En estos días del mes de octubre se cumplieron 44 años del accidente de José Luis Gallo en una prueba de la Fórmula Entrerriana en el Salvia que le costó la vida al piloto oriundo de Arroyo Barú, con familiares en la ciudad de San Salvador.
En esta nota recordamos en detalle ese día que provocó una gran conmoción en el ambiente automovilístico todo, por lo que significaba el “Negro” Gallo para la categoría.
El 2 de octubre de 1977, fue un día primaveral en el circuito sanjosecino Salvia S.A. Una multitud se dio cita en aquella tarde para presenciar la 16ª fecha del calendario de la UVE. Sin embargo, lo que debió ser un nuevo gran encuentro deportivo como los que acostumbraba a brindar la Fórmula Entrerriana, se transformó en una tragedia.
Cuando se disputaba la segunda serie del programa, en su novena vuelta de una prueba pactada a diez, se produjo el trágico acontecimiento que le costó la vida al volante de Arroyo Barú, José Luis Gallo.
La reconocida revista Parabrisas Corsa, decía sobre el hecho: “… y fue en el noveno giro donde ocurrió el desgraciado accidente. Sucedió cuando José Luis Gallo intentó pasar a Ferreyra y perdió el control de su vehículo, volcando. Dio varias vueltas sobre si mismo cayendo, en una de ellas, sobre el infortunado volante”.
Según lo registra la Unión de Volantes en el libro de Actas del día 4 de octubre, al referirse al lugar donde ocurrieron los hechos que convulsionaron la tarde, señalaba, “Tumbo de la Nº 33 de Aladio durante la segunda serie al final de la recta principal sin consecuencias personales y el desgraciado accidente del piloto de la máquina Nº 68 José Luis Gallo quien también tumbó en la misma curva perdiendo la vida en dicho accidente”.
El cronista del diario La Calle de Concepción del Uruguay, sensiblemente emocionado por lo ocurrido, realizó el siguiente comentario trasuntando el hondo pesar que la noticia produjo en su ánimo, pidiéndole disculpas al ganador de la competencia, por no encontrar palabras justas para reflejar el éxito de su merecida victoria.
“Y las disculpas caben amigo lector, porque este comentario debió haber sido para el hombre de la 21, pero no pudo ser.
No pudo ser porque la salsa se quemó, dejándonos el gusto amargo de la terrible impresión con que nos fuimos del Salvia. En la novena vuelta de la segunda serie, a la altura de la chicana, dejó la vida el “Negro” Gallo
El golpe de la noticia provocó diversas reacciones. Desde el colega que comenzó a buscar a viva voz algún absurdo culpable, para poder desahogarse, hasta quienes agachamos la cabeza para lamentar con una pequeña y humilde plegaria la pérdida irremediable.
Muchos juicios, voces, idas y venidas, que no demostraban más que el nerviosismo existente, siguieron al lamentable episodio.
Luego apuntaba el testigo: “Había pilotos que no querían correr, en tanto que otros pensaban que el mejor homenaje consistía en finalizar la fecha. Hubo una reunión de volantes que ratificó la decisión de la UVE, con la demoledora filosofía que esbozó “Cacho” Mantegazza: “En este circuito se cayó un trapecista; pero por el público, la función debe continuar…”. Así el propio criterio de los propios protagonistas de los compañeros del “Negro”, sirvió para complementar una jornada que anímicamente deseábamos finalizara, porque de ninguna manera hubiéramos querido vivir nuevamente un día tan aciago como ese 2 de octubre. Aunque sea una prolongación temporal. La Fórmula Entrerriana no es todavía tal vez afortunadamente, una categoría acabadamente profesional. Son muchos y diversos los vínculos que unen a los protagonistas entre sí y de allí que sean comprensibles todas las actitudes. Tanto de quienes no querían correr, como la del que sumido porque no, en un profundo dolor, quería terminar la jornada. Nosotros lo entendimos así”.
