La 34° edición del Triatlón Internacional que se desarrollará los días 19, 20 y 21 de enero, contará, con segundo año consecutivo, con la participación de el sacerdote Emmanuel Tropini, que además porta una historia muy particular.
Se trata de Emmanuel Tropini, oriundo de Viale, ordenado cura en 2014, y desde 2015 destinado a La Paz. Compitió por primera vez en enero de 2017; y esta de 2018 será su segunda intervención en el Triatlón de La Paz.
Primero nadará, después se subirá a una bicicleta y al final competirá en un carrera para tratar de llegar primero a la meta final.
Cuando lo ordenó cura el arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, en una ceremonia que tuvo lugar en la Iglesia Catedral de Paraná, el 15 de marzo de 2014, le dijo:
“Querido Emmanuel: ser sacerdote es algo tan sublime que compromete toda tu vida. No se puede ser sacerdote par-time. Serás sacerdote para siempre. El que te ha llamado no se arrepentirá nunca de haberlo hecho y te asistirá con su gracia, no tengas miedo. “Los dones y la llamada de Dios son irrevocables” (Rm 11,29).
“Que tu corazón sea para el Señor, no se lo des a cualquiera. Ama a todos y no te quedes con nadie. Sé austero y aspira, continuamente, a ser pobre como Cristo pobre. Teniendo lo necesario para vivir, evitarás muchas tentaciones de frivolidad, de estilo de vida, de gastos superfluos. Que tu austeridad y tu humildad te haga sencillo y accesible a todos”.
No le dijo que no podía ser atleta, ni que no podía competir en un triatlón. De modo que el cura Tropini se calzará los cortos y será uno más de los atletas que competirán este mes en el Triatlón Internacional de La Paz.
Un modo de conectarse con una ciudad que, cuando llegó, vio su nombre salpicado por la crónica policial. Tropini llegó a La Paz el 6 abril de 2015 como vicario de la Parroquia Nuestra Señora de La Paz. Su primer destino como sacerdote. Allí, en La Paz, protagonizó en septiembre de 2015 un accidente mortal que ocurrió en el barrio Milagrosa Sur de La Paz, a la siesta.
El cura Tropini, junto al entonces diácono y hoy sacerdote Darío González, iban manejando una camioneta Nissan en dirección norte-sur cuando, al intentar cruzar un puente badén, se encontraron con una familia que venía a bordo de una moto en dirección este-oeste.
La camioneta Nissan habría girado bruscamente en U –hay versiones que indicarían que uno de los sacerdotes estaría aprendiendo a manejar—y se produjo la colisión, que terminó con la familia que se conducía en la moto al fondo de un zanjón.
Leticia y José Ieno iban junto a su pequeña hija Sol, de apenas tres años. La pareja sufrió heridas leves, pero la pequeña no pudo soportar las graves heridas que sufrió, y falleció a la semana, en el Hospital Materno Infantil San Roque, en Paraná, adonde había sido derivada.
La moto en la que viajaban los tres cayó varios metros abajo, al fondo de un arroyo.
Cuando Darío González se ordenó sacerdote y ofició su primera misa en La Paz, a mediados de 2016, un grupo de personas fue hasta el templo y lo escrachó.
Más de dos años después, las heridas parecen haber cicatrizado, y el otro cura que participó de aquel accidente fatal, Emmanuel Tropini, competirá, por segunda año consecutivo, en el triatlón de la ciudad de La Paz. Fuente: Entre Ríos Ahora