Entre el miércoles y hoy está prevista una afluencia de 14.600 vehículos de carga en los puertos del Gran Rosario.
La maquinaria agrícola, tan esencial en tiempos de cosecha, quedó fuera de las actividades esenciales y sus fábricas deberían acatar el aislamiento.
Más allá de las gestiones realizadas ante la Secretaría de Industria de la Nación, las empresas del rubro sólo podrán atender situaciones excepcionales de servicios técnicos y de entrega de repuestos, pero sin ninguna actividad transaccional.
Con menos contacto personal, pero siempre codo a codo, los actores de la agroindustria no detienen su contribución. Alejandro Rollan.