El “dólar soja” golpea a los productores porcinos con aumentos superiores al 10%

El sector porcino de Entre Ríos advierte que la medida provocó fuertes incrementos en los costos de la alimentación de los cerdos. Señalan que el aumento es absorbido por los productores y reduce drásticamente los márgenes de rentabilidad. Nahuel Amore

A dos semanas de la instrumentación del “dólar soja” a 200 pesos para incentivar las liquidaciones de las empresas exportadoras, se agravó la estructura de costos de diversas actividades productivas en el país que demandan la oleaginosa y sus derivados. Tal es el caso del sector porcino que, al igual que avícolas, extrusores, alimentos balanceados, entre otros, afrontan importantes aumentos de este y otros insumos vinculados.

“Es una medida que nos tomó a todos por sorpresa, ya que no somos el único sector que utiliza la soja para su producción. A las granjas nos hizo subir los costos entre un 10 y un 20%, dependiendo si se trata de harina o expeller de soja. La harina pasó de unos 340 dólares a unos 440 o 470 dólares. Es un costo que directamente lo asume el productor porque el precio del capón se sigue manteniendo”, alertó Sebastián Bouzada, presidente de la Cámara de Productores Porcinos de Entre Ríos (Capper).

Del mismo modo, Alejandro Di Palma, titular de Bioder SA, consideró que “la medida impactó sobre la matriz de costos”. “En el caso de la porcicultura, la necesaria inclusión de proteínas en las dietas -harina de soja- implica un aumento del costo de producción por encima del 10%”, señaló..

A su turno, Pilar Pitón, de vicepresidenta de Capper y socia de la empresa Los Tres Palos, señaló: “Sufrimos una gran suba no sólo en los derivados de la soja sino también en las premezclas. Las empresas que nos proveen harina de soja nos dicen que ellos se rigen por la suba de la pizarra que arrojó el mercado, y que no van a corregir precio; van a dejar que el mercado marque el valor”.

En ese sentido, la joven productora de Gualeguay alertó que en su establecimiento el impacto fue mayor. “Estamos pagando un sobreprecio de 133 dólares la tonelada. En nuestro caso representó un aumento en un componente muy importante del costo en un 38%, lo que nos pega muy fuerte ya que el precio del cerdo no acompaña esta suba y los márgenes del sector están muy por debajo de este porcentaje”.

Aumentos

Según advierten los actores de las distintas cadenas, el “dólar soja” generó diversas distorsiones que redundan en mayores costos e incógnitas a la hora de producir. Al respecto, Bouzada planteó que hay incertidumbre en cuanto a la provisión de maíz, debido a ciertas maniobras especulativas de quienes cuentan con este insumo, a la espera de algún incentivo en el precio por parte del Gobierno.

Sobre este punto, Di Palma se explayó: “Este ‘dólar soja’ viene en combo con una aceleración del ‘crawling peg’ -aceleración de la devaluación diaria- por encima del 5,7%, para reducir la brecha entre el dólar oficial y los dólares ‘libres’. Pero hay que señalar que este ataque en pinzas tiene por el lado del aumento del dólar oficial, una contraindicación ya que esto impacta sobre el maíz y varios de los insumos que componen nuestra matriz de costos, resultando en una indiscutible presión inflacionaria”.

Asimismo, Pitón remarcó el incremento en las premezclas y agregó: “Los arrendamientos a nosotros que no tenemos calzado con soja nos pegó fuerte ya que el cultivo que estamos haciendo no paga la suba que tuvo la soja”. Por ello, consideró que se trata de “un acontecimiento histórico en lo que hace a suba del costo; nunca tuvimos un aumento tan repentino y fuerte en un componente tan importante del costo de producción”.

Incertidumbre

La pregunta que se hacen, además, es qué pasará el día después. “El miedo no es sólo de que se extienda la medida. El problema es que supuestamente va a durar 25 días, pero la duda es si el día 26 todos los precios se van a retrotraer a los niveles previos. En Argentina cuando pasan estas cosas, nunca bajan al 100% como deberían haberlo hecho”, se anticipó el presidente de Capper.

Sobre este punto, Di Palma coincidió: “Para conocer el verdadero impacto de esta medida será necesario esperar a octubre para evaluar la disposición y el volumen, de una oferta que debería volver a valores de agosto, 36% inferiores, un desafío sin antecedentes históricos”.

En la cadena del cerdo, asimismo, ponen el foco en la caída de los márgenes de rentabilidad ya que el precio de venta de los cerdos no se modifica y viene atrasado en relación a la aceleración inflacionaria. “Esto no provocó un aumento del capón vivo, sino que el precio sigue siendo el mismo al que estaba antes de la medida. Esto hizo que la rentabilidad del negocio se vea afectada y se vea comprometida por derivar en números que hacen a la producción complicada”, cuestionó Bouzada. Fuente: Dos Florines.