Una cuaresma muy diferente para los católicos, a partir del aislamiento obligatorio al que nos sometió la pandemia de coronavirus. Ese fue el tema central de la charla con el Padre Néstor Toler, párroco de Santos Justo y Pastor, en Colón.
La entrevista tuvo el condimento especial de concretarse minutos después de que fuese notificado desde Prefectura Colón del incumplimiento a la cuarentena en el que había incurrido durante el Viernes Santo.
-Imagino que desde la Iglesia no se vive como una casualidad que haya coincidido esta cuarentena con el período de cuaresma.
-A nosotros como parroquia nos sorprendió. Dos meses antes, Jesús nos marcaba que la Semana Santa y la Pascua iban a pasar por la familia. El Evangelio ya venía hablando de la casa, de los milagros en ella. Cuando los discípulos le preguntan: “Maestro, dónde quieres que te preparemos” y Él les dice: “En la casa de…” tal persona.
Benedicto dice que las primeras pascuas judías eran en casa y en familia, así que esto lo confirmó. La Iglesia tenía que volver al origen y no como lo estábamos celebrando siempre.
Cuando se prepara la cena pascual antes del Éxodo, dice que cada familia tenía que reunirse de acuerdo al número de comensales, buscar un cordero, matarlo y con eso marcar el dintel de la puerta porque Dios iba a pasar salvando a su pueblo, eso es Pascua. Así que para nosotros la Palabra fue la luz que iluminó cada acontecimiento.
Los medios de comunicación realmente han sido instrumento de una manera maravillosa. Todo este tiempo fue de mucha profundidad espiritual, de resignificar la Pascua, la vida y lo que fue esta pandemia, este virus.
-¿Qué nos quiere decir Dios a través de esta pandemia?
-Si mirás la cruz, es el misterio de la fragilidad humana. En la Pasión brota lo mejor y lo peor, encontramos a las mujeres que se ponen a llorar con Jesús, Simón de Cirene que le pone el hombro, el discípulo amado que se anima a permanecer. Aparecen los sentimientos más profundos desde lo humano, el miedo y la presencia de Dios que nos ayuda a vivir la Pasión con una certeza inquebrantable, que es quien está detrás de todo esto. De hecho Jesús le va a decir a Pilato “es que vos no tendrías ningún poder sobre mí…”. Ni la pandemia tendría poder sobre nosotros si no está en las manos del Padre.
-¿Y qué brotó en Colón a partir de esta pandemia?
-Por un lado, creo que se renovó la fe y la fe en familia. La cantidad de hombres que se engancharon en rezar en familia, que tal vez no venían a misa pero ahora pedían escucharla.
A mí me mantuvo activo, atento a lo que Jesús iba sorprendiéndonos cada día. Y lo más fuerte fue esto del viernes, salir con la cruz, que trajo un despelote total, pero es parte de lo que no entendés. Pero si lo crees, sabés que sucedió.
Hay una película muy linda que se llama “Resurrección”, es un juicio actual a los de aquella época, un centurión que hace un juicio a los testigos de la resurrección. Una abuelita que está ciega dice “yo lo vi”, porque en la fe lo experimentás, entonces el centurión la quiere hacer callar y ella dice “ya es tarde. La semilla ya está sembrada”.
¿Podés medir lo que pasó en el barrio San Francisco o en el Tiro el viernes? La gente que tal vez infringió la ley y estuvimos mal, lo reconocemos, pero que se conectó con la Pascua, la gente que lloraba. La semilla ya está derramada.
Creo que lo peor de esta pandemia no es estar encerrado; lo peor es qué te puede estar pasando adentro. La televisión y los medios, por un lado informan y ayudan, pero por el otro han creado pesimismo.
Ayer, cuando rezaba lo que pasó en Colón y que reconocimos que estuvo mal, salía la palabra ‘atrevido’. Aquí es como si Jesús nos invitaba a atrevernos. También hay que ser prudentes, porque no es hacer fuera de la ley. Pero en psicología ‘atrevido’ es un término clave, es salir de la costumbre, la comodidad, el equilibrio, abrirte a lo nuevo, encender. Eso es la Pascua. Los discípulos que estaban muertos de miedo ahora están encendidos, y brota la paz y la alegría.
Así que esto que me preguntabas al principio, para mí esto no es casual. Hasta el término cuarentena en plena cuaresma. Que aparezca la fuerza de la Pascua va a ser muy fuerte.
-Me parece que lo sucedió el Viernes Santo suena contradictorio con esta solidaridad que se pide, teniendo en cuenta lo que pueden desencadenar mis acciones en esta pandemia, donde quizá yo no me enferme o lo haga sin mayores consecuencias, pero puedo transmitir el virus a otro más susceptible. Desobedecer a las autoridades sanitarias en un momento como este, cuando también está involucrada mucha gente que no tiene fe cristiana, quizá es lo que peor estuvo. Ahora bien, siempre que los cristianos tenemos que encarar algo diferente o cuando revisamos lo que ya hicimos, nos preguntamos “¿Qué hubiese hecho Jesús en mi lugar?”. Sabemos que Jesús es un transgresor nato, alguien políticamente incorrecto. ¿Pensás que hubiese actuado de la misma forma?
-Sí. Sí, en este momento en que en Colón gracias a Dios no hay ningún caso, al menos que sepamos; obvio que nos estamos cuidando. El viernes era una cosa, si hubiese casos es otra; hay que juzgar en el contexto y en la situación. Porque además por lo que pedí permiso al intendente y al jefe de Policía era para hacer una procesión con Jesús, en ningún momento instigar, ni hacer marcha ni aglomerar. Se fue dando y a veces uno no mide lo que podría haber pasado.
-¿Hablaste con las autoridades?
