El mercado de trigo argentino, que se mostró notablemente dinámico en las últimas semanas, está a un paso de ser intervenido por el gobierno nacional.
A la fecha los exportadores argentinos registraron Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) de trigo 2020/21 por 8,91 millones de toneladas sobre un saldo exportable de 10,0 millones, según proyecciones oficiales del Ministerio de Agricultura de la Nación.
La fallida intención del gobierno nacional para intervenir las exportaciones de maíz 2019/20 generó una “fiebre” vendedora tanto de maíz como de trigo 2020/21 ante la creciente incertidumbre generada por el avance del ala kirchnerista dentro de la coalición gobernante liderada por Alberto Fernández.
Tal “fiebre”, lejos de ser aquietada por el gobierno, fue recibida con beneplácito por parte del equipo económico, dado que, gracias a la “magia” de las “retenciones anticipadas”, se adelantaron a dos manos ingresos en concepto de derechos de exportación.
Pero ahora, en el caso del trigo, ya se comprometió prácticamente el 90% de la oferta exportable proyectada cuando faltan más de nueve meses para el ingreso de la próxima cosecha del cereal. Y en tal escenario ya se activaron las “alarmas naranjas” en las oficinas de la Secretaría de Comercio Interior.
El gobierno no puede subir el derecho de exportación sobre el trigo por una alícuota superior al 15%, al menos hasta el próximo 31 de diciembre, dado que así lo dispone la Ley de Solidaridad y Reactivación Productiva (Nº 27.541).
Puede sí subir el valor FOB oficial del trigo, a partir del cual se determina el derecho de exportación por abonar al momento de registrar una DJVE, para así intentar evitar nuevas declaraciones. En ese sentido, el pasado viernes 22 de enero Argentina tuvo –por un día– el trigo más caro del mundo.
Pero lo más probable es que se instrumente la misma receta que la utilizada el año pasado, la cual consistió en una intervención encubierta por medio de la promoción de un “acuerdo” de buena voluntad entre exportadores y molineros, además del cierre de facto –no oficializado– del registro de operaciones de comercio exterior.
En cualquier caso, los valores presentes en el mercado luego de la intervención no serán los mismos que el período anterior. Y el mercado de futuros agrícolas argentino ya comenzó a adelantarse a ese escenario.