El entrerriano que lucha contra la diabetes y fue recibido por Macri

Tiene 24 años, es entrerriano y se recibió de ingeniero biomédico en la Universidad Nacional de Córdoba. Creó una plantilla inteligente sensorizada para evitar amputaciones en pacientes diabéticos. Fue recibido por el Presidente.

Facundo Noya tenía 22 años cuando, en febrero de 2016, acompañaba a su padre que estaba internado en un hospital de Concordia. En la cama contigua había una paciente diabética que se había clavado una chinche en el pie y se le había infectado. En tan sólo una semana, a esa mujer le amputaron la pierna.
Para Facundo, quien por entonces estudiaba Ingeniería Biomédica en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) la situación fue “chocante”. Entonces se puso a investigar y supo que los pacientes con diabetes pierden la sensibilidad en las extremidades y, si se lastiman, no se recuperan. Por lo tanto, la amputación suele ser la única solución a una infección mayor.
Así, Facundo creó Ebers, una plantilla inteligente que está siendo probada en Córdoba y Buenos Aires, y por la que ya ganó tres premios, aquí y en el exterior, por aproximadamente 400 mil pesos, indica Diario Popular.
Noya es de San José de Feliciano, Entre Ríos. La plantilla fue su tesis de grado, junto a un compañero llamado Nicolás Guglielmone, pero luego sólo él continuó con el proyecto.
“Las personas con diabetes pierden la sensibilidad en los pies y, al romperse los vasos sanguíneos, no les llegan nutrientes, entonces, si se lastiman, no se recuperan y, para evitar una úlcera, los médicos amputan. La única forma de prevenir la lesión es con lo que hace la plantilla que tiene sensores de presión, temperatura y humedad. Mantiene el microclima del pie y detecta si hay piedras o algún objeto extraño. La plantilla se ve normal, pero tiene sensores que envían datos al celular”, detalló Facundo.

En el mercado existen plantillas sensorizadas. Suelen ser muy sofisticadas y sirven para la realización de estudios en un lugar específico, sin analizar la marcha constante del paciente. Y el costo es altísimo: entre US$10.000 y 15.000, mientras que las Ebers están hechas con materiales nacionales, lo que reduciría significativamente el valor de las mismas.
De acuerdo con esto, en 2017, Noya estuvo en busca de financiamiento y le fue bastante bien. En agosto, ganó el concurso Emprende ConCiencia, una iniciativa organizada por el Ministerio de Producción y la Fundación Invap. Pasó dos semanas en Bariloche acelerando el proyecto con técnicos y, en cuestiones de negocio, con la Academia Argentina Emprende.

Luego, en diciembre, ganó US$10.000 en la categoría Innovación del concurso Masterpiece, organizado por la empresa Livingtalent, en Dubai. Por último, cerró el año con otro triunfo en Potencia Sueños de la ciudad de Buenos Aires, en donde se hizo acreedor de $200.000 de fondo semilla.
Con dos prototipos a cuestas se encuentra diseñando el tercero que estaría validado a mediados de 2018 por pacientes del Hospital Rawson y Misericordia, de Córdoba, y la Clínica Santa Catalina, de Buenos Aires.
Además de este feedback, Noya trabaja con Juan José Ortiz y Bernardo Villegas de la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN) para fabricar los sensores, con la incubadora Drimcom por el software y con un ingeniero electrónico para mejorar la electrónica. Más allá de los premios, también aplicaron al Fondo Semilla del Ministerio de Producción, que da préstamos de honor por 250 mil pesos y a un pre-semilla de la FAN y apuntan a acelerar el proyecto en Singularity University.