-Sí, con el intendente y el jefe de Policía. Les pedí perdón. El jefe de Policía nos llamó porque algunas personas lo habían llamado, y enseguida cortamos para seguir con la procesión como veníamos. Eso pasó en el barrio San Francisco, donde la realidad social es otra y viven la cuarentena a su manera.
-¿El obispo está enterado de lo que ocurrió?
-Yo creo que a esta altura sí. Todavía no me llamó. Si tiene que retarme, me va a retar. Yo soy fiel a lo que voy orando pero también trato de ser prudente, enmendarme y pedir perdón. Me parece una actitud de madurez cristiana. Lo que está mal está mal, para mí y para quien sea.
-Retomando lo que hablábamos antes de todo lo que brotó a partir del coronavirus, la contracara de la solidaridad es la casa de brujas que se vio en algunos casos, no solo aquí en Colón. Intentar saber quién es el infectado y escracharlo, poner en tela de juicio su comportamiento y en algunas ciudades, como hemos visto, vecinos que discriminan a los agentes sanitarios por miedo al contagio. Una falta de empatía tremenda con el hermano enfermo o con quienes nos están cuidando.
-Aflora lo más humano, lo básico. El miedo uno lo tiene y lo va controlando en la medida que puede. Creo que los medios de comunicación nos han ayudado, pero también está el peligro de la psicosis. Hay momentos que termina siendo como una obsesión, quiero enterarme quien es en lugar de ocuparme de lo que a mí me corresponde, lo que habla muy mal de cómo está mi corazón. Lo veo en esto que pasó el viernes, hay gente que quiere que ya esté preso. En la actitud hacia afuera, cómo juzgo, cómo miro, aflora lo que hay en mi interior. La miseria humana es la peor pandemia.
-¿Cómo está funcionando la Red Comunitaria de Ayuda que se conformó entre el municipio y algunas instituciones?
-Para nosotros fue importante, porque en las inundaciones nos reunimos dos o tres y el resto se sumó colaborando. Creo que fue un paso del gobierno municipal el convocarnos, hacernos partícipes y cuidando mucho el protocolo, viendo quién asumía la cuenta bancaria para que la plata no la maneje el municipio por la desconfianza. Nos pidieron a la parroquia y hay un grupo que lo está manejando con mucho cuidado y transparencia.
-Sabés que esto también generó ruido.
-Totalmente.
-¿No se podría haber elegido alguna institución que no pertenezca a ningún partido político ni religión?
-Creo que siempre se está buscando el motivo para… La revolución de Jesús es justamente eso. En la misa del Miércoles Santo, Jesús dice “uno de ustedes me va a entregar” y todos se preguntan. Leía y decía “¿Qué le pasó a Judas?”, para no juzgarlo “¿Era simplemente porque necesitaba las 30 monedas o antes ya le había pasado algo?” Y un psicólogo dijo, “en realidad Judas ya había perdido la confianza en Jesús”, o sea Jesús ya no era el proyecto que él tenía. La desconfianza es el paso previo a la traición.
Acá pasa eso ¿Cuál es el drama? No son las instituciones sino la desconfianza que tenemos todos. Uno va madurando y yo sé que es parte de esto que te peguen. San Pablo decía en la comunidad que hay gente que vive sin hacer nada y metiéndose en todo. Vamos a las sedes barriales y el voluntariado entregó esta semana más de mil viandas, la gente está contenta ¿Puedo estar todavía criticando? ¿Participé? ¿O soy Judas?
Cuesta mucho abrirse al Evangelio, dejarse amar ¿Vivo desde el ego o desde el amor?
-Pensando en la posibilidad de contagio, ¿cómo hacemos los cristianos para que la confianza en que Dios nos va a proteger no sea la antesala a la soberbia, a creerme todopoderoso, omnipotente? Porque por supuesto que nadie está exento de enfermarse.
-Por supuesto. Se trabaja el espiritualismo desencarnado. Justamente hay un respeto por el bien común, los cristianos debiéramos ser los primeros en disciplinarnos. Hay que cuidar mucho de no caer en fanatismo.
En esta pandemia acá en la parroquia trabajamos en reencontrarnos para tener tiempo y charlar las cosas. Esto que debiera pasar en las familias, una espiritualidad que te hace recuperar la delicadeza en el trato, más tiempo de charla, una buena lectura. Yo hacía años que no miraba una película y estos días miré a Juan XXIII, un revolucionario con una gran bondad.
-Haber, tomando esto: una película y un libro que recomiendes para este tiempo. Pero no pensando en quien asiste a misa periódicamente, sino al común de la gente.
-La película más linda que yo diría hoy es “La cabaña”; les diría que por favor la miren y la reflexionen en familia. No es una película católica, pero tiene una lectura profundísima de la existencia, toca los temas medulares. Muy linda la trama y muy bien lograda.
Y libro, me apasiona “El regreso del hijo pródigo”, de Nouwen. Hace una experiencia con un cuadro de lo que es la misericordia.
-Para cerrar, un mensaje de Pascua.
-Cuando el Papa vino a Chile dijo “vivir la resurrección no fue fácil”. “Hombres duros de entendimiento”. .. Pedí la gracia del resucitado, andá con María Magdalena al sepulcro y quedate hasta que se te aparezca el resucitado, ella ni lo reconocía. Si llega a conectar tu corazón, va a ser un antes y un después para toda la vida.
Jesús les dijo “no teman” y esa alegría debe ser humilde, no eufórica. Pedimos que este tiempo sea para el gran encuentro con Él, que nos vuelva a encender con la Pascua y con esta fuerza podamos mantener encendida la esperanza frente a esta pandemia.
Los bendiga Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén. Felices Pascuas. Fuente: El Entre Ríos