Si pensamos que el problema humanitario es solo privado de Venezuela, es que no hemos aprendido nada de historia.

Por el Dr. Maximiliano VINACUR*
Resulta que el gobierno de Venezuela se hace llamar «Gobierno Nacional y Popular donde funciona la democracia». Es el mismo que cambió el nombre de la Republica con el agregado de «bolivariana» y se autoproclamó paradigma del socialismo del siglo XXI, que cicatrizaría las frustradas experiencias autoritarias del pasado. Triste y lastimosamente fue hundiendo al país en las ciénagas de una dictadura brutal, miserable y empobrecedora prolongando la dilatada agonía del desastre institucional, económico y social dejado por el extinto Hugo Chávez Frías y que seguramente espantaría hasta el mismísimo Simón Bolívar.

La realidad es que hoy Venezuela no es ni una república ni funciona la democracia, solo mantiene como mampostería la convocatoria a elecciones, a las que se infecta de fraude antes de que se realicen y de esta forma pretende ostentar legitimidad que no posee. Recordemos que la legitimidad no lo es solo de origen sino también de ejercicio.

La “Revolución Bolivariana” de la que tanto se rasgan las vestiduras propios y ajenos y que aun miles creen con ingenua esperanza enarboló banderas que solo flamearon en los discursos y en la abstracción y sus estertores actuales son consecuencia de la fase final del populismo, cuando éste se queda sin recursos. Al igual que la revolución cubana en quien se inspiran que arrasó esa paradisíaca isla y ensangrentó con aventuras guerrilleras disparatadas en América Latina, África y otros continentes derivando pronto en una dictadura unipersonal corrupta, asesina y estéril.

La gran expectativa que oportunamente generó el extinto Fidel Castro la degeneró en la creación de movimientos guerrilleros dictatoriales y retardatarios. La guerrilla inspirada en Cuba produjo destrozo, atraso y dictaduras. Los hermanos Castro que la condujeron pueden ostentar las chapas de tiranos seniles y obviamente multimillonarios.

En lo personal me cuesta entender que a este gobierno Venezolano corrupto, asesino, teñido de narcotráfico, con una ineptitud ostensible y un delirio escandaloso se lo sigue considerando “Democrático, progresista, nacionalista y popular” para algunos. Es difícil pensar que este país hermano pueda ver la luz si es conducido por un hombre que amén de su inactividad de respuesta encefálica, manifiesta “haber ido al futuro y ver que se saldrá adelante” o “hablar con el comandante Chávez a través de un pajarito” entre otros desatinos.

El pueblo de Venezuela tiene hambre y debe mendigar comida, medicamentos, atenciones primarias, no hay instituciones, el éxodo migratorio es alarmante, la recesión es peor que la ocurrida en la Gran Depresión Estadounidense, no hay respeto, no hay justicia, las protestas dejan decenas de muertos, pero el chavismo insiste en resistir mediante su odio al gran enemigo que encarna el imperialismo yanqui y las conspiraciones externas.

Ni EEUU ni China ni Rusia son ingenuos actores todos sabemos que tienen intereses, pero pareciera que ser enemigo de Estados Unidos condecora de inmediato con la credencial de revolucionario y víctima social. Estos populismos “a la bartola” como el de Chávez/Maduro se proclaman de izquierda pero llevan a cabo políticas obscenamente opuestas al progreso social y al desarrollo: persiguen y encarcelan a sus opositores, anulan la libertad de opinión, tiranizan a sus naciones, generan pobreza con finalidad de dependencia alimentaria estatal, la justicia es un clavel inerte, son hipócritas, falsos, destruyen las instituciones democráticas, cercenan la libertad de prensa, hacen propaganda, sumergen la población a la ignorancia, erosionan la democracia quiebran el orden jurídico y otras calamidades por el estilo. En cuba hubo personas condenadas a prisión por haber firmado un petitorio!!!.

Ahora creen torpemente por la simple razón de exhibir carteles que son “hijos de Bolívar” y integrantes de la revolución, quedan protegidos por el escudo de una excepcional impunidad en una “tenebrosa revolución” con ribetes de disparate. Estos regímenes de los “Revolucionarios con Rolex” odian las opiniones diversas y son una fácil trampa de almas errantes, oportunistas e ingenuas, que no son pocas, para buscar mostrarse como “la otra” revolución de la región, un armado retórico necesario que endulza los oídos pero resulta vano de contenido.

El país de Maduro es el de un desabastecimiento crítico de alimentos y medicinas muy superior al que acompañó a su mentor y una inflación que ronda 10 millones por ciento. Los serios vínculos con el narcotráfico de los altos mandos militares y dado sus dotes de futurólogo quizás ya se vieron en el banquillo de la Corte Internacional por la violación escandalosa de derechos humanos, enriquecimiento, drogas, corrupción y lo espera la fría celda que no solo hará purgar sus delitos sino quizás alivie su paranoia que al igual que Hitler y Stalin – salvando las distancias – sumergieron a un pueblo a la calamidad.

Las recetas de éstos regímenes como son el facilismo, la prebenda disfrazada de derecho, el asistencialismo con el “Carnet de Patria” sutiles formas de encadenar la sociedad, la entrega desordenada e impúdica de bienes obviamente que en muchas cosas logran que personas salgan de la marginalidad pero la finalidad es otra: Despertar un enfervorizado sentimiento de gratitud. En el populismo Venezolano lo productivo se tornó improductivo y cuando la ubre de PDVSA colapsó por la ineptitud gerencial se hundió económicamente el país. Recordemos las caminatas de Chávez por las calles de Caracas junto a ministros y diciendo en relación a una empresa al azar, “exprópiela”, gestualidad propia de un tirano, improvisaciones que hoy se pagan.

Venezuela está en la fase más crítica del populismo, la falta de recursos dirigida por una variopinta legión de improvisados indecentes, sumado a los rasgos paranoides presidenciales que el problema es externo, hacen que el “profeta Venezolano Nicolás Maduro”, que como todo rufián melancólico debe añorar las épocas en el valor del crudo anestesiaba la población, ha perdido el timón del país hace rato.

Hoy la sociedad Venezolana está gravemente enferma y a su cuidado no hay médicos, hay hechiceros y curanderos. Si pensamos que el problema humanitario es solo privado de Venezuela, es que no hemos aprendido nada de historia.