Continuando con su reflexión manifestaba el cronista: “Porque, de todas maneras, la 68 nunca volvería a completar el noveno giro. Porque el que tuviera la tremenda virtud de cosechar con su amable y campechana sonrisa el corazón de todos los que tuvimos la fortuna de conocerlo, no volvería a su habitáculo. Porque quien se granjeara la mano amiga, el gesto agradecido ya no está con nosotros. Porque una trágica ironía del destino esperó, allí, en la chicana a uno de los pioneros de la actual categoría. Porque el “Negro” Gallo ya no estará jamás entre nosotros”.
Por su parte el diario colonense “El Entre Ríos”, señalaba en su edición del 4 de octubre: “Por supuesto existen varias versiones distintas respecto al fatal accidente sufrido el domingo en el Salvia por José Luis Gallo, piloto de nuestro departamento y que conmocionó a todo el autódromo y al público en general.
Lo concreto es que Gallo, entre varias máquinas al cumplirse la segunda serie, yendo por adentro y mordiendo los cordones, tomó uno de estos y al levantarse la máquina fue a volcar sobre la pista, despidiendo al piloto que aparentemente no había estado sujeto al cinturón de seguridad o este se había desprendido por la fatalidad, la máquina cayó sobre Gallo, ocasionándole lesiones internas de tal magnitud que determinaron el fallecimiento, socorrido prestamente y trasladando sin demora al sanatorio de nuestra ciudad, había dejado de existir cuando llegó al establecimiento”.
Roberto Chamillard, para ese momento ex piloto de la Fórmula Entrerriana se encontraba en la parte alta del circuito de la chicana, viendo perfectamente la entrada de los autos y dice: “Gallo venía solo cuando entró a la chicana, el auto se va sobre el perimetral y agarra una de las gomas del circuito y se levanta, cuando esto ocurre cae José Luis, que evidentemente no estaba atado y veo que la goma trasera derecha lo golpea fuertemente y luego todo el auto se precipitó sobre su cuerpo, fue algo terrible. Recuerdo que mi esposa que estaba en el último mes de su embarazo se impresionó enormemente y debí retirarla del lugar”.
El reconocido periodista y relator de LT 26, Radio Nuevo Mundo de Colón, Pedro Eduardo González, nos contaba que a diferencia del accidente de Riera, este no pudo verlo, y que mientras relataba preguntó a sus asistentes sobre el “paradero” de José Luis Gallo, quien no había completado la vuelta perdiendo su ubicación en la serie. Uno de ellos desde otro puesto de control le había respondido que, Gallo había sufrido un accidente y que lo llevaban en ambulancia.
Recuerda González que por entonces dentro del equipo radial, habían establecido para estos casos una especie de palabras en clave, a fin de comunicarse y evitar sacar al aire una información errónea. Esto era: a) Prioridad 10, significaba que todo estaba bien; b) Prioridad 5, que en asunto revestía gravedad y 0) Que el paciente había fallecido.
Fue así, que pasados diez o quince minutos, Pedro González se puso en contacto con Estudios, preguntando sobre el estado del piloto de Arroyo Barú. Le contestaron entonces que había entrado al Hospital “San Benjamín” y que la Prioridad era “0”.
Debo reconocer –nos dice- que en ese momento me abataté, es como si de golpe me hubiera olvidado de todo y repregunté conmocionado ¿Y qué es eso? Del otro lado de la línea me contestaron, José Luis Gallo ha fallecido.
“La noticia salió al aire y yo me puse a llorar, estaba con nosotros visitándonos Martín Bustamente, quien al verme en ese estado tomó el micrófono y continuo con el relato mientras me recuperaba de semejante mazazo al corazón”.
Pedro Eduardo González, al igual que muchos otros colegas sintió el impacto de la infausta noticia que embargo de dolor e impotencia a todos los que de una manera o de otra constituían el andamiaje de la Fórmula Entrerriana. Lo cierto es, que la fatalidad se llevó la vida de otro piloto de la categoría. Un hombre sencillo, querible, buen deportistas, que con su entusiasmo y pasión por los “fierros” fue de los que, a principios de la década, apuntaló el proceso revolucionario que catapultó a la Fórmula a los primeros planos del automovilismo nacional.
Por todo ello, el nombre de José Luis Gallo estará por siempre asociado a la mejor historia del deporte motor en la Provincia de Entre Ríos. Fuente: libro de la Fórmula Entrerriana Volumen 1.